LAS ROCOSAS, UN VIAJE QUE NACIÓ DE LOS RELATOS Y PELÍCULAS SOBRE LOS EXPLORADORES

Texto y Fotografía de Javier Elcuaz

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«Nuestro viaje por los parques nacionales y provinciales canadienses de Alberta y British Columbia fue la realización de un viejo sueño que nació con los relatos y películas sobre los exploradores y colonizadores de esos lugares donde las actividades humanas están bastante condicionadas por las fuerzas de la naturaleza.
Se ha elegido este título para el relato por su facilidad para situarlo geográficamente, pero se queda corto, pues además de las Rocosas, nuestro viaje también se extendió a los montes Monashee y Selkirk, incluidos en las montañas Columbia, que aunque próximas a las Rocosas son un sistema diferente y más antiguo que éste.»
Las imágenes que conocemos de Revelstoke, Glaciers, Yoho, Banff, Jasper, … reflejan una pequeña parte de su contenido. Aún no se ha desarrollado la tecnología para capturar y reproducir toda la belleza y magnificencia de sus montañas, glaciares, lagos, ríos, cañones, bosques, junto con toda la vegetación de menos porte y la fauna que los habita y llena de vida con sus olores, colores, sonidos y movimiento.
El frescor producido por el agua pulverizada por las estruendosas cascadas o el que emana de la tupida sombra de los bosques húmedos es una sensación que evocan algunas imágenes, pero nada comparable a experimentarlos durante una fatigosa caminata o en alguno de los cómodos paseos recorriendo las incontables rutas trazadas para conocer estos lugares.

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Con la nitidez y transparencia del agua de los frescos arroyos y lagos de las llanuras, contrasta el tono lechoso del agua embravecida de los ríos y torrentes producida por la fusión de los glaciares. Las tonalidades de los lagos de montaña van desde el verde esmeralda de Emerald Lake de Yoho al azul celeste del lago Peyto en Banff.
El agua en su turbulento discurrir salvando fuertes pendientes y los materiales que transporta son los agentes que han labrado en la roca caliza o pizarra profundos y estrechos cañones como Johnston en Banff , Marble en Kootenay o Maligne en Jasper , donde las marmitas, los arcos horadados en la roca y las múltiples cascadas componen un conjunto sorprendente y hermoso que anima a la exploración.

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A pesar del retroceso que están sufriendo los glaciares, en la cuenca glaciar tras Lake Louise, el llano de los seis glaciares en el parque nacional de Banff, observamos su capacidad de creación del paisaje mediante el arrastre de materiales rocosos formando morrenas, algunas tan recientes que aún no han sido colonizadas por las plantas. Al acercarnos a la lengua glaciar de Athabasca o al recorrer la Parker Ridge, también en Banff, sentimos el gélido viento catabático producido por la influencia del casquete de hielo de Columbia al enfriar las masas de aire situadas sobre él.
En nuestro caminar por los bosques y prados de montaña ardillas arborícolas y de tierra, picas y marmotas llamaban nuestra atención con sus ágiles y precisos movimientos y sus sonidos de aviso. Junto al lago Maligne en Jasper, en el lago Moose (de nombre muy adecuado para la ocasión) una hembra de alce nos acompañó durante la comida, alimentándose ella con las plantas acuáticas de sus aguas y dejándose fotografiar tranquilamente ante nuestra sorpresa y disfrute de la escena.
En las afueras de las ciudades de Banff y Jasper vimos a los majestuosos y apacibles elks pastando en la hierba e, incluso, comisqueando las flores de parques y jardines sin el menor recato.

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La presencia de osos es una constante que determina desde la forma y robustez de los contenedores de basura hasta el equipamiento y formación de los grupos de senderistas. Sin embargo en ninguno de nuestros paseos y caminatas llegamos a encontrarnos con alguno, aunque los inicios fueran más que prometedores. En nuestra tercera jornada, caminando por Bostock Creek en Glaciers, encontramos en medio de la senda una deposición abundante y reciente, pero no llegamos a atisbar a su autor. Sólo en los últimos días de nuestro viaje se presentó la ocasión de ver a estos animales. Todos los avistamientos, cuatro, sucedieron en nuestros desplazamientos por carretera al atardecer. La existencia de varios coches parados al borde de la carretera era la señal que indicaba la presencia de osos u otros grandes animales alimentándose en las cercanías. En una ocasión fue una enorme osa negra y sus dos cachorros y en otra vimos un grizzly a bastante distancia.

