El Rincón del Trotamundos. Rafa Álvarez
Cáceres, capital de la alta Extremadura, fue fundada por los romanos en el año 25 antes de C. y recibió el nombre de Castra Caecilii. A finales del Siglo VI fue dominada por los visigodos de Leovigildo. En el Siglo IX fue conquistada por los árabes y le dieron el nombre de Al-Quazris, (Alcázares). Reconquistado en 1227 por el rey Alfonso IX de León. La ciudad se asienta sobre una elevación del terreno dominando la llanura y el berrocal. Este estratégico emplazamiento permitió a los romanos su eficaz defensa, siendo estos los primeros pobladores que la fortificaron.
Para conocer un país no basta con viajar por el mismo y visitar sus pueblos, ciudades, playas, montañas, y demás riquezas naturales y culturales. Para conocer un país es preciso conocer un poco su historia y su idioma, de esta forma podemos relacionarnos con su gente, empaparnos de su cultura, tradiciones y costumbres y extraer la esencia evolutiva del país que visitamos.
Pongamos como ejemplo el caso de España. Si viajamos por este viejo país europeo, es aconsejable conocer un poco el español. Ahora es fácil aprenderlo pues no es necesario asistir a una academia privada para dominar el idioma, ni trasladarse al país con los gastos que eso conlleva, basta tener conexión a Internet y registrarse en alguna de las muchas academias online que hay en todo el mundo donde imparten clases de español y de otros idiomas.
El conocimiento del idioma del país que visitamos nos permite además comprender mejor la historia del país, la evolución social, y con la evolución histórica y social, la evolución de su arquitectura, en los distintos periodos en los que se fue desarrollando esta. La arquitectura es como un libro abierto al viajero, en sus muros yace escrita la evolución social de los pueblos que levantaron esos templos de piedra a lo largos de los siglos, y hoy yacen desafiando el tiempo y la codicia de los hombres.
Este es el caso de la ciudad que visitamos hoy en nuestro viaje por España, Cáceres, situada en la ruta de La Plata. Una ciudad que describe en el desarrollo de su trazado urbano, y en su arquitectura, la historia política, cultural y social de España durante los últimos 2.000 años. Un viaje apasionante por un mundo de piedra; iglesias, torres, calles, plazas y palacios que nos describen la vida de sus habitantes, y la de sus dirigentes políticos durante su evolución.
Una visita a la ciudad monumental de Cáceres
Cáceres, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad y tercer conjunto monumental mejor conservado de Europa, conduce al viajero entre arcos romanos, murallas árabes, iglesias cristianas y palacios señoriales, que dan forma a un entramado de calles estrechas, rincones evocadores y plazas rebosantes de linajes medievales.
Millares de estas viejas piedras izadas por canteros anónimos, han modelado este monumento, que compite en armonía y universal lenguaje, con el desgarro de los hombres y la osadía del tiempo. Un paisaje lleno de torres desmochadas que ha modo de árboles, buscan denodadas el cielo, otean la vieja ciudad y escudriñan el silencio de la noche medieval. Un paisaje de piedra granítica, en el que las luces y las sombras, dejan escapar los viejos fantasmas, que deambulan, bajo las capas y el reluciente filo de las espadas.
El recorrido por la ciudad vieja de Cáceres, parte de la Plaza Mayor, que además de ser el centro neurálgico de la ciudad y lugar de encuentro de los cacereños y los viajeros que visitan esta urbe, es también el cordón umbilical que une la ciudad nueva y comercial, con la parte vieja, cuyo acceso se efectúa por la llamada puerta Nueva, el arco barroco de la Estrella, construido en los lienzos de la muralla por el arquitecto Churriguera, para facilitar el paso de los carruajes.
Antes de adentrarnos en la parte antigua, visitamos el Foro de Los Balbos, un amplio recinto al aire libre, dominado por la muralla almohade y la torre de la Hierba del XII. Desde los soportales del ayuntamiento, se tiene una bella panorámica del conjunto de la Plaza Mayor, las casas nuevas y las torres del Horno o de los Púlpitos del siglo XV, y la de Bujaco del siglo XII.
Abandonamos la plaza por las escaleras que salvan el desnivel existente entre la ciudad vieja y la moderna. De inmediato nos encontramos en el corazón de la ciudad antigua, entre piedras milenarias, ventanales góticos, platerescos y renacentistas y dinteles bellamente labrados que sustentan las puertas de los viejos palacios que han resistido el paso del tiempo.
