El Rincón del Trotamundos. José Acera.
El rio Loira en todo su recorrido, ochocientos kilómetros prácticamente es ciclable, y ofrece una diversidad de espacios a cual más diferente y todos ellos sorprendentes. Sin embargo uno de los tramos que sin duda obtiene un protagonismo especial es aquél que además guarda en su hacer el título de “Patrimonio de la Humanidad”, no podía ser menos si tenemos en cuenta la riqueza cultural y paisajista que esconden sus riberas.
Preparamos el viaje para adentrarnos en el tramo comprendido entre Orleans y Angers, aunque fuese a costa del riesgo de encontrarnos con exceso de turismo, su atractivo tiene sin duda dimensión internacional, y eso dependiendo la época del año tienes miedo que sobresaturemos los lugares más emblemáticos, cuestión que posteriormente pudimos comprobar que no es del todo así, y tienes tus momentos de reposo y tus largos kilómetros donde apenas te cruzas con cicloturistas como nosotros.
Nuestra serpiente multicolor la compusieron siete bicicletas con un carrito y una cesta para llevar a nuestros inseparables perros, como uno más de la familia que son, por lo que en algún momento asemejábamos más la composición de un circo en tránsito, más que unos modestos viajeros como pretendemos ser y continuar siendo.
Partimos desde Salamanca a Hendaya en coche, donde pudimos coger un tren hasta París ya con varios transbordos, un poco penosos como cuento…bicis, alforjas, carros, perros, niños, mayores, poco tiempo, muchas…¿parece estresante no?, pues hombre, esos momentos si lo son, pero solo esos momentos.
Ya en París pudimos disfrutar de unas horas hasta tomar otro tren hasta Orleans, y como lo llevábamos planificado disfrutamos de algunos de sus lugares de interés, “Tour Eiffel”, “Arc de Triumph”, “Notre Dame”, “Champs Elysses”…me gustaría destacar que aunque la ciudad es ciclable, no tiene el comportamiento de cualquier otra capital europea, está muy por debajo de ello todavía, aunque no me gusta decirlo, se parece más a la ciclabilidad de España que a la de Austria, por ejemplo…
Orleans tiene ese aspecto de ciudad media, habitable, silenciosa y amable que aceptas con gratitud después de abandonar la maravillosa pero ciertamente estresante capital francesa. Esta ciudad, capital de la región centro de Francia sufrió el asedió inglés por el 1.429, del que fue liberada gracias a Juan de Arco. Su catedral bien vale dedicarle un rato para disfrutar de sus torres y vidrieras.
Un merecido descanso en un “Sejours & Affaires”, nos permitirá iniciar el día con renovadas energías para terminar de ver la ciudad y partir hasta Beaugency, pequeña ciudad medieval con canales que recorren algunas de sus calles bellamente engalanadas con la delicada presencia y dedicación francesina para las flores. Un recorrido de 65 tranquilos kilómetros.
Desde Beaugency rodaremos hasta Blois, que cuenta con el famoso castillo que lleva su nombre, de estilo renacentista ordenado por Luis XII. Serán 57 kilómetros de recorrido, entre los cuales ya tendremos la oportunidad de detenernos y participar de una visita al “Chateau Chambord”, el más grande de todos los que visitaremos y de los existentes en el Loira. Este pabellón de caza lo mandó construir Francisco I, allá por el 1.519.
Un nuevo día que os permitirá rodar hasta Chenonceau dejando atrás la ciudad de Blois. Bien valió la pena la intensa lluvia que nos acompañó tanto en el trayecto como en el lugar más visitado por los franceses, el “Chateau Chenonceau”, proviene del siglo XVI y entonces como ahora este edificio de corte residencial siempre fue más conocido como el “Castillo de las mujeres”…, impresionante con sus cuidados y espectaculares jardines, como la propia construcción del castillo dentro del rio, así como las plantaciones vinícolas que la circundan.
Apenas hemos podido ver “Chaumont sur-Loire”, demasiada gente en el pueblo y en la entrada al castillo, que nos ayuda a desistir del intento de visitar sus exposiciones mantenidas durante el año con diversas colecciones artísticas. Resaltar el lugar en el que se encuentra ubicado, un promontorio de nos cuarenta metros de altura sobre el nivel del salvaje Loira.
Nuevamente mantenemos la media unos 54 kilómetros, aunque este día la intensa lluvia freno nuestro instinto de continuar recorriendo, pues tiempo, nos quedaba todavía.
Desde Chenonceaux a Tours nos separan 65 kilómetros que entretendremos entre otras con las estrechas calles de entramado de madera en Amboise, la torre del reloj y las múltiples y variopintas tiendas que cubren el centro de la población, alrededor de su majestuoso castillo. También Tours nos entretendrá más de lo debido, la catedral de “Saint Gatien”, la torre del reloj también, como el disfrute de sus calles y jardines, nos invitaron a dejarnos llevar sin más y con la bicicleta en la mano.
Entre Tours y Langeais, y en sus casi 70 kilómetros que recorreremos, sobresalen los jardines y castillo de “Villandry”, fue en 1906 cuando Joachim Carvallho invirtió en crear los que se consideran los mejores jardines renacentistas de Francia a fecha de hoy, jardín acuático, vegetación exuberante, flores ornamentales, diseño y detalle en cada rincón, no dejan de sorprender, y sin duda es visita obligada que en conjunto con el palacio conforman una estancia especial y singular.
