La Vereda de la Estrella

Recuerdos y miradas que se pierden por los caminos y en las cimas

La Vereda de la Estrella, se adentra en el corazón del macizo montañoso de Sierra Nevada en su vertiente norte, la parte más salvaje e inhóspita de esta sierra. Un paisaje inédito para muchos viajeros y trotamundos, que si bien conocen estas montañas en su vertiente sur y oeste, donde se encuentra la estación de esquís, desconocen la parte norte por la que discurre este sendero.

El Rincón del Trotamundos

El macizo de Sierra Nevada se sitúa en la parte más occidental del Sistema Penibético, y constituyen las montañas nevadas más al sur del Continente Europeo, con alturas que superan los 3000 m. Desde sus cimas se puede divisar el mar Mediterráneo, las costas de África, la ciudad de Granada situada en la vega del río Genil, parte de la provincia de Almería, territorio de Córdoba y el Parque Natural de Cazorla Jaén. La vertiente norte de este macizo, encubra paisajes inéditos de extraordinaria belleza formados por plegamiento alpinos y la erosión que sobre los suelos pizarrosos ejercieron los hielos que durante siglos cubrieron estas montañas.

LA ALHAMBRA-GRANADA-SIERRA NEVADA

La última vez que vine a este rincón de la sierra, fue con unos amigos chinos y salmantinos. Partimos temprano de Granada, dejamos atrás la población de Güejar Sierra situada en un balcón privilegiado de la naturaleza. Pasamos por el puente de Maitena hasta llegar al Charcón, final del antiguo tren de la sierra, donde aparcamos para continuar a pie siguiendo el trazado de la vereda de La Estrella. Tras cruzar el río Genil en su confluencia con el Barranco de San Juan, tomamos el camino por la margen  izquierda del río que asciende por un encajonado valle jalonado por sauces, chopos, enebros, castaños, robles y encinas.

El camino avanza por paisajes de montaña, cruza pequeños senderos sin apenas huellas, campos de lajas llenos de miradas ocultas que nos observan, cascadas que surgen por doquier de profundos barrancos, laderas salpicadas de robles, y encinas que yacen encaramadas en los altozanos desafiando el tiempo y la gravedad.

Cuenta la leyenda que la vereda de La Estrella, tal como la conocemos hoy, data del siglo pasado, aunque el recorrido ya se hacía en época antigua; fenicios, cartagineses, romanos y musulmanes la utilizaron para llegar hasta las minas que se encontraban diseminadas por el alto valle del río Genil, minas de las que se extraía cobre, plata, pirita, calcopirita y galena argentífera, (Durante el recorrido se puede visitar algunas de estas minas ya abandonadas).

Cuando comenzamos a caminar aun era temprano, el sol se desperezaba lentamente y sus rayos aparecían de forma tímida por la Cuesta del Calvario. Pasamos junto a los centenarios castaños y tuve la sensación de que nos susurraban, parecía que sus rugosas ramas se inclinaban a nuestro paso para saludarnos como si de viejos amigos se tratase, en realidad eran viejos conocidos de mis antiguas andanzas por estos parajes de montaña. Ambos castaños, son como una extraña belleza deformada por el paso del tiempo que los encubra y los reviste de un halo de majestuosidad por quienes, de forma cortés se detiene ante ellos, y comparten las energías positivas que transmiten desde el interior de la tierra a través de sus raíces y tronco.

Seguimos por el cómodo sendero que nos lleva valle arriba, y nos detenemos en una de las muchas curvas que hace este, nos quedamos maravillados al contemplar las hermosas panorámicas que desde esta parte del sendero se disfruta de las cimas nevadas de la montaña, sus contrafuertes, los ventisqueros y los pequeños circos glaciales que se han formado en sus erosionadas laderas. 

Tras unas cuantas fotografías, continuamos camino, pero hay que decir que ya no lo hacemos solos, otro grupo de excursionistas nos da alcance y avanzan en nuestra misma dirección. Buscamos la forma de evitarlos, primero acelerando el paso y después, viendo que no era posible liberarse de ellos, nos quedamos un poco rezagados para así disfrutar tranquilos de la quietud de  este excepcional paisaje. El lugar invita a la soledad y a la contemplación, más que a la charla y a los saludos constantes.

A la par que caminamos, vamos identificando cada uno de los picos, empezando por la parte más oriental de la sierra: Puntal de Vacares, el Goterón, La Alcazaba, el Mulhacén, Juego de Bolos, Puntal de La Caldera, Los Machos y el Veleta. Estos son los picos que jalonan la vertiente norte de Sierra Nevada, la zona más salvaje y abrupta de esta montaña que tanto nos impresiona, en cuyos circos se esconden algunas lagunas excavadas en la roca por los hielos.

