Sicilia, Arte y Volcanes

El Rincón del Trotamundos. Javier San Sebastián

Sicilia, Italia

Finales del mes de enero podrían parecer unas fechas inadecuadas para viajar a Sicilia. En mi opinión, nada más lejos de la realidad; merece la pena arriesgar un poco con tal de evitar los agobios del turismo masivo. Es una gozada conocer restos arqueológicos, monumentos y espacios de todo tipo estando prácticamente solos, sin prisas, sin ruido ni interferencias que distraen y a veces enfadan; sin duda no tiene nada que ver el pasear tranquilamente por callejones o mercados cuando los ocupantes mayoritarios son los propios vecinos; elegir tranquilamente los restaurantes que nos han recomendado o las curiosidades locales.

Además en esta ocasión la climatología ha sido benigna, óptima diría yo, para caminar.

En Palermo nos hemos perdido voluntariamente por sus calles y bulliciosos mercados. Es una ciudad que seguramente no gusta a todo el mundo, pues tiene una mezcla entre decadente y señorial, pero que está plagada de edificios históricos a cual más sorprendente. Hay varias guías de calidad que citan sus oratorios, palacios, abigarradas iglesias y museos. A mí, que iba con cierto reparo, me ha parecido una ciudad viva, auténtica, y absolutamente recomendable. No pueden dejar de verse la capilla Palatina, la iglesia de la Martorana y Monreale, ésta última en las afueras, con mosaicos bizantinos de la mayor calidad y extensión que puedan ser contemplados.

Sicilia, Italia

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Los restos griegos son uno de los puntos fuertes de la isla. Dicen que en alguna de sus antiguas ciudades-estado se conservan los templos griegos bastante mejor que en Grecia. Selinunte nos emocionó por su grandeza, su extensión y porque caminamos completamente solos entre muchas de las zonas excavadas. Tanto es así que no queriendo dejar de ver nada, incluso se nos pasó la hora de cierre y tuvimos que regresar corriendo pensando que nos habían dejado encerrados en el recinto.

En Segesta sólo hay un templo (además de un teatro), pero su estado de conservación y su emplazamiento son de una gran belleza.

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En el valle de los templos de Agrigento también apuramos todo el día, paseando y viendo su museo. Qué fantástico emplazamiento, qué poder y qué capacidad creativa tuvieron hace ¡veintisiete siglos! Hasta la luna llena salió a contemplar los templos con nosotros. El templo de Zeus Olímpico era tan grande como un estadio de fútbol moderno; unas proporciones difíciles de entender si no se ve sobre el terreno: 56 m de ancho por 112 de largo ¡con una altura de 30 m!  (como un edificio de 10 plantas). En sus fachadas había 38 figuras de colosos de 8 m de altura cada una (una de ellas se expone íntegra en el museo y hay varias fragmentadas tanto allí como en el área arqueológica).  Aunque las invasiones, los terremotos, el saqueo y su uso como cantera lo han desfigurado, continúa siendo imponente, como el resto del conjunto.

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El teatro griego de Siracusa también impresiona por su tamaño y estética. Es imprescindible ver el museo y mejor si se va a primera hora para poder entrar en la sección de numismática,  la más alucinante que se pueda sospechar. Aquí tuvimos el privilegio de que Rosalba, la persona responsable de esta sección del museo estuviera con nosotros durante una hora y media explicándonos los detalles más significativos, con una dedicación que sólo se explica por su entusiasmo con lo que hace. Impagable.

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El Teatro greco-romano de Taormina también es digno de visitar con su increíble vista sobre el Etna. La propia ciudad y su vecina Castelmola tienen unos emplazamientos sobre las laderas que parecen desafiar la lógica y el paso del tiempo.

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La zona de las ciudades Barrocas del Sureste es magnífica. No son sólo Noto y Ragusa. Hay otros lugares muy interesantes, como la misma isla Ortigia de Siracusa (con su catedral que aprovecha la estructura y columnas de un templo griego) o Palazzolo Acreide, donde están los restos de la evocadora ciudad griega de Akrai, que conserva un teatro pequeño pero precioso, una vía de entrada magníficamente conservada, otras construcciones y zonas de enterramientos paleocristianos.

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Pantalica también merece ser conocida. Es una meseta rodeada por dos gargantas profundas donde se excavaron hasta cinco mil huecos en las paredes, algunos para vivienda y otros como necrópolis.

