El Capitán Trueno en un lugar de La Mancha

El Trotamundo: Guillermo Sánchez y Enrique Galindo. 5/10/2011

Hace un año me acerqué una mañana a ver el castillo de Calatrava la Nueva en Ciudad Real y al entrar en la iglesia de estilo cisterciense me quedé asombrado, sorprendido, alucinado. No entendía lo que estaba viendo. De siempre me ha gustado la arquitectura. Me llaman la atención los edificios que son diferentes, los que en su época se apartaban de la norma, del arquetipo… aunque nunca se construye desde la nada. Siempre hay influencias de todo lo que anteriormente se ha creado. Por eso no podía entender lo que estaba viendo en mitad de la nave central, ocupándola casi por entero: una plataforma central con una rampa circular, parte con sillares y parte con piedra sin tallar, una rara especie de altar volcánico como en los tebeos…

Pensé que estaban locos estos caballeros de la Orden de Calatrava. Intenté buscar una explicación en otros edificios con planta o estructuras circulares: Santa María de Eunate,  la iglesia de la Vera Cruz en Segovia… hasta que toqué los sillares con la mano y eran de cartón piedra. Al parecer habían rodado aquí algunas escenas de la película «El Capitán Trueno y el Santo Grial» del director Antonio Hernández, al que siempre estaremos agradecidos por aquella hermosa película «En la ciudad sin límites».

Y en ese momento viajé a un pueblo de la Alcarria hace muchos, muchos años. El bibliobús venía cada quince días y yo siempre sacaba un tebeo que leía aquella misma tarde y una novela, siempre de aventuras: Salgari, Jack London, Stevenson, Twain… que leía en los días siguientes y luego a esperar. Cuántas tardes de felicidad leyendo al Capitán Trueno, en mi caso ya en color, y luego jugando con los amigos a repetir sus aventuras por las barrancas, llenas de lagartos, los bosques de carrascos que rodeaban el pueblo o por los cerros de arcilla que nos parecían montañas infranqueables.

Este viernes estrenan la película y cuando se apague la luz volveremos a viajar con el Capitán Trueno, Sigrid, Goliath y Crispin a nuevas aventuras y a  pensar que ellos, como escribe Javier Marías en Aquella mitad de mi tiempo, también nos dieron «unas cuantas lecciones de ética práctica, aunque muchos de nuestra generación las hayan desaprendido: no se deben dejar pasar las mentiras ni las injusticias ni los abusos ni las opresiones; la amistad debe tenerse en mucho y jamás puede traicionarse; no hay que ensañarse, ni con los malvados, con los cuales cabe ser clemente si se logra derrotarlos; al enemigo hay que ofrecerle salida cuando depone las armas y no encierra peligro; y no hay que desesperar, porque siempre habrá una nueva viñeta, salvadora, después de la palabra mágica, Continuará, promesa de la felicidad venidera». Así que como cantaba aquella vieja canción !Vuelve, Capitán Trueno!

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