Manuel Santervás Martín
Aunque las previsiones meteorológicas eran malas y no fallaron, merece la pena acercarse a disfrutar las sensaciones de reencontrarse con el paisaje blanco, inmaculado, como montones de azúcar, modelados por el viento. La nieve convierte en mágicos los picos, en ilusiones las luces y engrandecen cualquier marco de montaña. En el valle del Roncal había caído abundante nieve los últimos días y dificultaba el acceso a cualquier punto, tanto en vehículo como andando.
Una ligera mejoría nos permitió lanzarnos hacia arriba a la búsqueda de cielos más amplios, nos dirigimos hacia el pico Txipeta a través del valle de Linza. La cantidad de nieve y el no estar aún asentada dificultaba el avance pero siguiendo a algunos pocos que llevaban raquetas conseguimos avanzar a la subida por el valle y a la bajada por una arista con espectaculares vistas. No duró mucho la tregua, el día siguiente volvió a amanecer cerrado y continuó el temporal, pero en nuestra mochila regresábamos con el primer contacto con la nieve este invierno adelantado.