Rapa das bestas en Candaoso

 

El Trotamundos. Javier Elcuaz del Arco. 4/7/2012

En Candaoso, a dieciséis kilómetros de Vivero, en la provincia de Lugo, el primer domingo del mes de julio la tradición revive una particular batalla entre hombres y animales.  Los animales, que viven en libertad en los montes cercanos, previamente han sido agrupados y conducidos al curro. Para esta empresa no se emplea ningún otro instrumento que no sea un corto bastón que se usa solamente como amenaza. Serán la experiencia, la inteligencia y el esfuerzo común de los aloitadores los elementos de utilidad para dominar las manadas.

El caballo gallego autóctono es un animal noble, bello, armónicamente proporcionado, de tamaño pequeño, la altura de la cruz no sobrepasa el metro cuarenta. Cuando es domesticado tiene un carácter dócil, apto para la monta o tiro. En los últimos años, gracias a un programa de recuperación, ha superado el peligro de extinción, alcanzando en la actualidad los mil cuatrocientos ejemplares. Vive en manada en los montes de las provincias de Lugo y Pontevedra, en territorios con poca presión humana, prefiriendo los terrenos cubiertos de matorral a los boscosos.

Al inicio del verano, en los lugares cercanos a su hábitat, tiene lugar esta lucha para obtener las crines que se utilizaban para relleno de colchones o almohadones y para fabricar pinceles y brochas. También se aprovecha la ocasión para marcar a los potros jóvenes. Actualmente se les inserta un microchip, como a otros animales domésticos.

Al reunirse las diferentes manadas las luchas de garañones, los caballos líderes de cada manada, son inevitables. Las coces y mordiscos que se propinan son más bien un ritual de lucha, pues no llegan a producir heridas abiertas. Los rapadores han de saltar a la grupa de los caballos desde lo más alto de las empalizadas mientras la manada se mantiene inmovilazada en una esquina del curro. Con rapidez y destreza han de cortar las crines antes de saltar al siguiente animal para repetir la operación.

Finalizado el trabajo comienza la celebración festiva, siempre acompañada de los sones de las gaitas. Carreras de caballos, degustación de productos tradicionales y verbenas componen el resto del programa.

El origen del evento es incierto. Hay testimonios escritos del siglo XVIII, pero también existen petroglifos prerromanos donde aparecen ya hombres a caballo.


 

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