Yunnan, un vergel de naturaleza y sabiduría

Con la exuberancia de sus paisajes tropicales, sus montañas nevadas, sus inmensos lagos, sus ciudades históricas y sus coloridas etnias, la provincia de Yunnan exhibe la quintaesencia de la China milenaria, espejo en el que muchos pueblos se miran hoy en el camino incierto del siglo XXI en el respeto por la naturaleza y la diversidad. A pesar de los grandes cambios que ha experimentado el país en el último medio siglo, Yunnan sigue siendo el mayor tesoro paisajístico y cultural del antiguo Imperio chino, como si de un cuadro se tratase, muestra el pasado y el presente de la naturaleza y de la obra inconclusa del hombre.

El Rincón del Trotamundos.

Ahora que surgen por doquier tantos negacionistas de la globalización, puedo imaginar un mundo cerrado en sí mismo, un mundo en el que solo los privilegiados pudiesen salir de las murallas y alejarse en busca de los tributos de los esclavos y plebeyos, para después disfrutar de las riquezas en sus castillos, mansiones, yates, lugares paradisíacos y viajar por el mundo a todo tren, mientras el resto  de los humanos yacen atados a las cadenas de la esclavitud que conlleva el consumismo, el trabajo precario y el futuro incierto, y sin poder conocer más allá del entorno en el que nacieron y en el que han de morir.

Gracias a la globalización, descubierta en tiempos inmemoriales por los mercaderes, navegantes y exploradores, los esclavos conocieron la existencia de la libertad y por ende lucharon hasta liberarse de sus cadenas, y así supieron de otros mundos, de otras culturas, de otros pueblos y de otros continentes. Gracias a la globalización, con sus defectos y sus virtudes, como todo proceso social acaecido en el globo terráqueo, el hombre enriqueció su bagaje cultural, científico, social y económico, y fortaleció sus propios genes biológicos al mezclarse con otras etnias, otros pueblos y otras culturas.

El mundo de hoy tiene mucho que agradecer a la globalización, gracias a ese mundo multipolar, no solo los reyes y señores privilegiados, también otros muchos habitantes de nuestro planeta han podido, y pueden, viajar y conocer las maravillas naturales que esconde  nuestro Planeta Tierra, y asimismo, disfrutar de los bellos monumentos que el hombre ha levantado a lo largo de su existencia por todos los rincones, algo fantástico que solo ha sido posible gracias a la globalización.

Lo que sí debemos aprender en el nuevo tiempo que nos ha tocado vivir, es que la globalización, no lleva implícito el consumo compulsivo, como hemos venido haciendo hasta ahora durante nuestros viajes y desplazamientos. Viajar no consiste en coleccionar lugares, sitios y nombres. Viajar ha de ser en el futuro una forma de estar para percibir, en lo más profundo de nuestro ser, ese lugar, ese sol del amanecer y atardecer, esa playa, esa montaña, ese río, ese mirador natural, ese monumento que encierra en su interior los secretos y los sueños de sus creadores. Sentarse, pasear y disfrutar de algo irrepetible que la naturaleza y el hombre nos han legado y que podemos perder de un soplo si no actuamos con cautela y responsabilidad hacia nosotros mismos.

Este sí es uno de los males que arrastra la globalización, no la globalización en sí, sino la irresponsabilidad, la inconsciencia y el respeto por todo cuanto nos rodea, que no es un patrimonio que solo pertenece al ser humano, sino también a los seres que viven en este mundo de diversidad biológica y de equilibrios compartidos que han evolucionado de forma frágil con el paso del tiempo. El futuro ha de ser una globalización ordenada y responsable, por que o hay globalización o no hay mundo ni hay cabida para el hombre.

Gracias a esa globalización muchos ciudadanos del mundo, han podido, y pueden, viajar y conocer la provincia china de Yunnan, uno de los lugares más maravillosos de la Tierra, donde la naturaleza ha dado forma a un paisaje extremadamente bello que convive en una simbiosis armónica, casi perfecta, con la sabiduría del hombre, sabiduría que se halla representada en los monumentos levantados durante siglos para honrar a esa naturaleza que tanto nos ha dado y nos dará si nos comprometemos a protegerla.

La esencia de este paraíso natural, empieza por el clima, los chinos llamaron a esta tierra Yunnan, que significa “Al sur de las nubes”, una referencia muy gráfica al clima de una eterna primavera que disfruta casi todo el año esta parte de su antiguo imperio. La exuberancia resultante de ello, convierte a esta región en la mayor reserva de todas las especies vegetales y animales que viven en China, incluso los botánicos han identificado más de 2.500 variedades de flores y plantas silvestres, muchas de ellas endémicas de esta zona. Sin duda, Yunnan es diferente a todo, empezando por su paisaje, su geología y acabando con su gente, pues un tercio de las minorías étnicas de China vive en esta sureña provincia.

