El Rincón del Trotamundos. Javier Elcuaz del Arco
Carrauntoohill, Mac Gillycuddy Reeks, Caherconree, son nombres evocadores de un pasado rico en hechos históricos y legendarios acaecidos en las brumosas y verdes tierras irlandesas. Pero, ¿qué realidades se esconden tras estos vocablos tan sonoros?
Vamos a pasar una semana en el suroeste de Irlanda gracias a la generosidad de una buena amiga irlandesa. De paso comprobaremos que la opinión sobre la amabilidad proverbial de los irlandeses no es un tópico vacío, sino una realidad bien fundamentada. Residiremos en Tralee, la capital del condado de Kerry.
El húmedo clima atlántico de la isla, incluso en verano, será el principal condicionante al que debemos adaptarnos. Dedicaremos los días más despejados y secos para caminar por las montañas, disfrutando con las vistas de un paisaje rico en formas. Por este motivo, nuestro primer destino serán los acantilados de Moher, en el condado de Clare.
Tenemos que adaptarnos a circular por la izquierda de la carretera, tan estrecha en algunos tramos que solo cabe un coche en ella. Se impone extremar la prudencia en las curvas sin visibilidad. A pesar de la luz plomiza que nos envuelve en este día cubierto en Moher, la belleza de las formaciones de roca caliza gris y negra, sobre un mar embravecido por el azote del viento, se impone a la adversidad meteorológica. Contemplamos en la distancia el vuelo de las claras aves que habitan las repisas de estos cortados. Más de treinta especies diferentes se pueden avistar con prismáticos. Siempre acompañados por un buen número de visitantes, es temporada alta en un lugar icónico, recorremos el camino en un sentido y otro al borde del precipicio antes de regresar al coche que hemos dejado en un aparcamiento privado, mucho más barato que el del centro de visitantes, donde cobran seis euros por persona. En el trayecto de vuelta pararemos en lugares como Spanish Point, para rememorar hechos históricos relacionados con la Armada Invencible, y Kilkee, donde los bañistas entran en el mar con trajes de neopreno.
El pronóstico meteorológico ofrece una clara mejoría para las dos jornadas siguientes. La primera la dedicamos a la cumbre de la isla. El monte Carrauntoohill (1.038m) se encuentra en Killarney National Park, condado de Kerry. La ruta que asciende por Devil’s Ladder no presenta más dificultad que superar este tramo más pendiente buscando el mejor paso entre rocas y un pequeño arroyo. Hemos empezado a caminar en Cronin’s Yard. La primera parte de la ruta, bien señalizada, discurre por terrenos ganaderos privados donde pastan mansamente pequeños grupos de ovejas. Llegamos cómodamente a la cumbre por la cara sur. Las montañas y lagos de este parque nacional presentan una hermosa vista desde esta cima, que cae vertiginosamente hacia el norte. Destaca hacia el este la armonía de formas de la pequeña cadena montañosa MacGillycuddy Reeks. Regresaremos dejando a nuestra izquierda el tramo más áspero antes mencionado. Seguimos una senda que nos acerca a los Reeks y enlaza, ya en terreno horizontal, con la ruta principal.
El objetivo de la segunda jornada montañosa será el monte Brandon (952m). Se levanta cerca de la costa en la península de Dingle, también en Kerry. Es el destino del camino de peregrinación de San Brendan que comienza en el extremo sur de esta península. En la cumbre encontraremos una gran cruz metálica y restos de una primitiva construcción. Seguiremos la ruta que comienza en Faha Grotto. Al principio ascendemos suavemente entre verdes pastos. A nuestra espalda, la hermosa y recortada costa se va dejando ver a medida que ganamos altura. Los prados dan paso a una cuenca lacustre cerrada por paredes verticales. En fuerte ascenso, con alguna trepada fácil, alcanzamos la línea de cumbres completamente cubierta por las nubes. Nuestro objetivo queda a unos quince minutos de camino hacia el sur, oculto por una densa niebla y batido por un fuerte viento. A pesar de demorarnos en un lugar protegido dando cuenta de nuestros alimentos, las obstinadas nubes nos impidieron la vista más allá de una decena de metros.
Dedicamos el resto de la tarde a pasear por el bonito puerto y las animadas y coloridas calles de la muy turística ciudad de Dingle. En una ferretería reconvertida en bar paladearemos la riquísima cerveza irlandesa.
La variabilidad meteorológica de esta tierra nos va a traer otra borrasca. Dejamos las montañas y nos acercamos a la costa de la península de Iveragh para recorrer el Ring of Kerry.