Llegamos a una zona donde el camino se ensancha, unas construcciones ya en ruinas, junto al camino, inequívoca huella de la actividad humana en este lugar, justo al lado de las ruinas, se encuentran montones de escoria que delatan que el lugar fue en su día un antiguo poblado minero, cuyo mineral se transportaba a lomo de burros por el camino de la Estrella, hasta el Charcón donde era embarcado en el tren de la sierra hasta Granada.

Pasado el poblado minero, el sendero desciende hasta el curso del río Guarnón, un puente de madera reciente, pues antes el río se cruzaba a pie, permite vadearlo más cómodamente, desde dicho puente se puede contemplar el descenso del agua que baja en cascada por el valle procedente del circo glacial del pico Veleta donde tiene su nacimiento el río Guarnón, uno de los principales afluentes del Genil.

Hacemos un alto y comentamos un poco la historia geológica de este valle. La forma de media nuez es el resultado del trabajo erosivo de los hielos que durante las glaciaciones del cuaternario cubrieron esta vertiente norte. El valle culmina en uno de los circos glaciales más espectaculares de la sierra, en la  vertiente norte del pico Veleta, donde se encuentran las vías de escalada más cotizadas por los amantes de los deportes invernales de montaña. En este circo, también se hallan los restos del conocido túnel del Veleta por el que los ingenieros de caminos pretendían hacer pasar la carretera de la sierra para enlazar Pradollano con la Alpujarra granadina, lo que hubiese sido la carretera mas alta de la Península.

Seguimos caminando para acercarnos cada vez más a los empinados contrafuertes de roca que se elevan frente a nosotros hasta culminar en las cimas. La vegetación en esta zona ya es muy escasa, salvo algunos piornos y ralas encinas que resisten la dura climatología que predomina en esta parte de la montaña, y comienzan a aparecer las especies alpinas, muchas de ellas endémicas de Sierra Nevada, auténticos tesoros botánicos que los cambios climáticos, acaecidos hace milenios, dejaron aislados en estas montañas.

Nos encontramos ya en la confluencia del río Valdecasillas y los arroyos de Valdeinfiernos y Vacares. Parece que con un pequeño esfuerzo más, podemos llegar a lo alto de alguna de estas montañas que tenemos frente a nosotros, pero es una apreciación engañosa, estas montañas si en algo se caracterizan, es en su formación redondeada, por lo que engañan mucho a la vista en la distancia, parece que estamos cerca de sus cimas pero es eso, una percepción engañosa que en ocasiones lleva a menospreciar su dificultad y el peligro que esto entraña.

Por fin alcanzamos nuestra meta por hoy, que no es otra que el refugio natural de Cueva Secreta que como su nombre indica, es un abrigo natural situado bajo una gran roca, refugio acondicionado por montañeros que recorren esta parte de la sierra para resguardarse de las inclemencias del tiempo, cuando se plantean hacer algún tipo de actividad invernal en este sector, un lugar ideal para la aproximación a la alta montaña. Es el único refugio que hay en la zona, por eso Cueva Secreta es muy conocida entre los montañeros y los amantes de los paisajes solitarios. Yo mismo he pasado algunas noches, incluso días de mal tiempo, refugiado en este lugar esperando que el clima mejorase para subir hasta alguna de las cimas, o pasar a la vertiente sur donde se encontraba el refugio de Río Seco ya desaparecido.

En las inmediaciones de Cueva Secreta confluyen varios riachuelos y barrancos que vierten de las lagunas situadas en la parte alta, la Mosca, la Larga y algunas otras más pequeñas que se nutren de los neveros. Llegados a este punto, retrocedemos un poco por el camino que hemos traído, y cruzamos el río Valdeinfiernos por un puente de madera, en su confluencia con el río Valdecasillas, que al unirse, dan lugar al río Genil. Ya en la margen derecha, oculta entre arbustos y maleza, se encuentra el Chorro del Valdecasillas con el que nos obsequia el río en esta parte del recorrido. En este lugar hacemos un alto en el camino para comer y de paso deleitarnos con este hermoso lugar que quizás no volvamos a ver.

Pasada la cascada, el sendero comienza a descender por la margen derecha del río Genil, la contraria a la vereda de la Estrella por la que hemos llegado hasta aquí. Al principio hay que subir un poco para ganar altura, después, el camino se hace llaneando o en descenso. Este tramo del sendero es muy interesante, a parte de las vistas que ofrece a nuestra espalda, por que atraviesa una zona en la que crece una densa vegetación mediterránea que da protección a una gran variedad de animales, entre los que cabe destacar el águila real una especie protegida que anida en estos parajes, perdices, cabras y tejones. 

