Javier Elcuaz del Arco
Al noroeste de Navarra, las tierras de Zugarramurdi se funden con el País Vasco y Francia. En tiempos pasados las brujas y los carlistas vagaron por los lugares que hoy recorren sendas bien trazadas entre bosques atlánticos, prados y las suaves montañas por donde los Pirineos se asoman al Cantábrico. El caserío es un conjunto armónico donde reina la arquitectura tradicional de piedra y madera, con el blanco y el granate coloreando las amplias casonas. Muy cerca se encuentra la cueva de los aquelarres, una catedral natural labrada por el arroyo Olabidea que nace en el infierno según asegura su nombre en euskera «Infernuko erreka». Pero, el ambiente que se respira en el albergue de la localidad ofrece las condiciones adecuadas para reponer las energías gastadas durante la jornada, aunque la cantidad y variedad de la comida no están a la altura, un inconveniente a tener en cuenta porque los demás establecimientos están más adaptados a los usos franceses que a los del país.
No muy lejos se encuentra el parque natural Señorío de Bertiz. Las hayas dominan el bosque mixto atlántico bien conservado que rodea las edificaciones y el jardín donde especies exóticas conviven sin estridencias con otras autóctonas.
Finalmente, el parque natural de Urbasa y Andía delimita la zona montañosa navarra. Sus hayedos y pastizales pueden ser recorridos para disfrutar de una zona donde los usos humanos respetan la naturaleza que domina el entorno. Lástima que la hojarasca de los caminos esconde peligros que causan accidentes a los caminantes, cuya recuperación deseamos sea pronta y completa.