Y como no, al otro lado el rio que atravesaremos sobre el puente colgado de hierro y piedra para sumergirnos de nuevo en el pueblo medieval de Langeais, custodiado por la única fortaleza medieval del siglo X que guarda el Loira, magníficamente mantenida, incluso con su puente elevado para atravesar el peligroso foso. Es la fortaleza de piedra más antigua que se conserva en Francia, renovada y recrecida por Ricardo Corazón de León…
Madame Larrie, nos permitirá pasar la noche en su palacete, donde lo complicado es como moverte sin enturbiar el ambiente impecable y el silencio del que gusta encontrarse tan peculiar propietaria en tan sobrias estancias.
Partimos a la mañana siguiente de Langeais, con pena de dejar este entrañable pueblo del medievo, pero debíamos dirigirnos a Saamur, nuestra siguiente etapa. Tal vez una de las mejores vistas de nuestra ruta se produjo cuando desviándonos mínimamente de nuestra ruta nos acercamos en línea recta durante dos kilómetros aproximadamente al “Chateau Ussé”, un espectáculo para los sentidos, ante su grandiosidad y protagonismo que todo lo cubre mientras rodamos flanqueados de los interminables cultivos a nuestro alrededor, construido entre el XV y XVI y habitado a día de hoy solo está abierto al público en cierta época del año. Como anécdota comentar que este castillo sirvió de inspiración a Charles Perrault para su cuento “La Bella durmiente del bosque”.
Cercanos a Saamur nos esperaba otra agradable sorpresa, y no son las cuevas trogloditas, que por tiempo no pudimos acercarnos a Chinon para poder verlas y ciclear entre ellas, sin embargo invertir el tiempo en los caminos de roda del “Chateau de Breze”, fue un acierto…¿un castillo dentro de otro castillo?, así es, una auténtica fortaleza subterránea donde vivieron cientos de personas a lo largo del siglo XVIII, destacando las estancias reales, las bodegas así como pasadizos y subterráneos continuos laberínticos.
Este castillo neogótico es de titularidad privada, pero abierto al público desde el año 2.000. De Saamur, mucho y poco que decir, pues apenas pudimos disfrutarla, nos ofreció una agradable estancia en su camping bañado por el Loira, y nos permitió deambular por su zona antigua, donde, como no podía ser de otra manera encontramos también otro emblemático castillo que lleva el nombre de la población.
Un escenario diferente que disfrutar, el día estuvo repleto de sorpresas y nos quedaba atravesar los viñedos de Anjou y de Saamur, de gran prestigio en Francia y en el resto del mundo, y nada mejor que hacer una parada obligada en Turquant, para quedarnos perplejo con el espectáculo de las casas trogloditas, en su día bodegas de vino sobre todo, hoy explotadas para el turismo, pero de forma artesanal, siendo un enjambre de escuela de oficios, pues cada una de ellas y de forma modesta, ocupa labores de las ya casi en extinción. Y haciendo fácil lo difícil, combinar el modernismo visual con la casi estructura prehistórica del entorno. Un día intenso que se acerco a la centena de kilómetros.
Una etapa para finalizar este singular periplo, de Saamur a Angers. Nos espera esta ciudad con los brazos abiertos, pues nos brindará la oportunidad de relajarnos, solo pendientes de nuestro regreso en tren a Hendaya…aunque eso sí, con sorpresas de última hora por no encontrar plazas en el tren, (puente en toda Europa en pleno Agosto), aunque todo se pudo arreglar como casi siempre, ya sí tuvimos la oportunidad de pasear más por esta ciudad, protegida por su fortaleza y sus majestuosas diez y seis torres, su interior y exterior ha resistido crudas y duras batallas que hicieron peligrar sus torres y paredones, pero aguantó el envite con ejemplaridad, para ser como es, baluarte e icono de esta ciudad y albergar en su interior la mayor colección de tapices conocida.
Y así transcurrieron esos días por la ribera del Loira, nuestra “ciclada” diaria no supero los 60-65 kms. de media diaria, buena medida para que la bicicleta no sea más que un medio para permitirnos vivir más de cerca el lugar elegido. No encontrará el cicloturista obstáculo o problema para pernoctar, además de hoteles, hostales, pensiones, existen lugares de acampada en todo el recorrido y variedad en precio y comodidad, a fin de cuentas es uno de los espacios más visitados en Francia, pero como comentaba al principio, no está masificado, puedes pasear en soledad acompañada, lo cual siempre es gratificante.
La señalización existe, pero tampoco es muy necesario, solo tienes que dejarte llevar por el rio y que el instinto te sirva de guía, seguro que hallarás sorpresas siempre. Nuestro ritmo consiste en rodar, parar, visitar fotografiar, perderte con la gente del lugar, comer en el camino comprando en las tiendas y mercados que te ofrece el camino y solo el homenaje de la cena será en restaurante después de una merecida ducha y con la cama preparada para el día siguiente. ¡¡Hasta la próxima!!
OTROS REPORTAJES RELACIONADOS
un viaje muy recomendable, yo tambien lo hice con mi hijo, si bien del mar hacia el continente, por evitar el viento.