Trekking en Cerdeña

El Rincón del Trotamundos. Javier Elcuaz del Arco

La segunda isla en tamaño del Mediterráneo combina una serie de elementos naturales que la convierten en un destino ineludible para los amantes de la naturaleza. Su accidentado relieve, dominado por la roca caliza, tanto en el interior, como levantándose vertiginosamente sobre la costa, cobija cumbres, gargantas, calas recónditas y playas tranquilas para disfrutar en actividades al aire libre que van desde la escalada y senderismo, a las relacionadas con la navegación marina.

El parque natural de Capo Caccia, cercano a la ciudad de Alghero, se proyecta hacia el mar delimitado por acantilados de más de trescientos metros de altura hacia el sur, en tanto que hacia el norte cierra la bahía de Porto Conte salpicada de calas y playas.

La espesa vegetación mediterránea sólo deja al descubierto la plateada roca caliza contrastando con el verde circundante. El paso de la historia ha dejado numerosas torres vigías a lo largo de la costa, integradas perfectamente en el paisaje gracias al uso de la roca de la zona para su construcción.

El Supramonte es la región localizada en el centro y al este de la isla. Por este sistema montañoso de origen calcáreo, cerca del golfo de Orosei, discurre la garganta de Gorropu. Un corte limpio en la roca, con paredes verticales y extra plomadas, que en algún punto superan los quinientos metros de altura y una longitud de kilómetro y medio.

Su recorrido, entre grandes bloques calizos y remansos de agua cristalina, se convierte en una experiencia divertida, a la vez que impresionante, a la sombra de sus elevadas paredes que parecen tocarse cerrando la vista del cielo.

Acebuches centenarios desarrollan toda su capacidad de crecimiento entre los huertos de cultivos mediterráneos y las zonas de pasto para las numerosas ovejas y cabras que se crían en la isla.

Caminar a lo largo de la costa del golfo de Orosei, entre el verde oscuro dominante en la vegetación y el azul turquesa marino, bien ascendiendo hasta alcanzar lo más alto de los acantilados o descendiendo a las calas de blanca arena, es un ejercicio tan gratificante como purificador, gracias a la pureza del aire marino mezclado con el oxígeno que emana de la abundante vida vegetal que nos envuelve.

Entre las paredes verticales, muy adecuadas para practicar escalada, se abren cuevas profundas como la existente en cala Luna.

La ruta conocida como Selvaggio Blu recorre el golfo de Orosei. Está considerada como la más difícil de Italia, pues en ocasiones precisa escalar o rapelar para superar algunos pasajes.

Sin embargo, la etapa inicial desde Santa María Navarrese al Ovile Us Piggius, no presenta ninguna dificultad técnica. Consiste en un bellísimo recorrido paralelo a la costa donde se levanta la verticalidad de la aguja Pedralonga.

Poco a poco ganamos altura hasta llegar a las paredes verticales de Punta Giradilli por una senda muy aérea en algunos tramos, pero totalmente segura. Nuevamente, la verticalidad de la roca ofrece grandes posibilidades para la escalada.

El abrupto sur del golfo de Orosei guarda calas recónditas a las que sólo se puede llegar navegando o descendiendo por profundas gargantas como Bacu Mudaloro. Por ella descendemos quinientos metros a lo largo de diez kilómetros de soledad y un hermoso paisaje mediterráneo hasta alcanzar cala Mudaloro. Lentamente la naturaleza ha integrado las obras realizadas por el hombre para obtener recursos. Observando atentamente el terreno, aún encontramos las plataformas construidas por los carboneros que convertían en carbón vegetal la leña proporcionada por las abundantes encinas y alcornoques de la zona.

El recorrido más bello por la costa occidental nos lleva desde Masua hasta cala Domestica. Conocido como Sentiero Miniere nel blu, su longitud no supera los doce kilómetros y el desnivel ascendente acumulado ronda los cuatrocientos metros.

Además del notable interés paisajístico general, hay que añadir hitos tan espectaculares como el Pan di Zucchero, un islote solitario de color blanco calcáreo o la cala rocosa del Canal Grande, con su gruta de ciento cincuenta metros recorrida por el mar, un lugar para descansar a resguardo del viento, y, finalmente, cala Domestica, un pequeño fiordo con un pequeño conjunto de dunas.

La vegetación típica del maquis mediterráneo y enebros deformados por el viento nos acompañará en nuestro caminar. Otro aliciente de la ruta es la arqueología industrial minera localizada junto a Masua y su Porto Flavia.

Como complemento a caminar en la hermosa naturaleza isleña hay que añadir, al menos, dos paseos urbanos para completar un primer acercamiento a Cerdeña. El primero lo haremos en la ciudad de Alghero, al norte de la isla. Recorrer todo el paseo costero sobre la muralla al atardecer, disfrutando con la contemplación del horizonte marino cerrado al norte por el perfil elevado de Capo Caccia a un lado, y la sencilla y bella arquitectura tradicional mediterránea al otro, es una experiencia inolvidable.

Al llegar al puerto deportivo, nos internamos en la ciudad antigua y recorremos, sin un rumbo determinado, las callejuelas que abocan a la catedral, escondida entre las viviendas circundantes, de las que sobresale la aguda torre del templo.

Finalmente, también hay que perderse por el laberinto de calles más o menos estrechas y placitas de la capital de la isla, Cagliari.

Remontando siempre la pendiente que nos va a llevar hasta el castillo y la muralla superior, alcanzaremos el corazón histórico de la urbe que domina visualmente el puerto y las tierras colindantes en muchos kilómetros a la redonda.

Los innumerables templos y enormes palacios nos hablan de un pasado esplendor hoy imposible de mantener. También hay que disfrutar la animación nocturna de bares y terrazas de esta parte de la ciudad.