Un corto cañón, al norte de la provincia de Burgos, guarda un reducto de naturaleza muy bien conservada entre farallones calizos que se elevan hasta los doscientos metros sobre las aguas del Ebro. Es el Desfiladero de los Tornos.

Esta fascinante obra natural se encuentra a 80 kilómetros al norte de la ciudad de Burgos dentro del Parque Natural Hoces del Alto Ebro y Rudrón. El Ebro ha tallado un cañón sinuoso entre las localidades de Cidad de Ebro, en Manzanedo, y Tudanca de Ebro, en los Altos de Dobro, de unos cuatro kilómetros de longitud. Los vecinos de Tudanca construyeron un camino por la orilla derecha del río para acercarse a los mercados de Soncillo y Villarcayo.



El nombre procede de las vueltas que dibuja el sendero para salvar un escarpado espolón calizo que cae sobre el río, debiendo ganar altura hasta alcanzar el paso al otro lado y descender al nivel de las aguas.



En todo momento una espesa vegetación de ribera, que se transforma en bosque de encinas y sabinas al subir por las laderas, cubre el cañón hasta llegar a las altas paredes de roca. La fuerte inclinación del terreno ha impedido el aprovechamiento humano del medio, por ello su estado de conservación es óptimo. Otro tanto ocurre con la fauna, especialmente las aves de ribera y las grandes rapaces disponen de un espacio natural donde solo son molestadas por el paso calmado de los escasos caminantes que disfrutan en la serenidad de este entorno.




En la ladera opuesta del cañón se asienta Vallejo. Desde Cidad se puede llegar a Vallejo caminando junto a las aguas o siguiendo la carretera. La segunda opción permite acercarse a un mirador que domina una buena parte del desfiladero.

Un tramo del camino que trazaron los pobladores de Vallejo para comunicarse con Tudanca es realmente espectacular. Ante la falta de pasos naturales, la senda fue tallada en la roca y reforzada con piedras para ofrecer un paso seguro a personas y animales.


Justo frente a un impresionante meandro del río, el sendero pasa bajo un farallón rocoso formidable en altura y longitud. Luego cruza un arco natural de piedra antes de descender plácidamente hasta Tudanca.







Las tres poblaciones conservan el estilo constructivo montañés tradicional. Las casas tienen que ser restauradas preservando las antiguas fachadas. De esta forma se consigue un efecto de armonía muy estético y agradable a la vista. La iglesia de Cidad conserva un sencillo ábside románico.








Podemos recorrer este pequeño paraíso mediante una ruta circular de unos 11 kilómetros de longitud y doscientos metros de desnivel con una duración aproximada de cuatro horas, dependiendo de las aptitudes personales. Por la orilla derecha del desfiladero seguiremos las indicaciones del sendero de gran recorrido EBRO GR 99. Por la otra orilla solo hay señalización entre Vallejo y Tudanca. Pero, ya sea por carretera o sendero el recorrido entre Vallejo y Cidad no ofrece dificultades aún sin disponer de un navegador GPS.




En cualquiera de las estaciones del año podemos acercarnos a este hermoso enclave. Cada una aportará su peculiar característica para disfrutar la visita. El desfiladero nos obsequiará el colorido otoñal de los chopos, álamos, fresnos y arces, destacando sobre el verde dominante de las especies de hoja perenne, la explosión floral de la primavera, el frescor del agua y la sombra de los árboles en verano y la protección del interior del cañón en invierno. Sólo hay que evitar los momentos de crecida del Ebro. Los dos puentes existentes en la ruta se elevan poco más de un metro sobre el discurrir de las aguas y quedan cubiertos durante las riadas.




bonitos paisajes, me gustaron, las fotos están geniales.