La estación de Grandvalira se prepara para la temporada de esquís

El Rincón del Trotamundos.

Estación de Esquís de Grandvalira

Andorra se prepara para llegada del otoño durante el cual las hojas de sus bosques caducifolios se tornan de colores múltiples y en silencio descienden de los árboles para depositarse en el suelo formando un lecho propicio para la conservación de la nieve. Al tiempo que los árboles se desnudan, aparecen los primeros copos de nieve que anuncian la proximidad del invierno, dando paso a un paisaje enmarcado por altas montañas cubiertas de nieve, montañas que albergan una naturaleza desbordante regada por caudalosos ríos, y lagos de origen glaciar que se cubren de hielo y nieve durante el invierno.

La presencia humana en el principado de Andorra fue, como en el resto de Los Pirineos, el resultado de una lucha desigual entre el hombre y el medio. Cuando las montañas aún estaban ocupadas por glaciares, los primeros habitantes encontraron espacio en los angostos valles y las zonas más bajas y empezaron a poblar el macizo pirenaico.

Estación de Esquís de Grandvalira

Eran grupos nómadas que mudaban de lugar durante las estaciones de verano y de invierno y que cambiaban en cuanto agotaban los recursos del entorno en el que se instalaban. La caza, que se practicaba con la ayuda de perros domesticados, la pesca fluvial y la recolección de frutos silvestres, constituyeron la fuentes básicas de alimentación de estos pueblos pirenaicos.

Hoy Andorra es un país de contrastes, junto a una naturaleza montaraz, donde encontramos un valioso patrimonio arquitectónico representado por la arquitectura rural de piedra que se conserva en las aldeas, junto al románico de las pequeñas iglesias ocultas en los solitarios valles que se abren entre montañas. Iglesias que recuerdan el predominante pasado agrícola y ganadero de los habitantes del Principado, que representa uno de los más ricos legados históricos y culturales de este pequeño país.

Estación de Esquís de Grandvalira

De un país eminentemente agrícola y ganaderos, Andorra ha pasado a ser uno de los centros turísticos más importante del Pirineo, especialmente en la practica de los deportes de invierno donde la nieve es la protagonista. El Principado posee la mayor superficie esquiable de los Pirineos, un total de 379 km. La amplia oferta en el ocio de la nieve y termal, junto con el turismo rural y de compra, atraen cada año a miles de viajeros de todo el mundo, aficionados al esquís y a otros muchos deportes de aventura que se practican en las montañas del Principado.

Grandvalira, es una de las estación pionera del esquí andorrano, con mas de 200 kilómetros de pista esquiables, se prepara con antelación para la próxima temporada 2016/2017,  que se espera, si la climatología es favorable, tenga en todas sus pistas nieve en abundancia, esperando que los amantes de este fantástico deporte de aventura, practicado en plena naturaleza.

Estación de Esquís de Grandvalira

El acceso a la estación de Grandvalira se hace desde seis diferentes puntos: Encamp, Canillo, El Tarter, Soldeu, Grau Roig y Pas de la Casa. La estación fue creada en 2003, y es el resultado de la fusión de tres antiguas estaciones de esquís, lo que la convierten en la mayor estación de esquís de todo el Pirineos. Una estación principalmente dedica al esquí alpino, pensada para esquiadores de todos los niveles, especialmente para esquiadores de nivel medio y alto que pueden encontrar, pistas tranquilas que discurren por zonas de bosques, y otras más exigentes, catalogadas como rojas y negras que discurren por lo alto de la montaña.

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