El río Cuerpo de Hombre yace helado bajo la atenta mirada de los Hermanitos

Mientras soñamos en la cima de las montañas, vivimos y mientras vivimos volamos

Hay días como el de ayer miércoles que te cuesta salir del coche. Dentro hacia calor, en la radio Xel Pereda y Nacho Vegas cantaban los fayeos de mayo. Fuera el termómetro del coche marcaba -5º y el viento soplaba con fuerza. Por lo menos hacía sol y llevamos todo el mes de enero con lluvia. Así que uno acaba calzándose las botas y no se arrepiente cuando ve el río Cuerpo de Hombre con algunos tramos completamente helados bajar por este valle glaciar.

Según subíamos por la cuerda a los Hermanitos el viento nos zarándeába y al final acabó instalándose la nube en toda la montaña. En la cima el termómetro marcaba -15º y con ese viento no quiero ni calcular cual era la sensación térmica. Parecíamos abuelitos con las cejas totalmente blancas y a Jose Antonio se le congelaron las botellas que llevaba dentro de la mochila: el granizado de Aquarius tiene su punto. A pesar de la niebla la canal de los Hermanitos se veía imponente.

Queríamos haber bajado por la canal que hay entre el Torreón y los Hermanitos pero el viento era insoportable en el collado y la niebla demasiado espesa así que decidimos volver por donde habíamos subido cuando se puso a nevar y a pesar de todo no hay nada más hermoso que ver nevar en la montaña.
Luego en el coche te enteras que han encontrado muertos a los dos montañeros que sufrieron un accidente en el Curavacas. Uno tenía tantas esperanzas en que Avigamo y sus compañeros del GREIM de Sabero los encontrasen  con vida porque son tan eficaces y tan buenos montañeros pero estos días el tiempo en la cordillera Cantábrica ha sido muy complicado. Y el otro día una chica se cayó en el Espigüete…

Te vas a la cama desanimado pensando si esto de subir montañas tiene algún sentido, si el riesgo merece la pena… y te levantas y buscas la foto que  mandó el otro día  Ana de la placa que pusieron cerca del lago Marboré en homenaje a los montañeros Ricardo Valencia y Santiago Sagaste fallecidos por una avalancha en mayo del 2007 en el Dhaulagiri.

En la placa se lee, escrito me imagino por la mujer de Ricardo, «si le hubiera cortado las alas habría sido mío, no habría escapado. Pero así, habría dejado de ser pájaro y yo… yo lo que amaba era un pájaro». Y me imagino que de eso se trata, de volar.

Enrique Galindo