AVENTURA EN EL ALMANZOR

Texto y fotografía de Manolo Santervás

El cambio climático trastoca las estaciones. Tras las lluvias de la semana pasada nos fuimos a Gredos confiando en encontrarnos algo más de nieve y subir al Almanzor. La realidad fue bien distinta: nos encontramos con mucha menos nieve pues había llovido y con mucha más gente. Toda la nieve hasta el prado de las pozas había desaparecido y hasta barrerones había tramos con un poco de nieve y muchos con barro. En el circo aún se conserva una buena cantidad pero ya empieza a mostrar signos inequívocos de primavera: afloran piornos, algunas huellas te entierran hasta la cintura, la laguna está deshelada en parte en ambos extremos.

A primera hora de la mañana el aparcamiento tiene pocos coches y cuando llegamos a la nieve está dura, nos calzamos los crampones en las cercanías de refugio Elola (que siempre tiene el porche lleno de gente hablando animosamente de lo mucho que va a hacer o ha hecho, pero que creo que de allí no se mueven en todo el día ¿Qué hacen unos montañeros a las diez y media charlando a la puerta del refugio?). Nos adelantan varios grupos que deciden seguir sin crampones mientras nos preparamos y poco a poco vamos hacia Hoya Antón. Se avanza rápido fuera de la huella, aunque las partes soleadas empiezan a mostrar la típica nieve primavera, húmeda en su superficie.
Al comienzo de la portilla bermeja vemos a los grupos parados de modo mas o menos precario a ponerse sus crampones (¿por qué siempre esperamos demasiado para ponerlos y luego los ponemos en sitios donde ya hacen falta hace rato?). Comenzamos a trazar zig zags fuera de la huella que sube de frente la portilla, nuestros “perseguidores” suben a tirones por la huella que sigue la línea de máxima pendiente, pero tienen que parar cada poco. Cuando comenzamos la portilla del crampón ya están un centenar de metros tras nosotros. La portilla del crampón en su primera parte, orientada al este, está más blanda y en sus últimos 25 metros, orientados al norte nos encontramos con gente ¡rapelándola!… Nos comentan que la cumbre está complicada de subir y que se dan la vuelta. Nos ponemos el arnés, cogemos la cuerda y dejamos las mochilas por encima de las canales oscuras a la vista del cuerno del Almanzor.

La subida hasta los metros finales no tiene ningún misterio más allá de caminar por pendientes y pisar alguna piedra en sitios expuestos. El murete final tiene hielo en sus escalones por lo que hay que subir con cuidado, para bajar montaremos un rápel. En la cumbre hay una pareja, y por la norte llega otra cordada. Aquí llegan tras de nosotros algunos chicos que nos piden agarrarse a nuestra cuerda de rápel, la pareja que estaba en la cumbre baja también por ella, alguno más echa la mano y sube. Rapelamos nosotros y nos dice la otra cordada que quitemos la cuerda que ellos dejarán la suya para ayudar a bajar al resto de la gente. Volvemos a la portilla del crampón y nos encontramos con más de lo mismo, gente bajando con dos piolets cara a la pendiente y agarrotada.
En condiciones como las que encontramos la portilla se baja perfectamente con un piolet y caminando cara al valle como hicimos nosotros, al pasar al lado de cada uno de los que bajaba, alguno se daba la vuelta y nos imitaba comenzando a bajar cara al valle. Nos quitamos los crampones y el resto de la portilla hasta la hoya Antón la bajamos ramaseando. Cuando los que estaban bajando delante de nosotros llegaban al refugio, nosotros ya habíamos comido, reposado y nos dirigíamos a Barrerones.
Es bueno tener cierta ambición y afán de superación en montaña, pero también es cierto que ayer nos encontramos con gente metida en el Almanzor a la que superaba con mucho sus conocimientos el meterse en semejante fregao. Uno aprende a base de meterse en cosas de estas… pues no sé, a lo mejor hay que subir primero a otros picos con menos gente, más sencillos y dominar la técnica del cramponaje sin peligro propio y para los demás. Luego está lo del equipo…. Si no llevas piolet y crampones, si no llevas cuerda y arnés no debes subir a dónde luego no puedas bajarte. Por último, la suerte está del lado de los montañeros… ayer no pasó nada pero pudo pasar, una chica se cayó resbalando 15 metros para detenerse por sí sola al borde del precipicio de las canales oscuras, un chico subió sin crampones al Almanzor cresteando desde la cumbre oeste, para bajar utilizó nuestra cuerda…
En el refugio, a la bajada más de lo mismo (gentío charlando a la puerta ¿Qué han hecho hoy?), de camino a la plataforma un grupo de 40 esquiadores de montaña con las tablas al hombro (la gente tiene mono de escapar de la ciudad, y aunque las condiciones no sean buenas, escapamos) y una concentración de motos en la plataforma…. A pesar de todo esto pudimos hacer montaña y disfrutar de las alturas.


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