El silencio incomparable de la montaña

 

Vivimos de noche el sueño de la poesía y cuando alcanzamos la cima de la montaña, descubrimos lo bello que son los sueños, sin sueños, sin amor, sin utopía, la vida sería la muerte andante.

El Trotamundo. Maria Rosa Miguel Vicente. Fotografía, Manuel Santervás Martín. 17/10/2011

Todo empezó el 7 (mi número de la suerte) de Octubre de 2011 en Mieres, cogimos camino Refugio de Vegarredonda en coche hasta donde se pudo y ahí comenzó nuestra primera aventura: una ruta nocturna… paradisíaca, diría yo, aún sin poder ver las estrellas ni la luna porque era una subida de 1,5 horas con niebla y orbayando todo el camino, os podéis imaginar lo optimista que estoy, con las gafas llenas de gotas, a la vez que empañadas, que llegamos a unas cabañas y nos perdemos… bueno, en fin, una aventura preciosa pero corta para Rober que prefirió subir hacia el mirador de Ordiales. Manolo y yo llegamos al refugio y Rober que iba delante no está. Manolo va en su busca mientras yo observo el refugio y disfruto de ese silencio montañés que hay hasta donde hay gente.

Llegan mis “dos maromos”, nos cambiamos, conquistamos el refugio poniendo como banderas nuestras ropas húmedas en el techo del comedor, cenamos nuestras exquisiteces de monte (queso, tortilla, empanada…) y nos vamos a dormir en lujosas literas, con lujosos sacos de seda o pluma y lujosas mantas. No sé qué tiene la montaña pero yo amo dormir en ella, recuerdo esa noche, dormir regular pero muy muy especial.

Sábado, nos despertamos a las 7 con muchas ilusiones de cumplir nuestro objetivo pero Marta, la guarda del refugio, nos dice desayunando que esta noche a llovido y que ha hecho mucho frío, lo que implica hielo en la pared que hay que escalar para llegar a la cumbre del Peña Santa de Castilla. Aún así, nosotros empezamos nuestra segunda aventura con mucha ilusión, salimos con los frontales (experiencia maravillosa, quien no lo haya probado, muy aconsejable, la montaña hay que sentirla en todas sus estaciones, a cualquier hora y en todas sus y tus condiciones… imagínese la de diferentes momentos inolvidables que te ofrece la montaña. Aunque repitas un camino, la experiencia es cada vez diferente y maravillosa siempre).

Cuando caminas en los Picos de Europa te sientes un poco como un reboquín, una cabrita, una vaca, de esas que ves por ahí… de verdad, no te sientes humano, es un poco antinaturalmente hombre.

Y… simplemente, vas disfrutando de los kilométricos que parecen los picos, esas agujas, sueños por conquistar y… de repente ves allí, a lo lejos, la cumbre del Peña Santa de Castilla, nuestro objetivo de hoy. Está lejísimos pero podemos porque la “bola roja” brilla y brilla sin parar, hemos ganado la batalla con la niebla y ahora estamos por encima de ella.

Pum!! Llegamos a un colladín (la entrada del Jou santo) con vistas espectaculares del Torrecerredo, hacemos una pequeña parada y continuamos. Palabras de Manolo: ”Bueno chicos, aquí empieza el terreno de verdad de Picos, hasta ahora ha sido todo muy fácil”… pues dicho y hecho, primer paso digo “Bueeeeeeeeeeeeno” y siguiente paso… pinché. Bueno compis me doy la vuelta que a mi me da miedo, os espero en aquel colladín con vistas espectaculares que me ha sabido a pocoJ.

Y aquí empiezan dos aventuras del equipo paralelas, la mía se resume en una frase pero me tiraría horas hablando de lo maravilloso que fue para mí aquel momento. Estoy segura que tú pasaste por mi mente aquellas 4 horas que estuve esperando a mis dos compañeros. Disfruté tanto… tanto… que todavía me dura la energía positiva que almacené. Tomé el sol, dormí en una piedra, hice fotos, paseé, hablé, canté, lloré, viajé mentalmente, en definitiva, disfruté, sentí… el silencio incomparable de la montaña.

Decidí volver al refugio porque Manolo y Rober no llegaban, y me encantó tanto… me cruzaba con algunas personas y hablaba con cualquiera… tú sabes la sensación de estar sola solísima y no tener miedo a nada? Porque parece que la montaña te protege… me encantó.

Poco después de entrar en la niebla, aparece Rober corriendo que volvían sin haber hecho cumbre porque estaba helada la última subida a cumbre. Bien, por otro lado, porque estaban sanos y felices, disfrutaron de picos, escalaron un poco, utilizaron la cuerda… quemaron energía que a estos dos les sobra y si no luego no me duermen por la noche, como los niños.

Vamos bajando y pum! Un desvío hacia el Requexón, un pico que como no habían hecho el otro, les apetecía, ya ves, así es la libertad de la montaña, puedes elegir dónde guiar tus pasos. Empezamos a subir de nuevo con niebla… de pronto se quita y un poco más arriba nos encontramos con una grupillo que decían que venían de una fuente paradisíaca (llamada Fuente Prieta). Nos convence la descripción y cambiamos Requexón por … paradisíaca. Bajamos (para volver a subir… ya saben como esto) y llegamos a la fuente que si no nos hubieran dicho nada nos habría gustado… pero aquello de paradisíaca pone las expectativas muy altas y… menuda miiiiiiiiiiierda… nos reímos un rato y con esto nos quedamos.

Subimos hasta el collado de la Mazada estuvimos haciendo fotos y riéndonos hasta que decidimos bajar porque no llegábamos a cenar a las 20h en el refugio. Cenamos increíble (sopa, paella a las latas, Sajonia con roquefort y cuajada), parchís y a dormir que mañana queremos aprovechar a hacer algo antes de marchar cada uno a su casa. Anécdota nocturna: Hubo una mala gestión de las mantas y los últimos que llegaron se quedaron sin ella, jurando en Arameo y como no se sabe quién tiene la razón, no se puede contar más.

Domingo. Salimos tranquilamente hacia el mirador de Ordiales, haciendo fotos con el amanecer (la “bola roja”), disfrutando un montonazo y sintiéndote feliz por estar vivo y con la salud que te permite subir allí. El camino fue genial… pero el mirador es… impresionante!!! Nos echamos unas buenas risas haciendo fotos con el automático, captando energía allí con esas vistas y compartiendo sentimientos y felicidad la buena gente que son Manolo, Rober y Rosa.

Bajamos, bajamos al refugio, nos despedimos, bajamos hasta el coche, hicimos una mini parada en los lagos y otra un poco más grande en Cangas de Onís, donde comimos de forma muy divertida y me dejaron en Mieres para regresar después de perder un tren a mi destino Oviedo. Mientras ellos continuaron viaje hasta Salamanca y Cáceres.

Genial, chicos!!! No quiero repetirme, así que como me ha sabido a poco, espero y deseo que pronto repitamos nueva aventura juntos. La maravillosa aventura de recargarte de energía positiva disfrutando del silencio incomparable de la montaña.

PARTICIPANTES: MANOLO, ROBER Y ROSA. FECHA: 7, 8 y 9 de OCTUBRE de 2011. LUGAR: PICOS DE EUROPA OCCIDENTAL. OBJETIVO: PEÑA SANTA DE CASTILLA

Aventura y Ocio en la Naturaleza

http://www.elrincondeltrotamundos.com

 

One thought on “El silencio incomparable de la montaña

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.