AMANECER EN EL PONOCH

Texto y Fotografía de Guillermo Chaves

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Este mes de Agosto estuve unos días en Denia Alicante disfrutando de la playa y aproveché un día para volver a subir el Puig Campana. Desde que lo subí hace ya 11 años no lo había vuelto a intentar. Había subido picos de alrededor, el Ponoig, el Divino, la Sierra de Bernia,… con vistas espectaculares sobre el pico pero no el Campana. Me daba miedo de que no fuera tan espectacular la ascensión como entonces.

No sé si te acuerdas, lo subí en un viaje que iba camino de Ibiza, en el tren que va de Alicante a Denia donde cogería el barco, lo que llaman por ahí el Trenet. Durante el viaje iba viendo este pico en la lejanía y cuando estaba relativamente cerca tiré la mochila en marcha desde el tren y luego salté yo y a través de naranjales llegué hasta la base, cerca del pueblo de Finestrat. Subí y dormí en la cima. Es una de las noches en montañas más espectaculares que he vivido y también fue mi primer contacto con las montañas alicantinas que tanto me gustan.

Para que no me decepcionara la experiencia fui con el coche esta vez hasta Finestrat y comencé a subir a las 7 de la tarde para no pillar calor. La subida es espectacular, una canal de 1100 metros de desnivel desde donde dejas el coche (a unos 350 metros de altura) y a escasos kilómetros del mar.

Me anocheció en la subida mientras se encendían las luces de la costa. Sólo me encontré a un par de alicantinos de Elche muy majetes que también iban a pasar la noche en la cumbre. Lo habían subido muchas veces y coincidían conmigo en que lo mejor era dormir en la cumbre. Ya no se acordaban de las veces que lo habían subido. Decidimos cenar juntos al llegar a un vivac orientado al este que no conocía a unos 20 metros de la cumbre.

Lo pasamos bien viendo las luces de los fuegos artificiales de las fiestas de Altea que se ve desde arriba, la mole del Peñón de Ifach recortada sobre el Mediterráneo, la caída de estrellas fugaces al mar y el espectáculo de luz que es Benidorm desde esa altura (creo que el único sitio desde donde es bonito).

El amanecer desde ese vivac superó aquel que viví hace años. El sol sale del mar e ilumina de rojo toda la montaña. Bajamos al amanecer antes de que apretara el calor y desayunamos con café caliente en el pueblo de Finestrat. Nos dejamos las direcciones pues me prometieron una visita a Cuenca.

Como ves una excursión preciosa, ese pico no me defrauda nunca. Si a esto le unes que al llegar a donde tienen la casa los padres de Lucía lo primero que haces es darte un baño en el mar esto no tiene precio, la mezcla que tanto me gusta de montaña y mar que sólo se puede hacer en las riberas del Mediterráneo.

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