El Espaldar de Galayos, un laberinto de formaciones pétreas

Teresa López Dóriaga

Día casi veraniego de domingo para irnos al espaldar de Galayos, que llevábamos tiempo hablando de ello pero entre unas cosas y otras… Dejamos el coche en el aparcamiento que hay pasado el pueblo de Guisando, Nogal del Barranco situado entre pinos y frondosos enebros y comenzamos a subir, al tiempo que varios escaladores, por el camino que va al Refugio Victory para abandonarlo poco después de la fuente Macario en busca de la mejor forma de llegar a la canal de Las Berroqueras, que es muy cómoda de subir salvo algún pasito delicado arriba que hay que buscarse la vida saliendo algo hacia la izquierda.

Una vez superada la canal, se tienen preciosas vistas de la vertiente este de Gredos, el puerto del Peón y Cuevas del Valle, y ya se comienza a andar sin camino marcado pero siempre cerca del borde y asomándonos de vez en cuando para ver el Torreón, el refugio abajo… y hacer fotos espectaculares. La verdad es que a pesar del calor que pasamos seguía quedando bastante nieve lo que hizo que la cosa se nos complicara en algunos tramos haciéndonos pasar al fresquito de la rimaya, neveros y obligándonos a salir del camino, ascendiendo a varias agujas entre ellas la Punta Tonino desde dónde observábamos a vista de pájaro el torreón y el refugio Victory. Luego descendemos hasta la portilla de que separa el Gran Galayo de la Punta Tonino y continuamos por la Trocha Palomo para bordear el Gran Galayo y ascender al Pequeño Galayo y bajar hacia el refugio hasta la portilla de la Mira donde paramos a comer y comentar la jugada de los que estaban subiendo distintas vías justo enfrente. La verdad es que con Rafa y Manolo hay aventura fijo, Rafa como las cabras trotando por ahí mientras yo me agarraba hasta con los dientes para pasar por el mismo sitio, qué dura es la montaña en verano.

De todas formas la ruta es divertida, se tarda entre 7-8 horas muy llevaderas porque vas siempre pensando donde poner los pies, esto no es «quien piensa pierde». Además se puede abandonar antes bajando por cualquiera de las canales que dan al refugio.

Nosotros terminamos la tarde de camino a Salamanca dando un rodeo para coger «alguna» cereza, para que no se pusieran malas. Total que un día muy completo que me apunto a repetir.

La palabra «Galayo» deriva etimológicamente del árabe «Golaa» que significa roca pelada que se destaca en algún monte. Por lo tanto el Galayar es la agrupación de estos Galayos.