Huascarán, techo tropical

EXPEDICIÓN ESPAÑOLA AL HUASCARÁN 2012 (V)

El Trotamundos. Manuel Santervás Martín 17/7/2012


Tras las ascensiones de aclimatación, que en algún caso supusieron un esfuerzo considerable, llega la hora de partir hacia el principal objetivo de nuestra expedición: ascender al Huascarán sur de 6780 m. la montaña más alta del planeta en la franja tropical (es decir, una de las más alejadas del centro de la Tierra).

Primer día

La combi que nos recoge en el hotel se presenta a eso de las 9.00 hora peruana. Tenemos que minimizar lo que llevamos porque sólo las mulas podrán acompañarnos hasta el campo base, teniendo que cargar todo nuestro equipo en los campos de altura sucesivos que tendremos. Partimos en total 11 clientes, 6 guías, 6 porteadores y 2 cocineros. El equipaje va en otra furgoneta y cargados hasta los topes partimos en dirección norte por el valle de Ancash.

En unas dos horas llegamos al pueblo de Musho, punto de partida de nuestra ascensión.  El pueblo tiene una bonita plaza en la que hay una fuente con un cóndor desde la que se ve muy arriba el que será nuestro objetivo en cuatro días. Musho está situado a 3000 m y toda la gente en el pueblo vive de una u otra manera gracias al Huascarán: unos son arrieros, otros porteadores, otros tienen una especia de bar, otro un par de burras que suben los petates…

Llegamos a las once y hasta las doce menos cuarto no salimos para arriba una vez que nuestro equipaje se dispone en unos quince burros. El camino comienza por buen trazado entre huertos y sembrados al lado de alguna acequia. Pronto se interna en un bosque de eucaliptus que son explotados para madera, el bosque cede pronto sitio a explotaciones madereras taladas por completo, por las que ascendemos unos 600 metros.

Cuando desaparecen los bosques , entramos en una morrena cuyo filo seguimos otros 400 metors,, el sol está en lo alto pero no hace demasiado calor. Nos adelantan nuestros porteadores y arrieros en plena morrena.  Los últimos metros para ascender al campo base son una serie de zigzags de unos 200 metros de desnivel. En total son 1200 de desnivel hasta los 4200 m en unas cinco horas.

El campo base está situado en terrazas escalonadas al pie de unas rocas y cuando llegamos está bastante lleno de tiendas y tenemos que montar las nuestras distribuidas por los distintos niveles. Mucha gente sube a la par que nosotros hacia los campos de altura por lo que habrá problemas de sitio en algunos de ellos que son pequeños.

Dejamos en un petate aquellas ropas y útiles que nos esperarán aquí dentro de cuatro días, hay que sopesar lo que subes contigo pues a partir de este campamento se debe cargar con todo el equipo en tu propia mochila y cada gramo vale la pena ahorrarlo.

Segundo día

La subida al campo 1 que comenzamos a las ocho de la mañana del día siguiente discurre por un terreno rocoso formado por lomos morrénicos. Nada más salir hay que hacer una pequeña trepadilla y luego hay que andar con mucho cuidado por losas graníticas pulidas y con una inclinación suficiente para que la adherencia de tus botas te permita caminar pero donde un pequeño resbalón podría acabar con fatales consecuencias.

Al cabo de dos horas de subida y flanqueo hacia la derecha salimos a una traza mucho mejor (pero que no se suele emplear porque la comunidad de Musho no permite subir por ella a los arrieros) que conduce al refugio Don Bosco a los pies del glaciar de Huascarán. Comemos un tentempié a la sombra del refugio y aprovechamos para dejar en él las botas o zapatilla de treking y para ponernos ya el calzado de alta montaña.

Desde el refugio se continua al menos otra hora por terreno rocoso como el anterior, aunque ahora con menos inclinación y con traza más sencilla. Entramos en el glaciar a las dos de la tarde. Aún conserva nieve dura pero se puede progresar sin crampones. No tiene apenas grietas en su parte inferior y avanzamos lentamente, ya estamos a 5000 m y subiremos otros 300 m hasta la zona en la que se establecerá el campo 1 en plataformas en la nieve.

Llegamos de los primeros por lo que cogemos buenos sitios para nuestro grupo en estas plataformas. Uno de nuestros compañeros sufre una caída subiendo el glaciar y al autodetenerse con botas y codos sufre algunas quemaduras que le darán problemas en los días posteriores.

