Kike Serrano
A veces comenzar con mal pie una andadura, un viaje, un algo no significa necesariamente que todo vaya a ir mal. Quedarnos fuera de nuestro vuelo a la ida provocó que conociéramos a Magaly, a la postre nuestra mecenas en el arte del alquilar un coche en Cuba, empresa tan difícil como costosa. Así conseguimos, gracias a sus influencias, alquilar un coche nuevo, muy barato y una habitación en el Hotel Nacional, la noche antes de nuestra vuelta. Era el último capricho.
Otro amigo cubano, Hierrezuelo, gustosamente nos acercó en su coche a por el nuestro de alquiler. El suyo, un SEAT 127 parcheado, que no tuneado, fue dándolo todo hasta la calle 23, donde dijo basta. Quizá fueron las prisas nuestras las que hicieron que nuestro amigo pidiera al coche más de lo que podía.
-“Hay que ahustal-le una cosiiiita y no taldo ná. Enseguida noh vaaamo. Usteedeh llegan a tieempo”
Pero no. Algo pasaba. Decidimos salir del coche y entonces llegaron a nuestras mentes los recuerdos automovilísticos de cuando éramos un poco más jóvenes. El coche con el capó levantado dejaba ver el pequeño motor, azul, con todos sus tubos, cables, depósitos… Sí, como los coches de nuestros padres.
-En España esto ya no es posible. El motor viene tapado por una carcasa y ni ves nada ni puedes manipular nada. Si se estropea tienes que llevarlo al taller.- dijo Angel.
Angel y yo disfrutábamos como nuestro amigo manipulaba aquél motor con un simple destornillador, quitaba y ponía perrillos, ajustaba tuercas y aflojaba tornillos, pero sin éxito. De pronto alguien aparcó detrás de nuestro y salió del coche un mulato con mono azul, y antes de volverse a meterse en su coche, se acercó a ver que pasaba. Era mecánico. En Cuba no hay dinero pero dioses si. Aquel individuo sacó sus herramientas de su coche y mientras desmontaba cada pieza del motor, al otro lado de la calzada en sentido contrario a nosotros, apareció un Chevrolet empujado, a duras penas, por cinco morenos. Su sonrisa como sino pasara nada nos contagió, y a la vez que les dábamos ánimos nos saludaban.
Y nosotros llegamos a tiempo de recoger nuestro coche…..
Muy bueno, vds llegaron aun a tiempo de reconocerse en Cuba en «tamaño humano» lo mismo que en su infancia y en una sociedad menos desfasada por el consumo…. ¿que aprendieron de Cuba?
Darle el valor que tiene, el recibir el calor de la gente…. que ya nos hemos olvidado
Cuba es un país con gente maravillosa. Voy próximamente en Septiembre, me voy a alquilar por primara vez en casas particulares. Voy luego a Varadero y Vinales. Recomiendo los carros de alquiler, los almendrones cubanos, son muy baratos. También comer en paladares. Así nos ahorramos un dinerito.