Los árabes le dieron el nombre (Alange significa el agua de Alá), pero fueron los romanos quienes habían dejado las termas para aprovechar las propiedades beneficiosas del agua que le ha dado su merecido reconocimiento.
El Rincón del Trotamundos. Javier Elcuaz del Arco
A 18 kilómetros al suroeste de Mérida y a 80, por carretera, de Badajoz, Alange despliega su trazado urbano sobre las primeras estribaciones de la Sierra de Peñas Blancas. Si llegamos desde el oeste tendremos que rodear el imponente Cerro de la Culebra para entrar en el pueblo. Las casas que se asientan en la fuerte pendiente rocosa están dotadas de peculiares escaleras que armonizan con las edificaciones. Descendiendo en dirección sur por estas calles se encuentra el Balneario de Alange.
Además de las instalaciones modernas, el balneario cuenta con las primitivas termas romanas declaradas Patrimonio de la Humanidad. En estas últimas, además de los efectos del agua, las dimensiones, la forma circular de los espacios y la sonoridad creada por sus cúpulas semiesféricas, producen una grata sensación de bienestar. A este conjunto hay que añadir una piscina exterior rodeada por una amplia zona ajardinada, una pradera para aplicar la terapia kneipp, paseos y áreas recreativas. El sonido del agua de las fuentes se suma a los cantos de las aves que llegan desde los altos y frondosos árboles en este verde y fresco entorno.
Pero los valores de Alange no terminan en sus afamadas aguas termales. El embalse de Alange retiene las aguas de los ríos Matachel, Palomillas, San Juan, Bonhabal y Valdemedel. Contemplada desde la altura, la enorme lámina de agua es un poderoso imán para la mirada. A pesar de los efectos de la sequía de los últimos años, las actividades acuáticas que ofrece van desde el remo en piragua, canoa o kayak a paseos en lancha, sin olvidar la pesca, permitida con licencia, de carpas, lucios y black bass. También cuenta con solárium, embarcadero y zona de playa. Este espacio forma parte de la ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) Sierra Central y Embalse de Alange por su riqueza ornitológica, apreciable mediante un corto paseo junto a la cercana orilla del embalse.
La Oficina de Turismo de la localidad facilita toda la información necesaria para recorrer tres rutas señalizadas de senderismo con gran interés. La ruta del Cerro del Alajón (14,2 km) discurre por las dos riberas del río Matachel hacia su desembocadura en el Guadiana. Caminaremos por el bosque de ribera y su rico ecosistema, junto a antiguos molinos y tierras de cultivos. Siguiendo la ruta Ibn Marwan (3 km) subiremos hasta las ruinas del Castillo de la Culebra, desde donde se contempla la totalidad del embalse de Alange, terrenos arbolados y cultivados, sierras, ríos y poblaciones hasta perder la vista en el horizonte. Por la parte de la umbría de este recorrido abundan las orquídeas entre febrero y mayo. Finalmente, la ruta del Arte Rupestre (7 km) nos guiará hasta las pinturas rupestres de más de 5.000 años de antigüedad del abrigo de Las Calderitas en la Sierra de Piedras Blancas. El lugar también cuenta con un mirador para contemplar la bella imagen del cercano pueblo de La Zarza junto a la Sierra de Juan Bueno.
También son de interés en Alange la Casa de la Encomienda, la iglesia de Ntra. Sra. de los Milagros, las ermitas de San Bartolomé y San Gregorio y pasear sin rumbo por sus calles descubriendo en sus rincones y edificios la belleza de la arquitectura tradicional, degustar la comida local en bares y restaurantes o subir a los miradores desde donde contemplar todo este privilegiado entorno, sin olvidar los amaneceres sobre las aguas remansadas del embalse.
La oferta de alojamiento va desde hostales a hoteles de tres y cuatro estrellas. El hotel Varinia Serena, situado frente a la entrada a los baños, ofrece unas cuidadas y estéticas instalaciones. El trato cordial y cercano de sus empleados crea un ambiente familiar donde sentirse muy a gusto durante la estancia en Alange.
