El Trotamundos. Javier Elcuaz del Arco. 25/7/2012
El río Sil nace castellano-leonés y se hace gallego regando los viñedos de la comarca de Valdeorras al noreste de la provincia de Orense. Pero si nos dirigimos a esta región desde el sur, por la carretera que empieza en A Gudiña, encontraremos el pueblo de As Ermitas unos veinte kilómetros antes de nuestro destino. Esta pequeña localidad se asienta en una ladera del pronunciado valle del río Bibéi. El nombre de la población procede de las siete ermitas allí levantadas en época visigótica o medieval.
Sería al final de este último periodo cuando se halló una imagen de la Virgen María con el Niño en brazos que obraría varios milagros. Por este motivo se decidió la construcción del santuario que podemos contemplar. La iglesia, de obra barroca, consta de tres naves. Está precedida de un amplio atrio con un crucero hermosamente tallado en su centro. En el atrio se encuentran las cuatro primeras estaciones del Vía Crucis que continúa pueblo arriba pasando por la fuente de la Dormilona. El conjunto, destino de peregrinaciones, bien merece una visita para disfrutar, además, de la serenidad que se respira en el entorno.
Ya en el valle de Valdeorras, Petín, asentado en la orilla de poniente del embalse de San Martiño, cuenta con un puente de origen romano; un buen número de sus casas han sido restauradas sabiamente manteniendo los materiales y edificación tradicionales. Paseando por su generoso malecón se contemplan los montes que delimitan el valle y la vecina localidad de A Rúa.
El núcleo de población de Petín se compone de varias parroquias. Podemos conocer algunas siguiendo antiguos caminos, algunos asfaltados, y cortafuegos. Partiendo de Santa María de Mones llegaremos a Mones en menos de una hora. Santoalla do Monte nos espera en el valle del río Xares a menos de dos horas caminando y disfrutando de la panorámica dilatada que ofrece el valle de Valdeorras primero y después el conjunto de sierras que componen el Macizo Galaico rematado por Cabeza de Manzaneda.
En Mones y Santa María de Mones el tiempo pasa despacio para que los abundantes viñedos maduren lentamente sus frutos. El campanario-torre de la iglesia del primero es único en su estilo. La iglesia de Santa María, románica en su origen, ofrece una bella fachada barroca a poniente. Algo alejada del núcleo de edificaciones, se asienta en un mirador natural, emplazamiento de un antiguo castro, desde donde se contempla el apacible discurrir del río Sil, los viñedos sin fin del valle de A Rúa y su perfil montañoso recortándose contra el cielo.
Santoalla do Monte está habitado, de forma permanente, por una sola familia. Paseando por sus desiertas calles de casas desmoronadas mostrando su interior, se experimenta la desolación del abandono de la vida rural entre las ruinas que fueron la morada de muchas generaciones de paisanos que lucharon por una dura existencia.
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