KUNMING

Para conocer el corazón de Yunnan, nada mejor que contratar un guía nativo y subirse a un tren con dirección a la ciudad de Kunming capital de la provincia, situada en las estribaciones de la cordillera del Himalaya y los arrozales meridionales de la provincia de Yunnan. De Kunming, destacaríamos las pagodas pertenecientes a la dinastía Tang.  Una de las mejores conservadas es Xisí Ta, situada en un popular  mercado de la ciudad. Es el complejo budista más importante y centro de peregrinaciones de Yuantong Si, con más de mil años de antigüedad. Las zonas de recreo más interesantes del entorno, son el parque del Lago Verde y el zoo, donde se conservan rarísimas especies de animales originarias de esta parte de China. En los alrededores despierta nuestro interés el Templo Dorado, perteneciente a la dinastía Tang, el Templo de Bambú, con sus bellas estatuas de tamaño natural, los jardines del Estanque del Dragón Negro, y las aguas termales de Anning.

Hacia el Sur, a poco más de 100 kilómetros de Kunming, se halla el famoso bosque kárstico de Shi Lin declarado Patrimonio de la Humanidad. Ocupa un extenso territorio donde se levantan enormes pináculos de roca caliza. Algunas agujas se elevan entre la vegetación hasta alcanzar los 30 metros de altura. Es un paraíso natural único en el mundo esculpido por la naturaleza durante milenios. La zonas que se pueden visitar incluyen todo el área denominada el Bosque de las Setas, con cuevas, laberintos, tortuosos pasadizos y una gran cascada.

DALI

La población de Dali se encuentra junto al lago Erhaí Hu, a una altitud de 1.900 metros sobre el nivel del mar y bajo el magnífico anfiteatro de las famosas montañas de Jade Verde. Durante los siglos que Yunnan permaneció independiente, dominando las rutas comerciales entre la India, Birmania y China, Dali fue un importante centro comercial de la zona. Sin lugar a dudas, su mayor atracción es el conjunto de las Tres Pagodas, situado en una pronunciada colina. Detrás de las pagodas se encuentra uno de los templos más bellos y mejor conservados  de la arquitectura religiosa  de Dali. Un recorrido desde la Puerta Sur de las murallas hasta la puerta Norte, nos descubre calles adoquinadas, edificios tradicionales construidos en piedra, antiguos templos y restaurantes donde se ofrecen las exquisiteces culinarias típicas de esta región.

La vieja urbe resulta evocadora, pero las mejores perspectivas de la ciudad de Dali, se consiguen a bordo de una barca tradicional que nos lleve por las tranquilas aguas del lago Erhai Hu, en un paseo sosegado y con hermosas vistas. Además, durante el recorrido, es posible disfrutar del ancestral sistema de pesca de los nativos valiéndose de cormoranes que navegan en la barca junto con el pescador. Desde el lago se aprecian las estructuras del Parque Nacional de las Tres Pagodas, consideradas las más antiguas del sudoeste de China. La más alta de ellas está formada por un total de 16 niveles, alcanza los 70 metros de altura y se construyó en el siglo IX. La ciudad de Dali también se la conoce por su preciado mármol y las piezas que fabrican los artesanos de lugar en este noble material. Imprescindible visitar el museo arqueológico de la ciudad, en cuyo interior se guardan piezas de incalculable valor histórico y artístico.

El lago Erhai Hu, llamado por este nombre por su forma peculiar de oreja, posee en sus pequeñas islas y en los aledaños, algunos templos de notable relevancia. La ciudad en sí, es un auténtico museo de piedra que atesora entre sus muros siglos de historia, donde la arquitectura armoniza a la perfección con el entorno natural y con la atmósfera que transmite el ambiente de los mercados locales. Muy importante, acercarse hasta las aldeas de Shaping y Xizhou, auténticas esencias del mundo rural que nos traslada casi 1000 años atrás.

LIJÍANG

Situada en un valle a 2.500 metros, bajo la atenta mirada del macizo nevado del Dragón de Jade cuya cima más alta es el pico Shanzidou que se eleva por encima de los 5.596 m. se encuentra la ciudad de Lijíang. Es el destino mítico por excelencia de Yunnan, situada en un paso frecuente transitado por las caravanas que hace siglos conectaban China, la región autónoma del Tíbet y la India. Esta ciudad del norte de Yunnan se ha convertido en una puerta de acceso al Himalaya más oriental. Su casco antiguo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por su arquitectura de madera típica de la cultura naxi, la etnia mayoritaria en la zona. La ciudad vieja es un turbador laberinto de estrechas callejuelas y canales que surgen por doquier.