Este camino, pasa por el refugio y el barranco del Aceral y nos lleva hasta La Cucaracha, un refugio bien conocido entre los montañeros granadinos que suelen recorrer, de forma asidua, esta parte de la sierra cuya cuesta del Calvario lleva hasta la laguna del Goterón. Hay que decir que esta construcción, que hace honor a su nombre por el color negro del techo abovedado, no tendría mayor importancia ya que no se diferencia mucho de otros refugios existente en la sierra, lo que hace singular a esta construcción, es su emplazamiento, se dice entre quienes lo conocen bien, que desde la Cucaracha solo hay un paso hasta topar el cielo.

Uno puede pasar infinidad de tiempo contemplando este paisaje de Sierra Nevada y olvidarse del paso de las horas, del día y hasta la noche. En general, el silencio del viento al rozar sobre las ramas de los árboles que rodean al refugio, acompañan el espectáculo que ofrece la naturaleza, muy especialmente en los atardeceres, cuando los últimos rayos del sol pintan de naranja las cimas de las montañas que yacen cubiertas por la nieve, y en las noches estrelladas, cuando las montañas se encuentran sumidas en la oscuridad y el cielo se ilumina con la luz de las estrellas.

Pasado el refugio de La Cucaracha, el camino desciende en zigzag por la cuesta de Los Presidiarios, y lo hace entre encinas, enebros, robles y cipreses, hasta situarse en la confluencia del río Genil, donde un puente nos permite cruzar a la otra margen del río, donde antaño se situaba el refugio de pescadores de Vadillo. Pasado el puente, se asciende unos metros hasta encontrarse con la Vereda  de la Estrella por la que hemos subido, y por la que continuamos hasta llegar al punto de partida, El Charcón donde damos por finalizada nuestra aventura por esta parte de Sierra Nevada en su vertiente norte.

GUÍA DEL VIAJERO

Cómo llegar:

Desde Granada a Güejar Sierra por la carretera de Sierra Nevada hasta Pino Genil, donde se toma el desvío para Guejar Sierra, en total son unos 27 kilómetros y 30 minutos.

Ya en Güéjar Sierra, sin entrar en el pueblo, se toma una pequeña carretera de montaña que baja hasta el puente de Maitena, una antigua estación del ferrocarril de la sierra, se atraviesa este y se continua por la margen derecha del río Genil, hasta llegar al Charcón donde con suerte se puede encontrar un espacio para aparcar.

Teléfono de interés:

Oficina de turismo de Güejar Sierra: 623 30 50 99, oficinadeturismo@guejarsierra.es Oficina de turismo de Granada: C/ Cárcel Baja, Nº 3, Teléfono: 958 24 71 28. Información Parque Nacional de Sierra Nevada: 958 02 66 30 / 958 98 02 38.

Distancia:

La vereda de La Estrella tiene unos 22 kilómetros   de ida y vuelta hasta Cueva Secreta. Si de vuelta tomamos la variante del Refugio de la Cucaracha, serían 3 kilómetros más.

Duración:

6 horas de ida y vuelta, si la vuelta la hacemos por la Cucaracha serán 7 h.

Qué Ver:

Güejar Sierra, es un pueblo de montaña del que parten muchas rutas a pie o en BTT que recorren la parte alta de la sierra. Aunque su arquitectura ya está muy transformada, aún conserva rincones entrañables que recuerdan su pasado rural y montañero. En su entorno se encuentran varios miradores naturales desde los que se puede disfrutar de bellas panorámicas de la sierra.

DONDE COMER Y DORMIR

Alojamientos recomendados:

Hotel Quéntar. Un romántico y acogedor alojamiento rural ubicado en plena naturaleza, en el corazón del Parque Nacional de Sierra Nevada, a tan solo 12 kilómetros de Granada. Desde este complejo hotelero se accede fácilmente a Sierra Nevada donde se puede practicar variados deportes de aventura; esquís, travesía de montaña, senderismo, rutas en bicicleta de montaña, parapente … La tranquilidad de la zona donde se ubica el establecimiento, y su proximidad al Pantano de Quéntar, es el lugar ideal para disfrutar de unos días de relajación en contacto con la naturaleza y las gentes del pueblo de Quéntar. 

Complejo hotelero Aguas Blancas, C/. San Sebastián 15, Quéntar, Granada.  Telf. 958 48 54 26. Fax. 958 48 52 42. info@hotelquentar.com www.hotelquentar.com

QUÉNTAL

Que comprar:

En Güejar Sierra, podemos encontrar muchos productos de la zona que hacen las delicias al paladar; cerezas, pan artesanal, productos del cerdo,  una gran variedad de quesos, miel y sus derivados. También podemos encontrar artesanía típica de la zona.  Lo mismo si hacemos una parada en la ciudad de Granada, yo recomiendo los productos de Taracea y la cerámica Granadina de estilo inconfundible.

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