El Rincón del Trotamundos. Javier Elcuaz del Arco. 4/7/2014
Las vecinas comarcas de Arbas y Gordón, en la zona central de la Cordillera Cantábrica leonesa, guardan todo tipo de valores para disfrutar jornadas inolvidables recorriendo sus valles y cumbres.
Casares de Arbas se encuentra en una amplia llanura herbosa que también acoge el embalse de Casares y la población de Cubillas de Arbas. El potente cordal de las Tres Marías, nombre asignado recientemente a lo que los paisanos conocen como los Tres Picos, protege esta inmensa vega de los fríos del norte.
Este conjunto de recias viviendas de piedra caliza es el punto de inicio y final de dos rutas muy diferentes entre sí que nos adentran en el corazón de la Cantábrica leonesa.
La ruta del valle de Arbas, señalizada por la asociación de desarrollo rural Cuatro Valles, proporciona un amable acercamiento a la montaña. Poco exigente en el esfuerzo, nos acerca a las Tres Marías rodeando el Palero por el este, para darle luego la espalda mientras subimos al collado Gistreo en la sierra de Chagos.
Siguiendo las indicaciones de la ruta descendemos por un pinar hacia el valle del arroyo Viadangos. Podemos seguir la pista que corre a la sombra del pinar o caminar por campo abierto, por el centro del valle sobre bellas praderas donde pasta el ganado.
Cruzaremos un par de veces el arroyo hasta llegar a un pronunciado giro a la derecha. A la izquierda, a media ladera veremos una cascada a la que merece la pena subir para contemplarla más de cerca. El valle nos dejará en el caserío de Viadangos, con una interesante iglesia.
Para regresar a Casares subiremos hasta el collado que separa la sierra del Turrón de la sierra de las Cangas. Desde este punto se puede subir fácilmente al primer pico de esta sierra que se levanta desafiante y tentador a nuestra izquierda.
En Casares lo llaman pico de las Cangas y en el mapa de la ruta se denomina Peña Muerca. La amplísima panorámica que ofrece esta cumbre compensa con creces el esfuerzo de su subida.
Ya tenemos Casares a la vista, llegaremos allí en un cómodo descenso en poco más de una hora. Esta grata caminata se completa en unas cinco horas.
Otra ruta, también circular, pero más exigente en tiempo y esfuerzo nos va a llevar a la peña Barragana y a las Tres Marías.
Vamos calentando el cuerpo camino de Cubillas de Arbas, donde comienza la subida más fuerte de este recorrido con un primer punto culminante en la inmensa peña Barragana que domina esta comarca.
Tras recorrer la larguísima y vertical base de la peña, subimos por un prado en pendiente hasta el inicio del aéreo sendero marcado con hitos que nos lleva hasta el extremo este de la enorme mole caliza, otra atalaya privilegiada de estas tierras.
Desde este punto, mirando hacia el norte debemos encontrar un sendero que hacia nuestra derecha sube en esta misma dirección la cuerda que nos cierra la vista y que termina en las Tres Marías. Tras bajar de la Barragana, seguiremos este sendero para subir a esta ancha sierra que recorremos hacia el este entre jous, laberintos de roca caliza y praderas evitando las cumbres que como el pico de la Brazosa, se levantan a nuestra derecha.
Nos dirigimos a la María de los Corros, la más occidental de las tres y la única fácilmente accesible por esta zona. Bajaremos al collado de Carrió para regresar a Casares rodeando los Tres Picos que protegen este pueblo del viento del norte.
En la vecina comarca de Gordón, al este y contigua a Arbas, Cuatro Vallés ha balizado otro itinerario que, con un esfuerzo moderado, nos lleva por esos lugares sólo frecuentados por el ganado y los caminantes con ánimo montañero. La localidad de referencia es Cabornera y la ruta lleva el nombre de Los puertos de verano.
Por la Foz Oscura ascendemos hasta las praderas pobladas por caballos de montaña durante el estío.
Sobre nosotros destaca al suroeste el pico Felicano entre una serie de cimas que cierran el valle por donde caminamos. Este valle es paralelo al del río Casares, llegaremos a este último por una cómoda pista que desciende por una estrecha garganta bajo las estribaciones de Peña Forcada.
Antes de llegar a Cabornera pasamos por la fuente El Fraile, ferruginosa de propiedades medicinales. Ascendemos por la ladera contraria a la que hemos dejado hasta la pista de servicio de una línea eléctrica de transporte que nos llevará, disfrutando de las bellas vistas del valle del Casares, hasta Paradilla de Gordón, un pequeño caserío colgado sobre el valle cuya iglesia disfruta de las mejores panorámicas de los montes y hayedos que se asoman al río Casares.
En esta misma comarca se encuentra una joya botánica muy interesante. Se trata del Faedo de Ciñera, un pequeño hayedo que ha sido acondicionado para visitarlo mediante una pasarela que permite disfrutar sus encantos sin dañar el entorno.
Se encuentra a dos kilómetros de Ciñera a continuación de una antigua bocamina decorada a modo de museo.
Las hayas trepan por una empinada ladera acompañadas por el murmullo de un arroyo que atraviesa un pequeño desfiladero después de tallar varias marmitas de gigante en la roca caliza.
Como complemento a este recorrido, es muy recomendable la visita a las cuevas de Valporquero para maravillarnos con las espectaculares dimensiones y la belleza de las formaciones que alberga el interior de la tierra.
El trabajo geológico del agua y los minerales de la roca han esculpido una obra siempre cambiante de magnética contemplación ante la que el tiempo pasa sin darnos cuenta.
El final de la primavera es el momento más recomendable para disfrutar estos recorridos. Cuando la mayor parte de la nieve que ha cubierto las zonas altas ya se ha fundido, facilitando con ello la marcha sin equipo especial, y el fresco verdor de la hierba se combina con el colorido de las jóvenes flores, percibimos el despertar de la naturaleza tras el letargo invernal que nos crea una sensación de plenitud. Además, los escasos mastines que encontramos están completamente relajados y buscan las caricias humanas pacíficamente, antes de que su tarea estival de cuidado de los rebaños despierte su agresividad.
Para realizar estas rutas nos alojamos en el hostal González de Casares de Arbás. Este establecimiento es muy recomendable, tanto por su buena relación calidad-precio como por el trato y la cocina de la señora Matilde.
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Precioso, he tenido la suerte de visitar varios de estos lugares y son maravillosos. Unas fotos increíbles. Un saludo
Bonitas las fotografías y bueno el reportaje. Pero hay un «pero», valga la redundancia.
No sé de donde ha salido eso de Arbás (con el acentito de marras).
Toda mi vida he visto (escrito) y oído (a los naturales del país sobre todo)
Arbas
Debe ser algo «muy modelno».
excelentes fotos muy hermoso casares de arbas
Revisen la publicación.
ARBAS, sin tilde. Palabra llana que alguien de la administración convirtió en aguda por obra y gracia de su lubre albedrío.
Consulten a los expertos – o al propio ayuntamiento de Villamanín- y corroborarán lo que les comento.
Felicitarles por su buena página
¡¡Gracias!!