En Navidad y año Nuevo, se produce una transformación del paisaje urbano en toda Andalucía que cambia por completo nuestra forma de percibir estos conjuntos monumentales que perviven al paso del tiempo en los pueblos y ciudades andaluces. Es una transformación como la que se produce entre la noche y el día, entre la sobriedad y el silencio, y la luz multicolor que da forma y volumen a la naturaleza muerta, incluso nuestra propia figura sufre esa transformación al caminar por estos espacios iluminados en Navidad, muchos de ellos diseñados por el hombre.
El Rincón del Trotamundos. Turismo de Sevilla. Málaga. Cádiz
Viajar por Andalucía siempre resulta un placer, no solo por la riqueza cultural que atesora esta tierra del sur peninsular, sino también por los contrastes que el viajero descubre en los paisajes nada comunes; desde montañas nevadas de más de tresmil metros, pasando por penillanuras que se pierden en el horizonte, hasta los montes ondulados donde se alinean cientos de miles de olivos, y dehesas de gran valor ecológico y paisajístico.
Espacios naturales en los que la diversidad de la flora y la fauna son un autentico tesoro, unido a un patrimonio arquitectónico de raíces profundas que dejaron en estas tierras los pueblos que por aquí pasaron a lo largo de los siglos, con un inmenso litoral bañado por dos mares que dejan inusitadas playas y zonas de acantilados esculpidos magistralmente por el viento y el agua.
Viajes a Andalucía. En nuestro circuito podemos elegir múltiples lugares para deleitarnos con esos momentos mágicos que ofrece la Navidad y año Nuevo, cada uno con su hechizo, con su singular belleza, y con su particular sello tradicional. Todos ellos nos dejarían sorprendidos, pues una Navidad y año Nuevo en Andalucía es como un paréntesis en nuestro destino viajero, ya que en pocos lugares del mundo, la tradición y la alegría de la gente se contagia tan rápidamente, con tanta naturalidad y de forma tan profunda y espontánea como en Andalucía.
Caminito del Rey-El Chorro-Málaga
En este sentido las ocho provincias andaluza, con sus capitales a la cabeza, ofrecen una gran variedad de actividades que las hacen muy atractivas para realizar una visita sosegada y sin sufrir grandes aglomeraciones. Además de los singulares monumentos históricos y naturales que cada una de estas provincias posee, la llegada de la Navidad proporciona un sin fin de atracciones culturales, mercadillos, talleres, pasacalles, actuaciones de teatro y juegos infantiles para niños y mayores, que se celebran en calles y plazas.
La lista de esos lugares que hechizan, que fascinan, que atrampan para siempre en nuestro viaje por Andalucía en cualquier época del año, es infinita, por ello hemos elegido solo unos cuantos de esos lugar en los que detenerse en nuestro viaje, estos lugares no han sido elegidos por que sean más o menos bonitos o turisticos, sino, por que en mis viajes por esta tierra me han cautivado sobre manera por motivos diferentes.
La ciudad de Sevilla, capital de la comunidad se lleva la palma de la mano en estos días de fiesta, al igual que en la Semana Santa, Sevilla se viste con sus mejores galas, y las luces son las protagonistas de la fiesta, pues iluminan con sus variadas formas y colores las siempre concurridas calles y plazas de esta alegre ciudad que se mira cada noche en las aguas del río Guadalquivir.
Pero no solo las calle y plazas yacen iluminadas, también lo hacen los monumentos más emblemáticos, lo que hace que resalte la belleza de estos y el esplendor de su historia que atesora entre sus muros desde hace siglos; la Giralda, la Catedral, la Alcazaba, los patios de Santa Cruz, la plaza de España, la torre del Oro y la gran Peineta, al igual que lo hacen los 5 puentes más emblemáticos de Sevilla.
De Sevilla nos vamos hasta Córdoba la ciudad de los Omeyas, siempre blanca, siempre luminosa, siempre sumergida en lo profundo de sus patios y callejuelas, a la sombra de su dilatada historia y de sus grandiosos monumentos, que en estos días, como en ningún otro, mutan y toman otra personalidad para mostrar al viajero la grandiosidad de su belleza y la sabiduría de sus creadores, ensalzando el esplendor que ya lucen de por sí los monumentos más emblemáticos; la Mezquita Catedral, el puente romano y los jardines de la Alcazaba. Quizás el viajero no a de encontrar otra época del año más apropiada que esta para disfrutar de la transformación que sufre la ciudad de Córdoba, entre la noche y el día, entre las luces y la tradición navideña.
