Nos encontramos ya en la anteúltima etapa de este largo camino que discurre por la costa atlántica, y que atraviesa por todo tipo de terreno, paisajes y formaciones geológicas, formando un mosaico de contrastes como si de un puzzle se tratase, puzzle que se configura con las numerosas fotografías que en cada uno de los tramos del camino hemos sacado.
El Rincón del Trotamundos. José Luis Pina
Desde Cuño, comenzamos el ascenso a los 264 metros del Monte Pedrouzo (2 kilómetros de ascensión con una pendiente media del 13%). Al llegar arriba y después de un pequeño descanso para disfrutar del paisaje, iniciamos el descenso por la Ribeira de Viseo hasta situarnos en la Playa de Moreira, descenso que también es muy acentuado, con un suelo irregular y pendiente media en algunos tramos que alcanza el 25%.

Una vez en la playa de
Moreira, el camino se suaviza en esta segunda parte. Desde Moreira, una pista
de tierra nos acerca
a Touriñan, donde llegaremos por la parte derecha al Faro de Touriñan, punto
más occidental del Camiño dos Faros y de la España peninsular. En este punto de
la costa gallega, durante muchos días al año, concretamente 365, se pone el
último sol de Europa y a veces lo hace con todo su esplendor y en otros casos
en medio de las grandes tempestades que azotan esta costa procedente del
Atlántico.

El faro original no
estaba previsto inicialmente, pero debido a los numerosos naufragios acaecidos
en esta parte de la costa a finales del siglo XIX, se inauguró en 1898,
aprovechando la óptica del viejo faro de Vilán, situado a 50 metros sobre el
nivel del mar y con una altura de 8 metros. En 1918 se cambió la lámpara de
parafina por una de vapor de petróleo a presión, aumentando el alcance de sus destellos
hasta las 20 millas náuticas.

El faro nuevo, construido
en 1981, es una torre de hormigón de 11 metros de altura con una luz que
alcanza las 23 millas, emitiendo 1 y 2 destellos cada 15 segundos lo que hace
de este faro uno de los más importantes de los situados en esta costa. En la
última parte de la etapa pasaremos por la Insua do Castelo y el Coído de
Touriñan para llegar al mirador. Allí parte una carretera que nos acercará,
pasando por la aldea de Talón, a la Playa de Nemiña.

Esta es la etapa que menos nos ha gustado, ya que, casi toda ella, discurre por grandes explanadas de campos de labor, pocos acantilados y muchos tramos de carreteras asfaltadas. Si este tramo del camino se hace en invierno, primavera o otoño, puede que el camino sea más atractivo ya que los paisajes rurales por los que atraviesa el sendero sean menos monótonos y tengan mayores contrastes que durante el verano.



