El impacto ambiental de las estaciones de esquís en las montañas
El Rincón del trotamundos. 5/7/2013
Muchas veces utilizamos una serie de cosas que la sociedad de consumo nos mete por los ojos pero que en realidad no las necesitamos para nada, y de inmediato las tiramos o nos deshacemos de ellas. Este simple gesto lleva consigo un impacto degradante para la naturaleza, y uno solo no tendría mayor importancia, pero millones de estos gestos, pueden acabar con el planeta. Algo parecido sucede cuando nos vamos del lugar donde hemos estado practicando algún deporte en la naturaleza y nos olvidamos, sin más, del impacto que nuestra actividad haya podido generar, un impacto ambiental que en ocasiones es irreversible.
Esto es lo que pasa con las estaciones de esquí, las utilizamos durante el invierno cuando la montaña esta cubierta de nieve y cuando dejamos el esquís no volvemos por la zona, o nos olvidamos el resto del año de como estará el lugar donde hemos practicado durante el invierno, nuestro deporte favorito, y solo nos queda que esperar a que llegue la próxima temporada de esquís.
Pero las estaciones de esquís, pasado el invierno y desaparecida la nieve, siguen hay, y tambien sigue hay el impacto que nuestro deporte favorito ha dejado en la naturaleza. Un impacto irreparable que se acentúa cada temporada que pasa, y que perdurara en la montaña por los siglos de los siglos, puesto que los movimientos de tierra, las canalizaciones, los servicios y las instalaciones que se construyen para acondicionar una estación ha tres mil metro, no son fáciles de eliminar, lo que supones un deterioro para la flora y la fauna de la montaña irreparable.
Este es el caso de la estación de esquís de Sierra Nevada, una estación que recibe cada años a miles de personas y que suponen una presión cada vez mayor sobre la montaña, pues al impacto que tienen las aglomeraciones del ser humano en un mismo sitio, hay que añadirle las ampliaciones, reformas, maquinarias, tendido eléctrico, telesillas y allanamientos del terreno que cada año tienen lugar en esta montaña. Cada año la demanda consumista de este deporte es mayor y con ella, crece la presión que los responsable de la estación ejercen sobre la sierra y con ello sobre la flora alpina de la montaña.
Las fotografías que publicamos en la reseña, nos muestran las dos caras de una sierra declarada Patrimonio Natural de la Humanidad. Las fotografías de la estación y las pistas de esquís, nos muestran la escasa o nula cubierta vegetal de los suelos, mientras que las fotografías del resto de la sierra, los suelos aparecen cubiertos pos la flora alpina propia de la sierra.
Son estas fotografías las que hablan por si solas y son tambien ellas las que muchos de los que utilizan la estación de esquís de esta sierra durante los inviernos, no les gustaría ver. Pero la realidad es la que es y no la que se oculta bajo la nieve en los días invernales cundo despreocupados por nuestra actividad, nos deslizamos por las pendientes de la sierra o accedemos hasta la parte alta de las pistas utilizando los remontes.
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