De Córdoba a Cádiz, la “tacita de plata” como se la conoce popularmente. Cádiz es una de las capitales de provincia de Andalucía más pequeña, en población y espacio, pero no por ello menos elegante, quizás por estar encerrada en una isla rodeada por el mar, sea la menos conocida y la menos visitada de las capitales de provincia. Su recóndita situación la hacen precisamente, más entrañable y más acogedora para el visitante que se adentra por sus calles y que mire donde mire, siempre disfrutará con luz que emana del mar, luz que lo invade todo, incluso el alma de los gaditanos. Cádiz yace rodeada de bellas playas y viejos monumentos que presumen de un aire colonial que se asemeja a otras ciudades lejanas de Sudamérica donde exportó muchos de sus estilos arquitectónicos.
En estos días esa ciudad que rebosa de luz prestada por el mar, cambia por completo por la noche y se transforma, asemejándose a un crucero anclado en puerto, donde la fiesta y la luz invaden los rincones más humildes de los barrios y el corazón de las personas. Ante nuestra atónita mirada, los monumentos históricos toman vida propia y nos miran con asombro como si fuésemos seres extraterrestres venidos de otro planeta. Así es Cádiz en la Navidad y año Nuevo.
En el viaje por Andalucía, nos hemos detenido en otros lugares menos conocidos que el que representan las grandes ciudades, pero que hechizan por su sencillez y tradición, o al menos a mi así me lo parece. Los atardeceres que tienen lugar durante el solsticio de invierno en los acantilados de la Playa de Cuesta Maneli situada esta entre Mazagón y Matalascañas, Huelva, son de una belleza sin igual, momentos inolvidables que sin querer te adentran en los valores más profundos de la naturaleza y del viajero errante.
Las campanadas de año Nuevo en las escalinatas de la rustica iglesia rural de Castaño del Robledo en la Sierra de Aracena, Huelva, son indescriptibles en el caminar por Andalucía, sus pueblos, sus ciudades y sus gente. Pocos lugares como estos de los pueblos blancos de la Sierra de Aracena, para disfrutar de esos momentos tan pequeños y tan íntimos que marcan para siempre el discurrir de la vida en el ser humano que tiene la suerte de pisar estos lugares.
De un extremo de Andalucía al otro extremo, concretamente a la provincia de Almería. Aparte de la capital, con el alumbrado de sus calles y los lienzos amurallados de la Alcanzaba árabe que domina la ciudad, el Parque Natural del Cabo de Gata ofrece todo un espectáculo en estas fechas en las que el viajero se puede encontrar asolas con una naturaleza de origen volcánico poco común. Es muy posible que en sus paseos no encuentre luces de Navidad alumbrado los antiguos pueblos de pescadores, pero si muchas sonrisas y alegría de los pocos lugareños que por estas fechas queden en la zona.
En esta época en la que las calas y los antiguos pueblos de pescadores yacen completamente vaciados de turistas, es el momento propicio para disfrutar del silencio de nuestros pasos transitando por los caminos del desierto, contemplando la luna que aparece por entre las montañas volcánicas que bajan hasta las playas, acariciando la brisa del mar que rasura nuestro rostro, al tiempo que nos deleitamos con el amanecer limpio y luminoso que llena de humedad la tierra que pisamos.
Es una vivencia personal inolvidable la que se percibe en Navidad y año Nuevo, sentados en un viejo tronco frente al mar en el antiguo pueblo de pescadores de Las Negras, hoy convertido en un lugar turístico, pero en Noche Buena, apenas recibe visitantes, lo que ayuda a recordar, entre los pocos habitantes que se quedan, los tiempos en los que se cantaba y se bailaba durante toda la noche a la luz de las hogueras que se encendían en la playa con la madera que escupia el mar.
En estos días no podría faltar una visita a la ciudad de Málaga, es casi obligado para disfrutar de su derroche de luz, de fantasticos colores y de desbordante alegría, su tradicional alumbrado traspasa fronteras y continentes, por lo que es sin lugar a dudas la ciudad andaluza que más visitantes recibe en estas fechas de Navidad y año Nuevo.
