El Rincón del Trotamundos. Manuel Lopez Gonzalez. 14/6/2013
En mayo hicimos un viaje por Portugal y de regreso nos adentramos en tierras de el Alentejo, visitamos la histórica ciudad Évora, Monsaraz (muy recomendable) y dormimos en Jerez de los Caballeros ya en Extremadura. El martes, día de regreso, nos dimos una vuelta por este bonito pueblo pacense y tras comer en Olivenza (también muy recomendable su casco histórico y una visita a su castillo, con un sorprendente museo etnológico de propina) regresamos atravesando los campos de dehesas de Extremadura.
Evora en Portugal, como Mérida en España, son dos ciudades que tienen su origen en la época de la colonización romana de la Península Ibérica. De esta época datan muchos de los monumentos que conserva la ciudad, así como los restos arqueológicos hallados durante las excavaciones realizados en el casco histórico y en sus alrededores. Evora ostenta el privilegio de ser una de las ciudades históricas más importante del este de Portugal además de ser la capital del alto Alentejo, declarada por la UNESCO patrimonio de la humanidad por sus más de trescientos monumentos.
Evora es un punto obligado de parada para el viajero que recorre el interior del Alentejo portugués, una de las regiones más aisladas y desconocidas de Portugal, y tambien lo es para aquellos viajeros que procedentes de España, se adentran en territorio de Portugal por Extremadura. Al conocer Évora, resulta completamente inexplicable que sea una de las ciudades menos conocidas de esta parte de la península ya que su riqueza monumental es más que evidente.
Ciudad que a través de su historia ha conservado el testigo de cada una de las civilizaciones que la habitaron en el pasado, hoy acumula un patrimonio histórico de primer orden. Tres murallas guardan las plazas y estrechas callejuelas de Evora. Ciudad de sabor romano y musulmán, de aire colonizador, que ni el tiempo ni la especulación han podido arrebatar. Por ello, esta ciudad es un lugar obligado para todo aquel viajero que quiere conocer la historia y la esencia de Portugal.
Evora es considerada una ciudad museo, cuyas raíces se remontan 2000 años atrás. Fue tambien la residencia durante mucho tiempo de los reyes de Portugal. Su belleza inigualable se aprecia en sus casas blancas decoradas con encendidos colores, azulejos que adornan las fachadas y el interior de las viviendas y palacios y balconadas de hierro del siglo XVI .
Calles y plazas donde se respira un aire provinciano, que evoca tiempos pasados y el trasiego de una economía muy ligada al entorno rural en el que se halla enclavada esta ciudad alentejana. Los singulares monumentos que atesora Evora, tuvieron una profunda influencia en el desarrollo de la arquitectura portuguesa de Brasil durante la colonización de Sudamérica, influencia que persiste siglos después de la descolonización.
El monumento más emblemático de Evora, es el templo de Diana, una contusión romana del siglo I a.c que se conserva en muy buen estado. El templo se halla situado en la colina más elevada de la ciudad antigua rodeado por jardines y restos arqueológicos. Se aconseja aprovechar los atardeceres para contemplar este bellísimo templo, en esos instantes el sol alcanza un tono rojizo y es el momento en el que el viajero se puede imaginar la Antigua Roma disfrutando de esa maravilla que los hombres crearon para agasajar a los emperadores. Sin duda, es el monumento más admirado de Evora y el más fotografiado.
Además del templo de Diana, Évora conserva otros monumentos de gran interés histórico y artístico que atestiguan el paso por esta ciudad de otros pueblos. Es el caso del espectacular acueducto romano que se conoce como el acueducto da agua da Prata. La Universidad de Évora es la segunda más antigua de Portugal tras la de Coimbra. Las termas romanes de Évora, el jardín público de la ciudad posee unas hermosas vistas de la ciudad que el viajero no debe perderse.
La Catedral de Evora se encuentra en lo alto del casco histórico, y las dos torres que flanquean la puerta principal del tempo, se ven desde varios puntos de la ciudad. Fue construida a finales del siglo XII, en estilo románico sobre una antigua mezquita existente en el sitio en el que hoy se levanta la catedral.
Es muy gratificante hace una parada durante el recorrido por la ciudad, en la plaza de Giraldo y degustar en alguna de las terrazas o establecimiento de la zona, de un refresco o repostería típicas del Alentejo. Será un momento de sosiego inolvidable ya que esta plaza, junto con su trazado y peculiaridades arquitectónica, nos hacen sentirnos en un ambiente de agradable serenidad y aire provinciano.
En el recorrido por Évora, el viajero encontrará espacios que cautivan, donde puede deleitarse contemplado plantas, colores, formas, azulejos y contrastes. Espacios muy fotogénicos con los que se puede jugar con los volúmenes, los colores y las luces, para dar rienda suelta a la creatividad, la poesía y los sueños de un tiempo y de un pasado que se pierde en el horizonte de esta tierra del Alentejo.
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