Texto y fotografía de Javier Elcuaz

Más ciudades portuguesas con encanto enriscadas en el granito que fundamenta nuestro Sistema Central y que se prolonga hasta la Serra da Estrela.
Desde Belmonte los fértiles campos se suceden hasta las elevaciones donde los robles se amparan entre bloques graníticos. Valles escondidos albergan las quintas donde reina la serenidad en esta zona climática de transición que alimentan generosos huertos de olivos y naranjos.
Tras la subida escondida entre la abundante vegetación, Sortelha se presenta de improviso ante el viajero tras una vuelta en el camino. Su castillo proyecta la sombra protectora sobre el caserío que se aprieta a su pie.
