Madeira, levadas y barrancos

El Rincón del Trotamundos. Javier San Sebastián

Madeira está situada 500 km al norte de las Canarias. Es una isla pequeña, con poco más de 50 km de longitud y 20 de anchura, pero tiene un relieve torturado, originado por sus erosionadas montañas de origen volcánico. El agua ha tallado gargantas y barrancos enormes, dando lugar a paisajes de sobrecogedora belleza.

Como ocurre en otras islas atlánticas, Madeira tiene dos zonas climáticas diferenciadas. El Norte, donde los bosques de laurisilva (patrimonio de la humanidad) atrapan la humedad y el sur, seco y más caluroso. En el siglo XVI, los habitantes de la isla comenzaron a construir los primeros canales que conducen el agua desde los cursos superiores de los ríos y torrentes a los puntos de consumo. Son las llamadas “levadas”.

Muchas levadas efectúan grandes recorridos desde la parte norte hasta el sur. En una isla con tantos accidentes geográficos, deben atravesar montañas a través de túneles, pasar por huecos tallados en paredes verticales, cruzar por puentes y atravesar bosques. Este sistema de recogida de agua  alcanza casi todos los lugares de Madeira. Todas sorprenden por su atrevimiento. Sin duda son obras de ingeniería dignas de admiración.

Los miles de kilómetros de levadas (dicen que hay 2.500 km) se pueden recorrer en gran parte, no sin dificultad en algunos casos, por los senderos adyacentes o por la misma construcción. Atraviesan por lugares donde mejor no tener vértigo y en todas ellas se pueden admirar flores y vegetación exuberante, como corresponde al bosque del norte.

Sólo caminar por las levadas, ya supone una gozada. Además, en muchos casos, son las vías de acceso y salida de barrancos. Durante el mes de junio hemos recorrido en parte las de Furado, repleta de flores, como el jardín más hermoso de Madeira, la de 25 Fontes, con un túnel de 800 m de longitud y que termina en una cascada y lago paradisíacos, la de Risco, también con vistas a una estética cascada y la que da acceso a Caldeirado Verde y Caldeirao do Inferno, dos lugares impresionantes.

Las levadas además nos han permitido la entrada y salida a varios barrancos. Durante el mes de junio se celebró una reunión internacional de barranquismo, que fue la disculpa principal que tuvimos un grupo de amigos para visitar la isla. Juanjo, Juan, Macri, Jose, Mari Ángeles, Escubi y yo hicimos varios de los barrancos previstos a los que tuvimos acceso con los permisos que gestionó la organización.

Algunas cabeceras están situadas a más de una hora de distancia en coche, mas el tiempo necesario para caminar hasta los orígenes. El tiempo invertido en los descensos varía mucho, pero puede llegar hasta las 11 horas en los largos.

Estos días hicimos los barrancos de Pedra Branca, Ribeira Funda, Hortela Superior, Seixal Superior, Passo inferior y Paul do Inferno.

Descender estos barrancos con imponentes cascadas y pasajes tallados, es entrar en un mundo mágico de verdor, agua y verticalidad. Un mundo oculto y reservado, con imágenes que marean, donde cuesta comprender las dimensiones. Los compañeros que se ven al fondo de los abismos son sólo pequeños puntos en movimiento. Las paredes están tapizadas de todos los verdes que se puedan imaginar. El agua choca con estruendo mientras nos concentramos cuidadosamente en hacer las maniobras de cuerda, intentando abstraernos del entorno hasta que por fin comienzan rápeles enormes donde se disfruta de sensaciones únicas. Es totalmente merecida la fama internacional que tienen estos barrancos.

Además, poder hacer estos descensos con mis amigos, contando con su experiencia y la seguridad que se precisa para embarcarse en esta actividad, es sin duda un privilegio.

MÁS INFORMACIÓN DE MADEIRA

Un paseo por Funchal y Santana para disfrutar de la gastronomía de Madeira

Lisboa-Madeira, vuelo directo

Madeira, verde volcánico labrado por el agua

Aves de Macaronesia. Azores, Madeira, Islas Canarias, Cabo Verde