Nos acercamos hasta la plaza del Conde Canilleros, un evocador rincón, donde está situado el suntuoso palacio de Moctezuma, sede del Archivo Histórico Provincial. Este palacio de estilo renacentista con hermosa fachada y una gran torre, fue mandado construir por el hijo de una princesa azteca. En el interior del palacio se levanta un patio de estilo herreriano y unos frescos de temática romana y azteca.
De la plaza del Conde Canilleros, pasamos a la de Santa María, situándonos ante uno de los conjuntos arquitectónicos más bellos de España. En este lugar se concentran numerosos palacios y la Iglesia Concatedral de Santa María, de estilo románico de transición al gótico. En el interior de este templo se encuentra un retablo renacentista en madera de cedro sin policromar. Es de gran plasticidad la portada renacentista de la sacristía y la talla del Cristo Negro del siglo XIV.
El Palacio de Mayoralgo tiene una fachada de 1537, con elementos góticos y renacentistas. De su interior, destaca un magnífico patio mudéjar con arcos apuntados sobre gruesas columnas biseladas, siendo este el patio más antiguo de todo Cáceres. El Palacio de los Golfines de Abajo, presenta elementos típicos de la casa-fortaleza gótica, su fachada es una excelente obra plateresca, rematada en su parte superior por un friso de influencia salmantina. Sobre la puerta hay dos ventanas gemelas, con arco de medio punto, con capitel jónico, y escudo de los Reyes Católicos. Tiene dos torres de época medieval y en su interior un patio con doble cuerpo de arquería.
A continuación está la Plaza de San Jorge, dedicada al patrón de la ciudad de Cáceres. La plaza es como un escenario pétreo que se abre al cielo de la noche, al silencio, y a los pináculos que culminan las desmochadas torres, donde anidan las cigüeñas. En la plaza se levanta la iglesia de San Francisco, su importancia reside en el mirador que ofrecen sus dos torres de la ciudad antigua.
De San Jorge seguimos por la calle del Mono y la Plaza de los Caldereros. Ya en Adarve de Santa Ana, encontramos el Palacio de los Condes de Adanero. En la fachada podemos contemplar uno de los más hermosos ejemplares de portada manierista de Cáceres. En su interior se encuentra un bello patio porticado típico de los palacios cacereños.
Seguimos caminando por la calle de Orellano, en este tramo del recorrido se pasa por la llamada “Casa mudéjar”, una edificación del siglo XIV, que posee en la fachada ventanas y celosías de este estilo decorativo. La originalidad de esta edificación fue determinante para que en 1931 fuese declarada Monumento Histórico-Artístico.
La Casa del Sol, es un ejemplo de casa-fortaleza. Posee una torre, y en el interior conserva un pequeño patio renacentista, con dos de sus lados porticados. Más adelante nos encontramos con la casa gótica de los Sande dotada de una de las torres más impresionantes de la ciudad, con un enorme matacán en una esquina sujeto por nueve ménsulas.
En esta parte alta de la ciudad, está la Iglesia de San Mateo, edificada sobre los restos de la gran mezquita árabe, destruida por los cristianos cuando tomaron la ciudad. El templo alberga en su interior una capilla renacentista de Gil de Hontañón, lienzos barrocos y sepulcros del siglo XVI. En la Plaza de Las Veletas, está el Palacio de las Cigüeñas del siglo XV, el único al que se permitió conservar la torre completa, sin que sufriera el desmoche ordenado por Isabel II de Castilla como castigo a las revueltas de los nobles cacereños que osaron cuestionar su poder político.
El Palacio de las Cigüeñas tiene en su interior un patio flanqueado por cuatro galerías con columnas. De este patio sale una escalera tallada en granito, que sube a la torre y se abre en abanico alrededor de una columna gótica. En la misma plaza está el Palacio de las Veletas, edificado en el siglo XVI en el lugar que ocupaba el alcázar almohade. En su interior se conserva un hermoso aljibe que recoge las aguas de la lluvia que le llegan del patio renacentista, cuya planta inferior tiene arcos de medio punto sobre columnas toscanas. Desde 1933, el palacio de las Veletas, alberga el Museo Arqueológico Provincial, uno de los mejores museos de su genero de España.