En nuestra visita a Lijíang se hace imprescindible realizar un recorrido por el mercado matutino para disfrutar de la estampa colorista que ofrecen las mujeres de la etnia naxi, con sus vestimentas tradicionales, que atienden los puestos del mercado donde venden todo tipo de bordados, telas y ungüentos. Por doquier abundan exuberantes plantas tropicales que adornan las fachadas de las casas, las calles y los espacios públicos,  mientras los campesinos deambulan con los cestos a la espalda en sus quehaceres cotidianos. La ciudad de más de 800 años de antigüedad, cuenta con más de 300 puentes de piedra que cruzan los canales construidos mayoritariamente por las dinastías Ming y Qing.

El parque del Estanque del Dragón Negro, con su templo de la dinastía Ming, es sin dudas, uno de los rincones más fotografiados de la provincia de Yunnan, tal vez se deba a su singularidad y sensual armonía. Otro templo interesante situado en los alrededores, es el conocido por el Pico de Jade, donde se halla un viejo árbol llamado “la camelia de las 10.000 flores”, la cifra puede parecer una exageración pero en esta especie, y por la edad que aparenta el árbol todo es posible. Recomendable la visita al museo de Xuan Ke en el que se exhiben valiosos manuscritos y otros objetos antiguos de gran valor,el mejor lugar para conocer la historia y la cultura de la etnia naxi.

En esta parte del valle, se encuentran numerosos monasterios que atesoran entre sus muros, la cultura ancestral de estos pueblos, desde cuyos emplazamientos se tienen espectaculares panorámicas de las montañas del Dragón de Jade. En el mismo valle, se forma la Garganta del Salto del Tigre, declarada por la UNESCO en el año 2003 Patrimonio de la Humanidad, donde es posible deleitarse con sus grandiosos acantilados de más de 3.000 m. de altura por donde caen las aguas al río Yangtsé formando enormes cascadas. La sola contemplación de este fenómeno natural nos hace perder la noción del tiempo y la vulnerabilidad de nuestro ser.

BAÍSHA

El microclima que se da en el valle produce una vegetación tan rica y variada que ha atraído hasta este apartado rincón de la Tierra a numerosos botánicos de todo el Mundo. No es de extrañar, pues el uso de plantas medicinales es uno de los pilares desde la antigüedad de la cultura naxi. Para conocer mejor esta etnia y su ancestral saber, es preciso peregrinar a la aldea de Baísha, antigua capital del que fuera reino de Naxí en el siglo XIII. El pueblo es un racimo de casas de piedra con techos de teja, cuyo bazar huele al herbolario que todos hemos soñado conocer alguna vez en nuestra vida. Nuestro guía interpreta para nosotros alguno de los tesoros aromáticos que se guardan en su interior, mientras aprovechamos para hacernos con algunas valiosas especias para llevar de vuelta de nuestro viaje.

La ciudad de Baísha también es famosa en China y en otras partes del Mundo, por la belleza de los frescos que se conservan en las paredes interiores de sus templos. La mayoría fueron pintados entre los siglos XV y XVI, por artistas de las etnias tibetana, naxi, bai y han, y representan temas clásicos de la cultura budista tibetana, china y taoísta.

Una vez hemos disfrutado de este lugar y de los aromas que se inhalan por doquier en los sosegados paseos por la ciudad de Baísha, solo nos queda desandar el camino que hemos hecho para llegar hasta la aldea y regresar al punto de partida. Antes de decir adiós a este herbolario de la naturaleza y museo de la historia milenaria China, hemos de probar algunos platos típicos de esta provincia que nos ofrecen los restaurantes de la zona. Aprovechando el descanso, nuestro  guía nos obsequiará con extractos de hojas de ginkgo, un árbol que en China se ha asociado durante siglos a la longevidad. Quizás el obsequio tenga alguna relación con nuestra edad, a pesar de lo cual, el guía nos afirma que viviremos lo suficiente para regresar algún día a Yunnan, jardín de la naturaleza y la sabiduría, y seguir disfrutando de sus muchas maravillas.

SHANGRI-LÁ

Para los amantes del montañismo, la ciudad de Shangri-Lá es un punto estratégico muy importante para acercarse a la zona tibetana de Yunnan, por donde transcurren paralelos los cursos altos  de tres de los ríos más importantes de Asia y que configuran la geología de Yunnan, el Yangtze, el Mekong y el Salween. La edad geológica de este territorio es de 50 millones de años, cuando tuvo lugar la colisión de la placa tectónica India  con la Euroasiática dando origen a la cordillera del Himalaya. Como resultado de aquella época remota, quedan vestigios del antiguo mar de Thetys y el monte Meili Sueshan, uno de los ocho montes sagrados budistas que se yerguen a más de 6.740 metros sobre el nivel del mar.

En Shangri-Lá se encuentra uno de los monasterios budistas tibetanos más grandes de la provincia de Yunnan-China.

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