Paseos por la Bretaña francesa

El Rincón del Trotamundos. José Acera. 22/5/2014

Después de pasado un tiempo y con este viaje ya más que asentado, podemos recodar un poco lo que fue nuestra aventura por la Bretaña francesa, pedaleando un día si y el otro también, disfrutando de un paisaje excepcional, de la historia que se funde con la naturaleza, la arquitectura y con su gente.

Viaje desde Salamanca a Hondarribia y continuamos a Nantes, recorrimos,1.200 kilómetros, con calma y con calor, mucho calor, ello nos nos impidió disfrutar de un maravilloso viaje, de la compañía de los compañeros y amigos que habíamos planificado este viaje con ganas, ilusión y con mucho tiempo.

Pedaleando desde Blain hasta Redon con unos aproximados 50 kms., conectamos con el Canal y seguimos su curso disfrutando de la placidez de un terreno llano y cómodo para el pedaleo sin sobre saltos ni demasiado esfuerzo.

Rodando de Redon a St. Martin sur Oest con casi otros 50 kilómetros entre «chateaus», pasando por las esclusas y por los extensos bosques que cubren esta parte de Francia.

De St. Michael a Josselim, alcanzado unos 55 kms., impresionante el castillo visto desde todos los ángulos, especialmente en los días de tormente y al caer la noche, una estampa inolvidable para todo viajero que guste de los momentos soñados, de la calma del mar y de la serenidad que emana de este lugar histórico.

Y de Josselim a Rohan, cicleamos 55 kms. más o menos., y lo más importante, con «Duna» la perrita de compañía recuperada, después de su escapada como buena cazadora de todo animal viviente en los bosques de Betraña.

Nos levantamos en Rohan y llegamos a Mur de Bretagne siguiendo el canal, cubriendo unos 60 kilómetros aproximadamente durante el día., al final de esta etapa abandonamos el Canal para continuar pedaleando por un canal distinto por el que hemos pedaleado estos últimos días.

Desde el pueblo del muro, nos vamos a L,hermitage Longue, a través de 65 kilómetros de pedaleo, y una gran parte de ellos por un serpenteante y sorprendente canal que atraviesa inmensos territorios, pequeñas poblaciones y campos de cereal.

Abandonamos el interior para acabar en Sables D,or, con una rodada de 75 kilómetros y un primer contacto con la costa bretona, el paisaje más deseado por mucho de nosotros y esperado.

Del camping y pueblo de Sables de D,or hasta Dinard, un día rodando por el litoral, donde la sorpresa es la máxima de cada kilómetro recorrido, unos 70 hoy, la media de casi todos los días que llevamos pedaleando.

Día de despedidas entre los componentes del grupo que hemos participando en esta ruta, unos hacia el Mont. Sant Michel, otros hacia la paz de los canales interiores, 45 kilómetros entre barcos, fortalezas y pueblos, un día muy ajetreado y gratificante.

Regresamos a Nantes, nos queda hoy  para recorrer esta bella ciudad, reencontrándonos de nuevo todo el grupo que iniciamos la aventura por la Bretaña francesa tras dos días de separación.

Desde Nantes rodamos para recuperar los coches que al inicio de la ruta habíamos dejando en Blain. Después, volveremos a casa, habrán sido unos 75 kilómetros en bici y de nuevo 1.200 en coche.

Me quedo con  la intensidad del viaje, como consecuencia de su diversidad. Tuvimos la oportunidad de conectar con tres espacios diferentes de la Bretaña francesa; el apacible y artificial Canal Nantes-Brest, donde la naturaleza y la mano del hombre han conseguido que te dejes llevar sin más, entre esclusas, castillos y pueblos con encanto.

Nuestro particular recorrido interior,  nos llevó a través de un sorprendente y sinuoso camino emboscado nos sumergió en otra cara de la Bretaña francesa, menos turística, pero no por eso menos amable.

Y por último alcanzamos el litoral, con esas ensenadas espectaculares, donde las mareas vivas en su bajamar nos dejan sin horizonte donde contemplar el oleaje,quedando la apacibilidad de  una playa inmensa y desnuda.

Nuevamente me quedo con ese espectáculo que suponen las mejilloneras que como un ejercito alineado cubren espacios casi infinitos, y como no, el extraordinario Mont Sant Michel. Siempre decimos…»a este lugar volveremos«, creo sinceramente que su Bahía, su interior y su historia, merecen nuevamente ser visitados, tal vez en un paréntesis, de ese singular viaje pendiente, París–Londres.