La montaña en Riaño

El Rincón del Trotamundos. Javier San Sebastián

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La construcción del embalse de Riaño fue uno de los proyectos más contestados en materia hidrológica de cuantos se han desarrollado en España. Las obras comenzaron en 1963 y las compuertas se cerraron en diciembre de 1987. Entre medias hubo manifestaciones, protestas e incluso la ocupación militar del valle. Nada paró la traumática expropiación forzosa. 10.000 personas tuvieron que ser realojadas, nueve pueblos y multitud de valles quedaron definitivamente bajo las aguas del Esla.

La tragedia dio lugar a un pueblo artificial construido en una colina. Su población no llega a un tercio de la que tenía el antiguo pueblo antes de la construcción del embalse y sus recursos giran en torno al turismo. Después de 28 años las expectativas de regadío siguen sin alcanzar lo que se anunció en su momento y continúan siendo motivo de queja y enfrentamiento.

Ya desde un punto de vista más pragmático, a los ojos de los viajeros que caemos por aquí, la belleza de la región es soberbia. La vista de la pirámide del Gilbo sobresaliendo como una silueta empinada, arrogante, reflejada sobre las aguas del lago artificial es extraordinaria. No es raro que le llamen “el Cervino leonés”.

Es más que recomendable, es casi “obligatorio”, pasar unas jornadas para disfrutar de duras ascensiones que se compensan con vistas difíciles de olvidar. Crestas vertiginosas, bosques, desfiladeros, paredes y laderas dibujadas con estratos que se retuercen y dibujan figuras fantásticas. Si todavía no has estado allí, no te lo pierdas, y si puedes, quédate varios días para contribuir a aumentar la riqueza de un territorio que ha sobrevivido pese a su injustificado castigo.

Nosotros comenzamos ascendiendo al Gilbo. Un recorrido sorprendente, que tras ganar un muro calizo llega a una cresta muy aérea. El Gilbo resulta estar casi en una península, con lo que el agua aumenta la espectacularidad. El descenso por el lado contrario también es sorprendente. Parece imposible que exista un descenso sencillo por allí cuando lo vemos desde abajo.

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La segunda excursión la comenzamos caminando desde Horcadas (si llegáis a buena hora no os perdáis el desayuno en el bar del pueblo). Seguimos por el desfiladero de la Hoz Oscura para alcanzar el collado de Tejerina. Desde este punto la panorámica se amplía y alcanza hasta la montaña palentina y los Picos de Europa. Una bonita cresta nos permite alcanzar las cumbres de la Pena, Loto y Hato para regresar por el puerto de Horcadas.

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El Mampodre es nuestra segunda elección. Es una sierra concentrada, dura, donde los geólogos (en nuestra salida iban dos) disfrutan y nos hacen comprender la información que ofrecen los cambios de roca, los pliegues y estratos a quienes sólo vemos belleza, como si la naturaleza hubiera esculpido una obra de arte.

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La última excursión es a Peñas Pintas, cordal de tres cumbres situado tras y sobre el Gilbo. Excelente mirador y preciosa finalización de tres día magníficos.

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Cascada-Marruecos

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