Coriscao y peña Prieta: complemento de Picos de Europa y la Montaña Palentina

Javier Elcuaz del Arco

La ambición es imprescindible para disfrutar entre las altas montañas. Tan ambiciosa como bien planificada resultó la salida a la Cordillera Cantábrica programada por el grupo de La Facendera para el último fin de semana del mes de mayo de 2010.

El sábado pudimos disfrutar con la panorámica aventajada que proporciona el pico Coriscao sobre los Picos de Europa. El azul del cielo y las blancas nubes completaban la paleta de color con el gris de la caliza, el verde de los prados y los blancos neveros. Inicamos la travesía en el collado de Llesba, donde una escultura de oso nos recuerda que estamos en una zona de comunicación entre las dos poblaciones de oso pardo que tenemos en esta cordillera. A este lugar se llega por un pista de dos kilómetros de longitud apta para vehículos.

Antes de alcanzar el Coriscao pasamos por las peñas Gustal y Cascajal. Bajamos hasta el puerto de la Vega de Arriba, donde una nueva ascensión nos dejaría en la cumbre de Salvorón, magnífica para contemplar en toda su extensión los macizos de Picos de Europa. En suave descenso por el valle de Luriana, salpicado de praderías y bajo la sombra de un hayedo, terminamos la ruta en el kilómetro 6 de la carretera del puerto de Pandetrave.

El alojamiento en Boca de Huérgano resultó otro acierto por su emplazamiento y sus buenos servicios. Su quesería tiene unos productos que no se pueden pasar por alto. Otros motivos de no menos interés en el lugar son los restos de la torre de los Tovar del siglo XIV; la iglesia de San Vicente con una portada románica; su puente del siglo XVI de impresionante fábrica, reconstruido en 1750, sobre el río Yuso que desemboca en el cercano embalse de Riaño y es un lugar frecuentado por pescadores y, finalmente, la ermita de San Tirso cercana al embalse.

Para el día siguiente nos esperaba una travesía por la montaña palentina con todos los alicientes para colmar sobradamente las expectativas que despiertan las altas formas del relieve. Desde el puerto de San Glorio, con su belleza amenazada por la construcción de una estación de esquí para mayor provecho de especuladores, comenzamos a caminar por las praderas de la Vega de Tama,  ganando altura bajo los riscos de los Campanarios.

Después de pasar la barrera de la Peña del Portillo de Yeguas, rodeamos el pico del Naranco por un cómodo sendero que nos llevaría hasta el Collado del Robadoiro. La principal dificultad del recorrido nos esperaba en el pico Altares, donde un nervero tardío nos obligó a concentrarnos en nuestros pasos para negociar de la mejor forma posible el peligro de la zona. Tras una trepada por el conglomerado que forma este pico alcanzamos su cumbre y seguimos, ya caminando sin dificultad, hasta los altos del Cubil de Can. A partir de este lugar disfrutamos con el sobrecogedor entorno de la alta montaña: circos glaciares, con sus escondidas lagunas, como la del Pozo de los Altares o las de Fuentes Carrionas; la verticalidad de las agujas de Cardaño y la lejana majestuosidad del Curavacas y el Espigüete.

Cresteando sin dificultad alcanzaríamos el pico Tres Provincias, desde donde nos acercamos a Peña Prieta para disfrutar una comida con los Picos de Europa como telón de fondo. Desde la altura del Celestino iniciamos un fuerte descenso que nos dejaría en la base de la laguna de las Lomas. Desde aquí un sendero señalizado junto a un refrescante arroyo, nos llevó hasta Cardaño de Arriba, fin del recorrido y nacimiento de un sentimiento de esperanza de repetir experiencias semejantes.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.