El Rincón del Trotamundos. Pepe Acera. 4/12/2013
Un viaje en bicicleta al unísono del viento, de ese viento que sopla, casi siempre de poniente, en la Costa Vicentina. Esa costa portuguesa que mira serena y pausada al mar en las tardes de poniente, cuando el sol rojizo se oculta en el Mare Nostrum. Un sol que refleja sus rayos en las formaciones rocosas de los acantilados, en las amplias ensenadas, en las recónditas calas de arena virgen, y en el espejo del inmenso mar donde se mece la minúscula barca del pescador prolongando su silueta sobre el infinito horizonte.
Así fue, no dejamos de mirar y de “vamos viendo”, frase que se hizo protagonista del viaje, incluso encorsetados en el coche que habíamos alquilado, como si del camarote de los Hermanos Marx se tratara… pero siempre queda la anécdota en la retina, esa que costará olvidar, aunque el paso del tiempo lo intente… algunos pudieron bañarse y no lo hicieron, otros pudieron pedalear más y tampoco lo hicieron, pero lo que si hicimos, es ¡¡llenarnos de Costa Vicentina!!, y desde luego que vale la pena…
Ahora que van pasando los días y voy poco a poco asimilando el viaje, encuentro en el cada vez, más detalles de interés por os que no dudaré en volver en el momento más oportuno o menos ocurrente… La línea costera infinita, El desayuno en casa de Eduardo, (Pensao Das dunas en Carrapateira), Y el ensordecedor, ¡¡hay wifi!!, grito salvador de Pablo, que buscaba con pasión la existencia de las conexiones inalámbricas en cualquier rincón donde parásemos a descansar.
El baño en “Mareta”, (Sagres), al amanecer con las primeras gotas de lluvia del día. Dormir a pierna suelta en la tienda de campaña, noche tras noche. La amabilidad de los paisanos del interior, llegando a Monchique, que nos cedieron su negocio para pernoctar con toda confianza… que cosas…
Me quedo con esa costa que no hemos podido descubrir del todo, por motivo de las incesantes dunas, y que con certeza probada sabemos que esconde una primavera perenne en todo su litoral, alimentada por los vientos atlánticos y con ellos su humedad constante, acompañada de la sensación de soledad, que solo ella mantiene y defiende en todo el perímetro peninsular…
Me quedo con la forma de viajar elegida, cicloviajeros en un terreno amable y a la vez hostil, como consecuencia del empuje constante de Eolo, que no cesa en recordarte donde te encuentras… Me quedo con Porto Covo, Almograve, Zambuieira, Carrapateira, Sagres, Salema, Faro, Monchique , y alguno más que seguro dejo atrás, Pronto lo recordaremos, en próximos viajes, junto a unas cervezas, recordando cada anécdota, un proyecto parido de un sueño, que como otros se fue construyendo y haciendo realidad.
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Me han encantado las fotos. Solo falta que pongais un mapa para saber donde esta la costa vicentina.
Ahora mismito me pongo a buscarla en Google !!!
Hola. . Fotos preciosas ¿es una ruta muy btt para hacer con alforjas?. concretamente entre ¿Santiago do Cacem y San Vicente?. He comprado este mes la revista Grandes Espacios y habla de ella y dice que es 100 por 100 ciclable, pero no se si será muy btt. Gracias y saludos. Isa
Hola. Podeis facilitar algo de informaciín prácticas: tracks, alojamiento, etc???
Gracias
Hola.
Necesito información donde empieza la ruta.
Y alojamientos.
Gracias