La estratégica Killarney es puerta de entrada tanto al Parque Nacional que lleva su nombre, como a la península de Iveragh. La misma ciudad y sus alrededores bien merecen una visita: la catedral de Santa María, Killarney House Gardens, Ross Castle, Muckross House, son algunos de los muchos lugares de interés.
Seguiremos el sentido horario en nuestro circuito del Ring of Kerry, recomendado para circular más fluidamente por las estrechas carreteras que nos esperan. El temporal atlántico llega con fuerza a la playa de Rossbeigh. Una llovizna repentina nos empuja hacia Caherciveen, donde acortamos el paseo por la intensidad creciente de la lluvia. El tiempo nos da una tregua en la isla de Valentia. Después de visitar los alrededores de su faro, donde el mar desata su energía contra las rocas, llegamos a la entrada del complejo Geokaun Mountain. Hay que pagar cinco euros por vehículo para acceder, por pistas de tierra en buen estado, a sus miradores. La luz plomiza y la atmósfera brumosa que nos envuelven crean un ambiente atlántico muy en armonía con la oscura roca y el verde de los prados que contemplamos. En la distancia adivinamos los perfiles de las islas Blasket hacia el norte.
Cerrando el anillo por el sur nos detenemos en St Finian’s Bay , donde la fuerza del temporal produce las olas tan apreciadas por los surfistas. Nosotros vemos en la distancia el oscuro perfil triangular de las dos Skellig, que no podremos visitar por estar la navegación interrumpida por lo agitado del mar. Volveremos a detenernos en la tranquila Waterville, donde Charles Chaplin solía pasar sus vacaciones en familia, antes de completar el bello circuito que hemos recorrido.
La siguiente jornada nos obsequia una hermosa mañana soleada. A primera hora nos acercamos para ver la torre redonda de Rattoo, cerca de Ballyduff, a poco más de veinte kilómetros al norte de Tralee. Las torres redondas de Irlanda encierran enigmas históricos sobre su uso. Se construyeron en los siglos X y XI cerca de monasterios e iglesias con el probable fin de alojar campanas que sonarían en caso de un peligro inminente, según la teoría más aceptada actualmente. La de Rattoo, perfectamente restaurada, se levanta 28 metros junto a un pequeño cementerio que rodea las paredes exteriores de lo que fue una pequeña ermita. De vuelta en Tralee, desentumecemos las piernas siguiendo el Tralee Ship Canal restaurado con fines turísticos. El canal es paralelo al río Lee. Al bajar la marea, en la desembocadura del río, queda al descubierto una amplia zona pantanosa que proporciona cobijo y alimento a numerosas aves limícolas.
Estamos a escasos quince kilómetros de Caherconree (835m), el segundo pico en altura de las Slieve Mish Mountains y un mirador de la bahía de Tralee y las penínsulas de Dingle e Iveragh cuando la nubosidad lo permite. Por este motivo se asienta cerca de la cima un fuerte de la edad de hierro del que permanece su muralla de piedra de más de cien metros de longitud. El fuerte tiene abundantes referencias en la mitología y el folclore irlandeses. Pasado Camp encontramos un pequeño aparcamiento junto a la carretera donde comienza la ruta. Se trata de una corta caminata ascendente de 7,5 kilómetros, incluyendo la vuelta, con el único inconveniente de caminar por un terreno empapado de agua. Pero el esfuerzo queda de sobra recompensado por las impresionantes vistas y el mágico ambiente de leyenda que respiramos.
Terminaremos nuestra estancia en Kerry visitando Crag Cave y Ballyseede Castle en una lluviosa mañana. En Crag Cave bajaremos al frío y húmedo interior de la tierra donde las corrientes subterráneas de agua crearon unas impresionantes formaciones de estalactitas y estalagmitas. El recorrido resulta un poco corto, treinta minutos, ante las expectativas creadas por el precio, doce euros.
Actualmente Ballyseede Castle es un lujoso hotel de cuatro estrellas a unos cuatro kilómetros de Tralee situado en un entorno de bosque autóctono. Tras la serena armonía de sus formas constructivas existe un pasado de cinco siglos con algunos sangrientos sucesos, difíciles de imaginar en sus salones decorados con un gusto exquisito.
Estos días vividos en Irlanda nos dejan con la apetencia de conocer más de esta isla de larga historia, transformada en parte por la mano del hombre y con otra parte, nada despreciable en tamaño, dominada por una indomable naturaleza atlántica, donde sus habitantes gustan vivir el calor de las relaciones humanas y expresar su alegría mediante la música en la afable atmósfera de sus pubs.