Pero además de la capital, hay dos lugares en la provincia de Málaga que merecen una mención aparte, se trata de las poblaciones de Nerja y Frigiliana, fronterizas con la provincia de Granada. Frigiliana, antigua cuna de hippies y trotamundos que en su tiempo buscaban la soledad en la belleza natural de la Costa Tropical, este pueblo encierra entre sus calles un aire típicamente mediterráneo que te cautiva.
Por su parte Nerja, fue siempre un lugar de encuentro con el mar, con los visitantes y con la salida y puesta del sol, conocida como el Balcón de Europa. Son dos pueblos colindantes, ambos miran al mar, aunque uno de ellos lo hace desde una posición dominante por estar enclavado en la ladera de la sierra, lo que le convierte en un lugar mágico, tanto en la noche, como durante el día.
Jaén, esa provincia del interior, que comparte destino con Córdoba, siempre acuesta con los olivares, con su milenaria cultura, con sus jornaleros de sol a sol, con pueblos cargados de historia; Baeza, Úbeda, Alcalá la Real… donde la Navidad y año Nuevo se vive con pasión, no solo por el alumbrado de sus calles y monumentos, también por que la cultura tradicional en estas fechas tan memorables, vuelve a las calles, a los patios, a las plazas y al hogar familiar como en ninguna otra fiesta del año. En estos días la ciudad de Jaén que yace durante todo el año iluminada por el verde oliva y el oro transparente de sus frutos, se transforma y se viste de colores, de cantos navideños y de animados mercadillos, donde se ofrecen los productos típicos de la tierra y los manjares de la Noche Buena.
De Jaén y sus olivares, hasta Granada, la capital de la Andalucía Oriental. Granada a pesar de lo mucho que se esforzaron y se efuerzan sus habitantes, los conquistadores y algunos historiadores afines, nunca fue en su totalidad una ciudad cristiana, sino más bien, mitad árabe, mitad cristiana, pues el viajero así lo percibe nada más entrar a pie en Granada por la puerta de Elvira, y posar su mirada en alguno de sus emblemáticos monumentos, los típicos barrios con callejuelas de estilo árabes y los lienzos amurallados que rodean estos. Pero ello no impide que en estas fechas las luces que anuncian la llegada de la Navidad y año Nuevo, y todos sus símbolos y atributos, cuelguen en las calles y plazas principales del centro histórico de Granada iluminando, principalmente, los monumentos levantados por los cristianos posterior a la conquista de la ciudad a los árabes.
La Granada que yo conocí es uno de esos lugares en los que vivir esta fiestas, especialmente la noche de año Nuevo, te cambia todo, por suerte tuve esa oportunidad, y es de los pocos lugares en los que la noche transita sobre un tiempo pasado y no sobre la realidad de nuestra existencia presente. Para disfrutar Granada, en Navidad y año Nuevo, hay que pasear pos las calles del centro, toda la ciudad se transforma durante la noche y sus monumentos, de por si ya suntuosos, se hacen más grandiosos y sensacionales; plaza de las Pasiegas, Gran Vía de Colón, plaza y calle de Los Reyes Católicos, Carrera del Darro, paseo de los Tristes, Puerta Real, Plaza Nueva, calle Mesones, Plaza del Carmen, Plaza de Bib Rambla…. Son solo alguno de los lugares más representativos en los que en estos días las luces y sus formas desbordan la imaginación y la fiesta de los miles de granadinos y visitantes.
Durante la noche de año Nuevo, la Plaza del Carmen es el centro neurálgico de la fiesta, y es también donde tiene lugar la exhibición de fuegos de artificios, la belleza de estos se puede contemplar, junto con el esplendor de la Alhambra y la iluminación de la ciudad, desde alguno de los miradores de Granada. Yo tuve la oportunidad de hacerlo desde el mirador de San Miguelen el Sacromonte, pero también se puede contemplar desde el mirador de San Nicolás situado en centro del barrio del Albaicín. La experiencia fue de los más emocionante que yo haya podido vivir, además desde este punto se tiene una visión privilegiada del conjunto iluminado de los palacio de la Alhambra, la Alcazaba y los jardines Reales, la antigua mezquita Mayor situada en el barrio del Albaicín reconvertida en iglesia. La Carrera del Darro, el paseo de Los Tristes, el conjunto catedralicia y en general, toda la ciudad de Granada.
