En el tramo de la costa cantábrica que va desde la ciudad de Santander hasta la playa de Cuchía la erosión marina sobre la tierra ha creado una verdadera aula geológica. Las diferentes formas del relieve litoral no solo nos hablan de la historia de la Tierra. También podemos disfrutar con la belleza y variedad del entorno.

El Rincón del Trotamundos. Javier Elcuaz del Arco


El nombre tan poético de este privilegiado enclave es una creación de Jesús Mojas, quien formará con Antonio Cendrero el núcleo inicial para la constitución de lo que hoy es el Parque Geológico Costa Quebrada, “una iniciativa de la sociedad civil para dotar a un territorio valioso de una estrategia de desarrollo socioeconómico y cultural respetuoso”, según afirman sus responsables, con el fin de conservar y aprovechar social y culturalmente el patrimonio geológico de su territorio. Colabora con los ayuntamientos implicados, el Gobierno y la Universidad de Cantabria y otras entidades y empresas locales.



La erosión marina ha producido acantilados, playas y ensenadas, arcos, islotes y tómbolos, flechas litorales y dunas que muestran la evolución del relieve costero. El visitante especializado descubrirá, atrapados en las rocas, indicios de pasados arrecifes tropicales, grandes playas y bosques, así como de los procesos de los últimos 125 millones de años que han creado el espectacular paisaje que contemplamos en la actualidad.



El litoral de Costa Quebrada es un corredor ecológico formado por diversos ecosistemas sucesivos que van desde el medio marino, la franja intermareal, playas, dunas y acantilados hasta llegar a las landas atlánticas. Los ríos han creado ricos estuarios, que preceden a riberas fluviales y medios palustres.
Los antiguos bosques del interior han quedado reducidos a pequeñas manchas aisladas para acomodar espacios agrícolas en un principio y ganaderos más adelante. A día de hoy el espacio que no ha sido ocupado por urbanizaciones de ocio está dedicado a prados de siega delimitados por muros de piedra seca.Si no disponemos de tiempo para recorrer los, aproximadamente, 20 kilómetros costeros que abarca todo el parque, el recorrido desde la playa de Arnía hasta la playa de Valdearenas nos ofrece la posibilidad de disfrutar plenamente en medio de un paisaje tan rico en formaciones geológicas como impresionante por su belleza.


Llegamos a Arnía después de atravesar Liencres. La carretera termina en un gran aparcamiento situado entre la costa y un restaurante. Un camino baja a la playa que se abre hacia el este con la isla del Castro como telón de fondo. Hay que visitar este espacio con la marea baja para no encontrarnos con el mar cubriendo arenales y estructuras de roca. Antes de bajar a la playa, a nuestra izquierda, una plataforma intermareal nos muestra la sucesión de estratos, que como las páginas de un libro, nos hablan de la huella del tiempo depositando capas de sedimentos y los movimientos tectónicos que han creado tan extraordinario relieve. En frente se levantan, como poderosos lienzos de muralla conteniendo las embestidas del Cantábrico, los Urros de Liencres. Urros es como los cántabros llaman a los islotes situados en paralelo y a corta distancia de la costa.
De vuelta al aparcamiento buscaremos un estrecho sendero que arranca por detrás de las viviendas y se dirige hacia el oeste siempre al borde de los acantilados o bajando a playas y calas. El sendero no está señalizado, pero se sigue sin dificultad y con seguridad, siempre que observemos la precaución que requiere este medio natural. Sólo los días de lluvia precisa más cuidado por lo resbaladizo de algunos de sus tramos.





A lo largo de 6 kilómetros contemplaremos la obra del mar en su incansable ir y venir contra la costa. La fuerza del oleaje ha tallado las formas caprichosas de urros como Manzano, Mayor y Menor y arcos y túneles por los cuales el mar se adentra en la tierra. Los aportes de arena han creado las playas de Portíos, Cerrías, Somocueva, Pedruquías, Canallave y Valdearenas, hasta llegar a la ría de Mogro, por donde el río Pas aporta sus aguas y sedimentos al mar Cantábrico.
