Abandonamos la plaza de las Veletas por las escaleras que llevan al barrio judío de San Antonio, para salir extramuros y tomar por la ronda que discurre junto a los lienzos de la muralla, hasta cruzar el arroyo del Concejo. Pasado el puente, a la derecha, arrancan unas escaleras que nos llevan al mirador de San Marquino. Este es uno de los lugares menos conocidos de Cáceres, la panorámica que se tiene de la ciudad antigua, es espectacular, especialmente en las primeras horas del día, cuando la luz cálida de la mañana, se mezcla con la luz fría de la noche y acaricia el conjunto monumental de la ciudad y el bosque pétreo de sus monumentos.
También es aconsejable visitar este mirador por la noche, cuando los monumentos están iluminados y las cigüeñas se yerguen inmóviles como guardianes sobre los pináculos de las torres. De una solo mirada, el viajero contempla miles de años de historia apilados sobre las piedras que sustenta el arco romano de la primitiva muralla, las rojas torres almohades de argamasa y la mampostería de las iglesias, los palacios renacentistas y las casas del barrio Judío.
Descendemos del mirador y continuamos por la calle del Concejo, para entrar de nuevo en la ciudad antigua por el arco del Río, o del Cristo. Es la única puerta romana que aún se conserva en las murallas, fue construida en el siglo I con grandes sillares y bóveda de cañón. Pasado el arco, la ruta continúa pegada a las murallas, por la calle de Adarve de Cristo y Amargura. Al final de esta ultima, está el palacio de Carvajal, una edificación que cuenta con elementos góticos y renacentistas. En su interior tiene un patio rectangular, con arcos sobre columnas y una torre redonda realizada en sillares, que data del siglo XII, en la base, hay una capilla con interesantes frescos.
Abandonamos de nuevo el casco antiguo, para visitar la iglesia de Santiago y lo hacemos por la desaparecida puerta de Coria, pues fue derruida en 1879, al igual que sucedió con la puerta de Mérida, situada en la parte occidental de las murallas. La Iglesia de Santiago del siglo XIV, está situada a extramuros, en un barrio de mucho abolengo, en el que recalaban los peregrinos camino de Santiago. El templo fue edificado sobre una iglesia románica del siglo XII. En el interior, destaca el retablo mayor, obra del escultor Castellano Alonso Berruguete y su taller. El templo fue diseñado por Rodrigo Gil de Hontañón.
Al lado de la plaza de Santiago, se encuentra el palacio renacentista de Godoy, construido por orden de D. Francisco de Godoy Aldana en 1548, con las riquezas que obtuvo en América. En el exterior destaca la torre con balcón de esquina. Tiene un patio central, de planta cuadrada, con columnas en sus cuatro lados en los dos pisos.
La calle Zapatería y Sancti Spíritu, nos lleva por la parte moderna de la ciudad, donde el viajero puede disfrutar de la arquitectura cacereña del siglo (XVIII), con solariegas casonas y bellas fachadas, en las que se abren grandes balconadas enrejadas. Siguiendo el itinerario, entramos de nuevo en la Plaza Mayor, para disfrutar del ambiente provinciano de tertulias y acaloradas discusiones, comprar artesanía y disfrutar de las tapas que ofrecen los bares y restaurantes de la zona.
La Plaza Mayor, además de la panorámica que tiene de la muralla Almohade y los palacios renacentistas, cuenta con unos impresionantes soportales del siglo XVI que la circundan, cuyos arcos se sustentan sobre gruesos pilares. En este lugar céntrico de la ciudad de Cáceres, a caballo entre lo moderno y lo antiguo, damos por finalizada nuestra ruta por esta hermosa ciudad, templo de la piedra y del buen hacer de los canteros. Podemos alargar la visita disfrutando de un paseo por la calle comercial de Pintores y el paseo de Cánovas, lugares estos de cita para viajeros y forasteros que visitan la ciudad para realizar compras, o para disfrutar del ambiente festivo.
No abandonamos la ciudad, sin antes aconsejar al viajero que Cáceres ha de ser visitada, al menos, en dos ocasiones: durante el día, cuando los rayos del sol se cuelan por el entramado de calles y realzan la textura de la piedra, y por la noche, cuando la ciudad monumental está iluminada y sus habitantes duermen. Si la lluvia hace acto de presencia, mejor que mejor, pues el agua acentúa la sobriedad de los muros, el encanto de las silenciosas torres, con sus recios matacanes y el relieve del antiguo empedrado de plazas y calles.
Hola, podria poner la historia del arbol de la plaza del conde canilleros porfavor es muy interesante