El Rincón del Trotamundos. Javier Elcuaz del Arco. 24/4/2015
La comarca de los Argüellos ofrece todos los atractivos de la montaña de la Cordillera Cantábrica aunque su nombre no suene tanto como los de otras comarcas de León.
Los valles de los ríos Bernesga, Torío y Curueño son las tres vías de penetración en la comarca que nos llevarán hasta la divisoria con las tierras asturianas. Pero hasta llegar allí, encontraremos una rica sucesión de valles transversales, cordales escarpados y picos aislados que descubren sus cumbres y afloramientos calizos donde disfrutar en contacto con una naturaleza virgen o escasamente transformada por las actividades ganaderas practicadas desde tiempos ancestrales.
Estamos a principios del mes de abril y queremos conocer la zona un poco más a fondo, pues no es la primera vez que estamos en ella. El primer día subimos a los picos Fontún y Machamedio por su ruta más sencilla. El terreno se encuentra limpio de nieve en su mayor parte y alcanzamos el cresterío del Fontún con cierto esfuerzo por el fuerte desnivel final, pero la panorámica circular que contemplamos desde aquí bien merece ese esfuerzo. Continuando por la cresta hacia el este accedemos al pico Machamedio. En el descenso hacia el sur encontramos algún paso delicado por lo escarpado del terreno donde aún queda nieve muy blanda. Regresamos por la collada de Gete disfrutando de la tranquilidad de los prados libres de ganado en esta época del año.
Volvemos al albergue de Villamanín. Nos hemos decidido por este alojamiento por su emplazamiento ventajoso para las rutas que queremos hacer y su estupenda relación calidad-precio.
El día siguiente recorreremos parte de la ruta de los dosmiles desde Pendilla de Arbas donde también acabaremos. Por la calzada romana de la Carisa subimos hasta la collada Propinde, desde donde divisamos ya tierras asturianas.
Siguiendo una valla en dirección este subimos al pico Tres Concejos. Aquí se reúnen los concejos de Lena, Aller y Villamanín.
La mayor parte del recorrido será sobre nieve con la firmeza suficiente para caminar cómodamente. Seguiremos todo el cordal por el pico Pisones y Reboqueras hasta el Estorbín de Valverde. Las finísimas nubes altas que cubren el cielo nos permiten contemplar una buena parte de la Cordillera Cantábrica: desde Las Ubiñas, Fontanes y Peña Rueda al oeste hasta la Montaña Palentina y Picos de Europa al este. Al norte Asturias, donde el mar se intuye bajo un manto de nubes y al sur, a nuestros pies el valle Bustamores cerrado por lo que será el resto de nuestra ruta, pasasando por el Cuadro, el Fueyo del Cuérrabo y las Ferrauras.
Abriéndonos paso entre escobales y prados regresamos a Pendilla. Hemos pasado unas ocho horas de continuo disfrute con unas vistas inolvidables.
Nuestro objetivo para el tercer día es el pico Bodón. Salimos del collado de Valdeteja, en la carretera de Genicera a Valverde de Curueño. Subimos directamente hasta la cuerda, aunque existe una senda unos cientos de metros más atrás, hecho que ignorábamos. Evitamos los neveros porque la nieve está muy dura a esta hora de la mañana.
Sin otra dificultad que decidirse hacia qué lado mirar para disfrutar de la vista a un lado y otro de la cresta, llegamos al cueto Cabañas. Junto al buzón con forma de hórreo que señala el pico paramos a reponer fuerzas. Desde aquí vemos el Bodón ya muy cercano y un trozo de sendero en su dirección cortado por resaltes calizos.
Aunque la nieve que cubre parcialmente la cuerda ya está blanda, nos tapa el sendero y debemos imaginar su trazada para continuar.
Así llegamos hasta un resalte rocoso que nos impide continuar. Buscamos otro paso, pero no lo encontramos por lo expuesto que resultaría cualquier destrepe mixto de nieve y roca y sin medios para asegurarnos a la pared. Sí atisbamos la Cuevona y el arco gigantesco de su entrada.
Decidimos dejar nuestro objetivo para mejor ocasión y buscar el resto de nuestra ruta hasta el pueblo de Llamazares por la cara norte de la sierra que estamos recorriendo.
Para completar el día vamos a la cascada de Nocedo de Cuereño. Impresiona el estruendo de la caída del agua en un espacio tan reducido y la nube de finas gotas que produce. También subimos al pueblecito de Valdorria para llegar a la ermita de San Froilán por un precioso sendero tallado en la roca con algunos menos de los trescientos sesenta y cinco escalones que anuncian los paneles informativos. Merece la pena el recorrido y contemplar el emplazamiento del pueblo y el profundo desfiladero que corre por debajo.
Para regresar volvemos a pasar por las hoces de Valdeteja y no nos resistimos a recorrer un tramo caminando, siempre atentos al tráfico de vehículos, pues no hay un espacio para los peatones.
Para el último día hemos dejado una ruta más corta. Recorreremos parte de la sierra del Mediodía desde Pontedo, en la carretera que muere en el puerto de Piedrafita, sin continuidad en la vertiente asturiana. La fuerte helada nocturna resalta en blanco el contorno de la vegetación y las hojas muertas de las hayas que cubren la falda norte.
Resulta muy entretenido buscar paso entre los neveros y las crestas calizas que coronan la cuerda superior.
Por debajo discurre el amplio valle del Torío que se cierra en las Hoces antes de llegar a Vegacervera. Y como en todas las rutas anteriores, dejamos que la vista vague sin prisa por el sinfín de cumbres y valles de la Cordillera Cantábrica.
En la comarca existen otros atractivos no menos interesantes y bien conocidos, como son las cuevas de Valporquero y la escuela de escalada de Vegacervera. En nuestro recuerdo permanecerán los buenos momentos que hemos vivido en la montaña leonesa.
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