“Erase una vez…, la marisma de Doñana”

Usanzas, costumbres, recuerdos…, de una saga de marismeños: “los Clarita”

El Rincón del Trotamundos. Antonio Rodríguez Ramírez

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Hasta no hace muchas décadas en un rincón del Bajo Guadalquivir se encontraba una de las últimas fronteras de la naturaleza Europea. Un lugar donde el abrazo entre el río Guadalquivir y el mar configuró a lo largo de miles de años unas extensas llanuras de una extraordinaria singularidad, engalanada con anchos paciles y múltiples vetas repletos de espesos almajares, de profundos lucios y caños recubiertos de densas manchas de castañuelas y bayuncos, y de serpenteantes y caudalosos cauces, con sus altos carrizales. Todo ello actuando de morada de una de las concentraciones de aves acuáticas de mayor relevancia que uno pueda imaginar. En definitiva unos humedales sin parangón en cualquier otro rincón del mundo, las conocidas como Marismas del Guadalquivir.

PORTADA LIBRO

Érase una vez… La marisma de Doñana

Muchas han sido desde entonces las transformaciones y alteraciones de aquella maravillosa manufactura de la naturaleza, que a punto estuvieron de hacerla desaparecer en su totalidad. Por fortuna los esfuerzos conservacionistas de la segunda mitad del siglo XX pudieron salvar una mínima parte de aquel territorio, en lo que hoy es el Parque Nacional de Doñana. Gracia a ello las nuevas generaciones han podido seguir admirando esos mismos paisajes marismeños, formando parte de una de las áreas protegidas de mayor renombre internacional.

Ojo de Vetalengua

Ojo de Vetalengua

Sin embargo, a pesar de todo, algo falta en ese intrincado mosaico de formas y colores, y no es otro que las gentes que lo poblaron a lo largo de muchas generaciones. En este particular medio, hombre y naturaleza mantuvieron una relación muy estrecha a lo largo de cientos de años. Como resultado de este proceso surgió una forma de vida en equilibrio con las múltiples peculiaridades de su entorno, dando lugar a una cultura rica y propia. No hay más que ver la infinidad de nombres vernáculos, topónimos, usos, costumbres… Por desgracia aquellos que las practicaron nos fueron dejando de forma paulatina y con ellos se llevaron todo aquel acervo cultural que les fue trasmitido de padres a hijos, y con esta merma la Marisma fue perdiendo parte de sus señas de identidad, parte de su alma.

Montaña del Río

Montaña del Río

Con la creación del Parque Nacional los esfuerzos conservacionistas se centraron, con cuidado y esmero, en la salvaguarda del patrimonio natural, sin embargo un aspecto no menos importante, y hoy día prácticamente desaparecido, quedó en el camino, y este no fue otro que el extenso patrimonio etnográfico asociado a esta tierra, dejando un vacío que nunca más se podrá llenar. Si importantes son ciertos valores naturales del medio en igual grado lo son las peculiaridades antropológicas de este, que se pierden de forma inexorable. Los cambios sociales así como los requerimientos de la conservación mal entendida terminaron por abocar al olvido estas formas de vida, quedando sólo en la memoria de aquellos que las practicaron o en algún bosquejo escrito.

Toni "Clarita" cruzando el lucio de Buentiro durante una riada

Toni «Clarita» cruzando el lucio de Buentiro durante una riada

Uno de esos clanes de marismeños que hizo de esta tierra su forma de vida a lo largo de cientos de años fue el de los “Clarita”. Su tradicional lugar de campeo quiso la fortuna que quedara encuadrada dentro del Parque Nacional de Doñana, y el devenir de los tiempos vio como aquellos cazadores/recolectores primigenios acabaran siendo los guardas forestales del área protegida actual. Sin embargo, poco a poco, aquellos viejos guardas nacidos de la tierra también nos fueron dejando, dictando el paso del tiempo su eterna ley y privándonos para siempre de su presencia.