Aparecen algunas nubes de un color negro amenazante, sueltan algún copo de nieve, pero es sólo un espejismo… el sol se pone bajo estas nubes y el espectáculo del atardecer en este campamento nos deja a todos mirando a las montañas cambiar de color como enbobados. A pesar del intenso frío no paramos de sacar fotos a todos lados, a los seracs, a las aristas, a las tiendas, a nuestra sombra… Contemplamos casi sin hablar el espectáculo que tenemos delante, escuchamos a la naturaleza hablar y comprendemos lo afortunados que somos por estar aquí…

En cuanto desaparece el último aliento de luz nos metemos corriendo en las tiendas, hemos cenado de pie en una carrera entre la velocidad a la que podemos engullir la sopa o la pasta y la vertiginosa rapidez con la que todo se congela a estas alturas. El resultado de esta carrera siempre es que comienzas comiendo abrasándote el paladar y terminas saboreando un helado del sabor del plato que tenías entre tus manos.

Son muchas horas en las tiendas que aprovechamos para jugar a las cartas, charlar, recolocar las cosas para poder entrar con todos nuestros bultos en los diminutos habitáculos sin dejar nada fuera (quedaría irremisiblemente congelado) e intentar descansar: mañana será un día clave en nuestro ascenso.

Tercer día

Debemos afrontar la famosa canaleta que conecta el campo 1 en pleno glaciar con el campo 2 en la garganta entre ambas cumbres del Huascarán. Debemos salir de las tiendas con arneses, crampones, y con todo preparado para desayunar a las 6.00, se nota cierta tensión, empieza la parte seria de la ascensión y nadie está para muchas bromas.

La noche ha sido fría y aun es muy baja la temperatura cuando tomamos de pie un poco de te caliente o mate de coca y mientras tanto ya se van desmontando las tiendas y sacando las cuerdas.

Los primeros metros son pendientes y avanzamos poco a poco. Unos seracs enormes nos dan la bienvenida a la canaleta, pasamos entre ellos y saltamos alguna grieta y otras las pasamos por puentes de nieve en buen estado. La parte central de la canaleta es de unos 40º de inclinación y algunas partes están heladas aunque ya con escalones hechos por el paso de las cordadas.

Una vez superada la canaleta se inicia una travesía a la izquierda por debajo de zonas expuestas a la caída de hielo por lo que debe atravesarse a toda la velocidad a la que sea posible. Un pequeño descenso y una nueva travesía nos dejan en las grandes grietas que se deben bordear para llegar al campo 2 situado en la garganta.

El campo 2 está en un lugar increíble, estás a 5900 m,  tienes delante una gran grieta que sólo se franquea por un estrecho puente de nieve que es tu conexión con el mundo civilizado que se encuentra abajo. Por encima y detrás de ti hay otra gran grieta con un muro de hielo que se salva por la izquierda en un puente un poco mayor que el de abajo. A ambos lados tienes las dos cumbres del Huascarán que se elevan como gigantes a sólo varios cientos de metros pero que parecen una infinidad vistas desde abajo.

Pasamos sed esa tarde, desde que llegamos hasta que aparecieron los cocineros y porteadores transcurrieron varias horas… Montamos las tiendas en plataformas semillanas y con bultos helados que aunque nos afanamos en allanar resultó tarea imposible. No comimos, sólo una sopa y un puré que se enfrió rápidamente y el agua fundida escaseaba. Un error importante a esta altitud.

A las siete de la tarde ya estábamos durmiendo o intentándolo, la altura dificulta respirar o eso crees y es difícil luchar contra esos pensamientos… Si te pones nervioso respiras peor y si respiras peor te pones más nervioso..El oxímetro muestra que tenemos una saturación en sangre del 78% que no está mal para dónde estamos, confiamos que todo irá bien.

A las diez y media empieza a soplar el viento, lo hace con fuerza… y lo que es peor algunas ráfagas traen ventisca y nieve… nuestra pesadilla hecha realidad, otra vez la situación del Tocllaraju: viento fuerte en altura con bajas temperaturas y con nieve en suspensión… si ya habíamos dormido poco, desde entonces no pegaríamos ojo esperando un milagro en forma de mejoría.

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