Javier Elcuaz del Arco
Los Pueblos Negros de Guadalajara se han convertido en un refugio de paz y soledad. La actividad humana se concentra en los pueblos más grandes transformados para recibir a los visitantes en un entorno respetuoso con la arquitectura tradicional donde reina la armonía.
Los recorridos propuestos por La Facendera nos llevaron por antiguos caminos y modernas pistas de tierra para conocer los lugares más interesantes de la comarca: el tortuoso y encañonado cauce del Jarama, aldeas abandonadas y recuperadas por interesados en conservar el patrimonio cultural, la obra escultórica de la naturaleza en la roca caliza, robledales, encinares y replantados pinares entre la pizarra dominante, sendas de montaña, cascadas… en resumen, unos paseos pensados para disfrutar de un medio, que aunque áspero y duro para vivir, es idóneo para sentir la llegada de esta primavera repleta de colores.
!Qué buenas fotos y qué nostalgia! Lo que no puede salir en las fotos es el olor a tomillo, a espliego, a romero… No sé si todavía se puede subir por la escalera de caracol a la bóveda del monasterio de Bonaval y ver al Járama tan chiquito todavía. Y tumbarte en la pradera que hay a la salida de Valverde de los Arroyos a ver caer la tarde… y el pan de Tamajón… Qué buen reportaje.