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Las palomas y cigüeñas de nuestras ciudades se echan de menos en estas tierras, pero sus características climáticas condicionan la existencia de otras aves como ánsares, córvidos y gaviotas. Los grandes cascanueces grises se acercan a los turistas en las orillas boscosas de los lagos. Vimos sobrevolar a una pareja del gran pigargo americano de cabeza blanca sobre el lago Magog en el parque provincial del Monte Assiniboine.
Sorprende gratamente la dotación de instalaciones y el mantenimiento de los terrenos de acampada dependientes de los parques. Todos ellos cuentan con plataformas de gravilla o corteza picada de árbol para el drenaje de la lluvia donde instalar la tienda. También disponen de contenedores o perchas para dejar la comida fuera del alcance de los osos, refugios techados para comer con mal tiempo y espacio suficiente para no sentir la presencia de otros usuarios. Algunos cuentan con un programa de actividades para entretener las veladas de tarde. En Illicillewaet Campground en Glaciers, el guarda de servicio, además de informarnos sobre la geología y biología del entorno, nos animó cantar acompañándose de su banjo y su guitarra. Y todo ello a un precio muy bajo.

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La adecuada señalización y cuidado de las sendas, así como la existencia de lugares de aparcamiento con espacio siempre disponible a primeras horas de la mañana, anima a recorrer todo tipo de rutas: desde las descriptivas y familiares de escasa distancia y dificultad a las que requieren pernoctar por transcurrir por lugares muy alejados de zonas urbanizadas. Entre las que realizamos el mejor recuerdo es para la que nos llevó al lago Berg situado 2.300 metros por debajo de la cima de la cara norte del monte Robson. Este monte, con sus 3.954 metros de altitud, es el más elevado de las Rocosas canadienses. Su inmensa mole se eleva tres mil metros sobre la carretera 16 que se dirige a su cara sur y gira al oeste en dirección a Jasper. La ruta, toda ella señalizada desde su inicio en el aparcamiento existente al efecto tras el centro de visitantes del parque provincial del mismo nombre, comienza atravesando un bosque húmedo donde se han desarrollado cedros de gran porte y una espesa vegetación que crean unas condiciones de frescor y humedad que animan a recorrer esta primera parte del camino que remonta el río de desagüe del lago Kinney y los cursos procedentes de la fusión de los hielos de la cara sur del coloso. Tras bordear el mencionado lago se sale del bosque para atravesar el gran delta del lago e internarse en el valle de las Mil cascadas. Por ambas paredes del valle los cursos de agua se precipitan en impresionantes saltos entre los que destacan White Falls, Falls of the Pool y, especialmente, Emperor Falls. Las tres pertenecen al río que nace en el lago Berg y cuyo curso presente ha tallado un canal natural elevado sobre el valle original que ha abandonado antes de regresar abruptamente a él en la catarata Falls of the Pool. La ruta continúa subiendo la cabecera del valle, que es la parte más exigente de todo el recorrido, antes de recorrer la enorme planicie formada por los sedimentos de los cursos de agua de fusión donde se localiza el lago Berg alimentado por los glaciares Robson, Berg y Mist que descienden de la cumbre de la montaña. Tanto la ruta en sí misma, como la vista del conjunto formado por el lago Berg, los glaciares y el pico compensan el esfuerzo realizado. La longitud del recorrido es de 19 kilómetros hasta el lago que se puede realizar regresando el mismo día por la escasa dureza del mismo a pesar de su extensión. Quienes lo deseen también pueden pernoctar en los numerosos lugares de acampada para los que es necesario reservar plaza con anterioridad en el centro de visitantes personal o telefónicamente.

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2 thoughts on “LAS ROCOSAS, UN VIAJE QUE NACIÓ DE LOS RELATOS Y PELÍCULAS SOBRE LOS EXPLORADORES

  1. hp cuando tendremos plata para ir a conocer ese maravilloso lugar
    buenisimas las imagenes lo ponen a uno a soñar!!!!

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