Si hay una palabra que se aburre uno de oír en las islas Hawaii, es la bienvenida “Aloha”, muy popularizada por el cine ambientado en este archipiélago. Para el naturalista curiosa, el llegar a la capital del archipiélago, Honolulu, sería “Aloha, bienvenido a la capital mundial de las especies en peligro de extinción”. Dentro de la catástrofe ambiental que supuso el embarrancamiento en cualquier playa de la embarcación del primer humano que llegó aquí, aún quedan en zonas remotas del archipiélago, pequeños paraísos que recuerdan lo que debió ser esto hace tan sólo 250 años.
Lugares como los pantanos de Alaka’i formando una unidad con el borde de los acantilados Kalalau, en la isla de Kaua’i. No obstante aquí aún sobreviven algunos pajarillos únicos en el mundo. Pájarillos endémicos de curioso nombre como son el Amakihi de Kaua’i (Hemignathus stejnegeri), el ‘Akeke’e (Loxops caeruleirostris), el ‘Akiki (Oreomystis bairdi) y el prácticamente extinto Puaiohi (Myadestes palmeri), aves que sobresaltan de emoción al senderista de amplias miras.
Esta región de casi permanente lluvia y niebla, muestra una vegetación lujuriosa, de gigantescos helechos, árboles retorcidos al borde de los espectaculares “pali”, acantilados en la lengua hawaiana, formados por el colapso de parte de la isla y la posterior erosión. Impresionante. Que la próxima generación lo conozca al menos como nosotros pudimos hacerlo.
Texto y fotografía de Juan José Ramos Encalado