Caño del Travieso y dunas al fondo

Caño del Travieso y dunas al fondo

Uno de sus últimos representantes, depositario de toda esa sabiduría acumulada a lo largo de muchas generaciones fue mi padre, Antonio Rodríguez Parada, más conocido como Toni “Clarita”. Él personificaba como nadie el espíritu de esa Marisma legendaria que no volverá jamás. Su marcha representó el adiós de una época, como uno de los últimos de una larga saga que entra en la espesa niebla de la noche de los tiempos. Él consagró toda su vida a esa extensión de tierra áspera y dura, de barro, agua y salitre, formando parte de ella casi como una misma entidad. A poca gente he visto sentir ese mismo sentimiento profundo de amor y respeto, tanto en las más esplendorosas otoñadas o primaveras, como en las más crudas riadas y secas.

Lucio del Membrillo

Lucio del Membrillo

Los relatos que se refieren en estas páginas pretenden ser un compendio de todo lo que fue aquella profunda y respetuosa relación entre el hombre y la Marisma, personificada en la figura de uno de los últimos herederos. En definitiva de la Marisma en sus múltiples formas y usanzas, haciendo un recorrido en el tiempo desde sus más antiguos ancestros.

La Marisma desde las dunas de Doñana

La Marisma desde las dunas de Doñana

En lo que es sin duda un camino hacia ninguna parte, pues a partir de aquí toda aquella cultura, viva y palpable, muere, y queda relegada, en parte, a simple papel; y digo en parte porque mucho se perdió. Hay cosas que no se pueden trasmitir ni con la más avezada pluma, y aún así estas estarán destinadas al olvido, pues su uso es lo que las mantenía vivas, y cuando esto no es posible estas terminan por desvanecerse en la memoria de los vivos.

La Vera de Doñana

La Vera de Doñana

Desde niño fui muy consciente que una forma de vida, unida íntimamente a la Marisma, se abocaba a su fin. Este fue precisamente el revulsivo que me motivó, hace ya muchos años, a ir recogiendo todas sus peculiaridades, muchas de las cuales tuve el placer de disfrutar, y que en el seno de nuestra familia se habían estado repitiendo como una rutina diaria desde varias generaciones atrás.

Cruzando el lucio de los Ánsares con el caballo encolado a los cajones

Cruzando el lucio de los Ánsares con el caballo encolado a los cajones

Relatos, vivencias, anécdotas, topónimos, vernáculos…, todo aquello que representará ese ayer que poco a poco se iba alejando se fueron acumulando en bosquejos de papel, y finalmente vieron la luz en este libro, y sirvan estos relatos como nexo de unión con las nuevas generaciones, para los que la tierra ya queda lejos.

Cañeando hacia las Vetas de Las Nuevas

Cañeando hacia las Vetas de Las Nuevas

Cañeando por la Marisma

Cañeando por la Marisma

Ánsares abatidos en la cacería del 29 al 31 de octubre de 1964

Ánsares abatidos en la cacería del 29 al 31 de octubre de 1964

El ocaso de los lucios de Doñana

Replantean la evolución geológica de Doñana

3 thoughts on ““Erase una vez…, la marisma de Doñana”

  1. Muy muy Bueno Antonio
    Espero que me pases el libro Erase una vez…, La Marisma de Doñana
    Cuando puedas lo leeré con pación
    En La EBD me lo puedes dejar
    Pues sabes que conocí esa marisma de tus padres tíos y abuelos
    Que tan buenos momentos vivir y aprendí de tu familia Los Claritas
    Toda una institución en Doñana
    Sin más un fuerte abrazo
    Gracias
    F.G.Vilches

  2. Tuvimos la suerte de conocer a ese gran hombre, Don Antonio Clarita, el si se ganó el Don, sus historias que nos contaba en tardes de viento en la marisma, jamás pude imaginar que en tan poco tiempo iba a aprender tanto de mi marisma y un gran recuerdo a los hermanos Clarita en especial a Plácido y Maribel;

  3. Hola Vilches, ahora mismo no tengo ejemplares del libro. Lo puedes conseguir en el servicio de publicaciones del OAPN. Quizás en la EBD lo tengan…
    Un fuerte abrazo

    A ti Paqui no te ubico ahora mismo… Pero sin duda si conociste a mi abuelo mucho te contaría..
    Saludos

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