Texto y Fotografía de Javier Elcuaz

A pesar del buen tiempo prometido por el INM de un 0 por ciento de probabilidad de precipitaciones, los primeros nubarrones tormentosos aparecieron cuando nos adentrábamos en la comarca zamorana de Sanabria, tierras altas, de montañas, cañones y lagos de origen glaciar excavados en su suelo granítico. Ya iniciada la marcha desde Quintana, para subir al embalse de Puente Porto y descender por el cañón de Cárdena a Ribadelago, apenas transcurrida una hora de marcha hubo que modificar el recorrido previsto ante la torrencial lluvia que nos caló hasta los huesos.
El resto de la jornada transcurrió en un placentero paseo alrededor del lago más grande de nuestro país disfrutando de los colores ambientales, la inmensa masa forestal que lo rodea, y una climatología que, paradójicamente, dejó algunos momentos soleados y amenazas de más aguaceros que no llegaron a producirse. También disfrutamos de la extraña soledad de este día en este entorno, generalmente muy visitado en esta época del año, pero el tiempo frío y lluvioso, dominante en las últimas jornadas, desanimó a los posibles visitantes. Terminó la jornada con la visita a San Martín de Castañeda, cuya iglesia conserva las más puras líneas del arte románico y la arquitectura tradicional en granito y pizarra se aprecia en buena parte de sus casas.
