El Rincón del Trotamundos. Daniel Boyano Sotillo
Comencé mi viaje para conocer planteamientos alternativos de vida en California, para llegar hasta La Patagonia, y posteriormente continuar hacia Brasil pasando por Argentina, empezando en 2011 y terminando en 2012, año no elegido por casualidad. En este tiempo me di cuenta de que somos más las personas que buscan el cambio de los que dicen que somos. Durante varios meses, y miles de kilómetros, me desplazaba a dedo, lo cual me permitió conocer gente muy diversa, y trabajé en más de 16 ecoaldeas o proyectos comunitarios (de 16 países diferentes) como Viracocha en Colombia, Mastatal en Costa Rica.
El Espino en Chile…basados en la permacultura, donde aprendí tanto práctica en el campo como elementos emocionales de mi mismo indispensables para mantener una buena relación con el entorno y las personas. En el período de tiempo que transcurrió en mi marcha me dio tiempo a observar similitudes en fondo y forma del mundo rural, y más en concreto en las ecoaldeas u organizaciones horizontales similares a los existentes en tiempo histórico en mi comarca, Sanabria. Descubrí que el buen vivir o vivir bien tiene un ámbito, que pensado desde lo local puede tener repercusiones en lo global, aplicando todos los principios geográficos.
Además de trabajar en proyectos rurales tuve la oportunidad de descubrir paisajes y paisanajes inabarcables, comenzando por el los bosques de secuoyas californianos para adentrarme posteriormente por la frontera de Tijuana, que divide a México y EE.UU., lugar que me dejó con sesiones y emociones encontradas.
Ya en México disfruté del tren que recorre la Barranca del Cobre y te lleva hasta Baja California, donde las ballenas acudieron a mi encuentro. Mi estancia en México estuvo envuelta en visitas familiares y de amigos y amigas hasta llegar a la frontera con Belice y posteriormente Guatemala. Este fue el inicio de mi estancia en los países Centroamericanos, donde puedo resaltar la hospitalidad de su gente y la actividad de muchos de sus volcanes, así como su reciente historia bélica lo que condiciona las relaciones sociales hoy en día.
Para abandonar Centroamérica y llegar a Colombia solo se puede hacer por avión o barco. Opté por la segunda opción, cruzando por Territorio Indígena Kuna Yala, pero no se la recomiendo a nadie por los peligros que entraña. Descubrí la Gran Colombia, es decir lo que en la actualidad es Ecuador, Colombia y Venezuela. En esta región se encuentran los puntos de mayor biodiversidad por metro cuadrado del mundo por lo que la experiencia fue inigualable, especialmente en las áreas de contacto entre Los Andes y la Amazonía y Orinoquía.
El viaje continuo por la Cordillera de Los Andes, rodeado por montañas que superaban los 6000 metros en Perú y Bolivia, pero también en Chile por donde continué hacia el sur, es decir, hasta La Patagonia, para cruzar allí a Argentina. En Argentina volví a dirigirme hacia el norte, siempre paralelo a Los Andes para llegar a Paraguay, país que me sorprendió. Crucé a Argentina por las proximidades de las cascadas de Iguazú. De ahí me fui a Uruguay y continuando su costa entre en Brasil donde terminó mi viaje.