El Rincón del Trotamundos. Javier Elcuaz del Arco. 7/1/2015
Cuando arrecian las heladas nocturnas y el frío viento del norte nos despierta hasta las células más profundas, siempre nos quedarán las Arribes para congraciarnos con la naturaleza y disfrutar sin prisas su exuberante generosidad.
Al comenzar a caminar cayeron un par de ligeros chaparrones matutinos para alimentar el verdor invernal de las praderas aprisionadas por berrocales y cercadas por espesos zarzales, escobales, alcornoques centenarios, almeces…entre los que se pierden los senderos.
Poco a poco las nubes se fueron abriendo hasta salir el sol que terminó de caldear al ambiente e iluminó los abruptos desniveles que terminan en la domesticada lámina de agua del Duero fronterizo.
Antes de salir de Vilvestre subimos al cerro de la ermita de la Virgen del Castillo para disfrutar los lugares de interés que en el se asientan. Si coincidís con la puesta de sol, la vista desde el mirador del Castillo será una hermosa experiencia difícil de olvidar.
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