En el norte de la isla hawaiana de Oahu crecen selvas envueltas en niebla al borde de espectaculares riscos. No estamos a mucha altura, tan sólo a 300 metros pero el hecho de subir desde el bochorno urbano de Honolulu y de la playa de Waikiki a esta zona, situada a muy poca distancia, es refrescante para el cuerpo y para el alma. Sopla siempre una brisilla del Norte que trae estas nieblas que mojan todo. Crecen así aparte de los árboles, enormes helechos.
Aquí en Nu’uanu Pali State Park, uno no se cansa de pasear, admirar los vacíos, y de retrasar en todo momento la vuelta a Honolulu. Al pie de estos pali (acantilados en lengua hawaiana) se encuentra un edificio singular, el templo Byodo-In. Es una réplica de un templo existente en la ciudad japonesa de Kyoto, levantado en la década de los años 60 para conmemorar un siglo de presencia de la inmigración japonesa en las islas Hawaii, y especialmente en la isla de Oahu.
Texto y Fotografía de Juan José Ramos Encalado