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En el centro de la isla visitamos la villa romana del Casale en Piazza Armerina. Se trata de un opulento palacio de campo de un mandatario, con preciosos y bien conservados mosaicos (hay otra villa que no visitamos cerca de Noto, la del Tesaro, que por lo visto también tiene muy buenos mosaicos).

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Y por supuesto la naturaleza y la montaña. Para subir al Etna por el Sur se puede coger un telecabina cerca del llamado «Refugio Sapienza». En la parte alta hay transporte hasta la base de los conos principales. Cuando hay nieve (en nuestro caso) el transporte lo hacen con máquinas de nieve habilitadas y en verano con autocares todo terreno, no obstante, es una subida suave, de unos 400 o 500 m de desnivel, muy agradable e interesante para subir caminando pues se va descubriendo el volcán y los gases que emite cada vez más cerca. Arriba se puede caminar por el borde de varios conos apagados y llegar hasta la zona protegida que no permiten sobrepasar. En el descenso merece la pena subir a otro cono que queda a la izquierda antes de llegar al teleférico.

Por el lado Norte hay varias rutas que posibles. Nosotros hicimos una por el «Monte Sartorius» que son una serie de varios cráteres encadenados a los que se llega tras un paseo por un bosque de abedules y pinos.

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Los acantilados de creta de la “Scala dei Turchi”, con su cegadora blancura son también un lugar para no perderse. En otro nivel inferior, al menos en esta época del año, la garganta de Alcántara.

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En resumen, Sicilia es un destino totalmente recomendable.

Algunos datos adicionales:

– Vuelo Madrid-Catania (Ryanair). La hora de salida desde Madrid es a las 6,45h, con lo cual hay que madrugar pero se puede aprovechar la jornada. El día de regreso también se aprovecha porque el avión sale a las 16,45h.

– En cuanto a los alojamientos, recomendamos especialmente el “Serpotta” en Palermo y el “Nostos” en Siracusa, ambos con buena habitación, situación y desayuno. Las otras paradas las hicimos en Agrigento y Giardini-Naxos (cerca de Taormina). Quedarse en Taormina sube mucho el precio, mientras que aquí es mucho más barato y es más fácil llegar con el coche para hacer excursiones al Etna, Alcántara y a varias localidades como la propia Taormina por ejemplo. Cuando se va a Taormina o a Castelmola hay que contar con pagar por aparcar. No tienen sitio para hacerlo de otra manera.

– En Sicilia se come genial en lineas generales. En casi todas partes hacen unos fantásticos platos de pasta y pizzas; nosotros disfrutamos especialmente en uno de Agrigento, el «Naif» (ensalada de pulpo, raviolis rellenos de setas, chuletas de cordero…). También en Siracusa, en el “Arrusti”, frecuentado por gente local, con asados (verduras, carne o pescado aunque especializado en carne), con buena calidad y muy buen precio (no dejéis de pedir los antipasti para disfrutar de unos garbanzos con patatas exquisitos, entre otras cosas), el único inconveniente es que se sale del local oliendo a humo. Si queréis concederos un capricho, el “Dioniso”, con pescados frescos espectaculares, aunque es más bien carillo, es de los que no importa pagar de vez en cuando.

– Otra recomendación de comida: los arancini, bolas como croquetas grandes con arroz y distintos rellenos. Se compran en las «Tavola Calda» y se suelen comer en la calle. En la plaza mayor de Palazzolo Acreide compramos unos increiblemente ricos, sobre todo uno que llevaba espinacas, bechamel y jamón cocido.

– En otro orden de cosas, la conducción en Sicilia requiere ir concienciado. La prioridad en los cruces a veces parece ser la de «el que llegue primero, pasa». A veces las señales de tráfico, especialmente las limitaciones de seguridad parece que se le han caído del camión a quien las repartía y están puestas de forma aleatoria. De cualquier manera, da igual, porque nadie las hace caso. Hay que circular con atención, especialmente cuando vemos que se acerca un coche, sea por donde sea, y adaptarse al tráfico, pero a fin de cuentas no hay problemas, al menos en esta época del año. Paradójicamente yo diría que conducen con mucha atención y están en general dispuestos a ceder el paso o parar para permitir cruzar.

– Finalmente, hay que destacar la amabilidad de los sicilianos. En todas partes hemos encontrado gente atenta, afable y dispuesta a ayudar; como anécdota, un hombre paró su coche y salió a preguntarnos si necesitabamos ayuda cuando nos vió con un plano en la mano en Ragusa.

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