Hace unos días regresé de Galicia, tras una semana inolvidable en la mar, a bordo del Pirata Camilín, que es como se llama el velero de mis amigos gallegos. El tiempo fue malo, no recuerdo haberme quitado el forro polar y la chaqueta en toda la travesía. Salimos junto con el Indio Pelao, el barco de otro amigo y navegamos desde Baiona hasta las cercanías de Finisterre (donde acababa el mundo), a través de las islas Cíes, Oms, Sálvora y las rías de Vigo, Aldán, Pontevedra, Arosa y Muros, con fuertes vientos ( rachas de hasta 40 nudos) y espectaculares cielos.
El Rincón del Trotamundos. Carlos Beltrán
Buscando el abrigo del viento fondeábamos o nos abarloábamos a un pesquero para pasar la noche, porque lo de dormir es sólo un decir cuando la mar y el viento no dan tregua. La biodramina corría por las cubiertas para aplacar nuestros males, ¿cómo la quieres, con cafeína o si ella?, se escuchaba decir…
Lo mejor de esta aventura en el mar, fue sin duda compartir unas horas con una enorme manada de delfines que pescaban en la ría de Muros, aunque también hubo tiempo para la gastronomía, las gallegas y las fotos lógicamente. En fin un verdadero placer, aprendiendo cosas del mundo de la mar que a fin de cuentas es muy similar al de la montaña en sensaciones y paisajes. Vamos que dejé de ser simple grumete y me ascendieron a guardiamarina.