Fin de viaje en Viena

Rincón del Trotamundos. 13/6/2014


Si uno entra en Viena por la Ringstrasse, amplia avenida que rodea el centro de la ciudad, se queda inmediatamente admirado de la gran cantidad de imponentes edificios y palacios que se pueden ver en todo el recorrido: la Universidad, el Burgtheater, la Iglesia Votiva, los museos de Historia del Arte y de Historia Natural, el Parlamento, la Ópera …. y muchos más, imposible recordarlos todos. Por lo tanto, la primera sensación que se percibe en Viena es de esplendor, y también orden y limpieza.

Y para esplendor, uno de los palacios más visitados: el palacio imperial Hofburg, que fue residencia de la realeza austríaca. El palacio alberga un museo, la biblioteca nacional, la escuela de quitación española y cientos de salones, además de ser residencia del presidente de la república. La escuela de equitación puede visitarse, aunque  en la época estival puede no haber caballos allí. Siempre queda el recurso de pasear en los coches tirados por caballos, que no está nada mal, salvo por el precio.

Si tanta grandeza nos abruma, podemos regalarnos con una paradita para admirar la fachada gótica del ayuntamiento (Rathaus) y tomar algo en las terrazas del Rathauspark, quizás incluso con música en directo. Como será un regalo pasear por cualquiera de los estupendos espacios verdes de esta ciudad: Volksgarten, Burggarten, El Prater, o el parque pon donde anduvimos con la bici que no recuerdo cuál es,

Otra alternativa es acercarnos al puro centro de Viena: la catedral gótica de San Esteban; sus torres, los tejados  de colores  formando diseños geométricos y escudos, las vistas de la ciudad desde lo alto, los portales… todo ello bien vale una visita, pues por algo está declarada Patrimonio de la Humanidad. Y a partir de aquí callejear  al gusto de cada cual, por callejas medievales o por las elegantes avenidas donde están las tiendas de las marcas más lujosas y prestigiosas de esta parte del mundo.

Pero también habrá que comer, beber y dormir; todo el mundo probará una cerveza (o mejor varias), los vinos de la región, salchichas, carnes y embutidos típicos; y para los golosos un cafetito con la popular Sachetorte es realmente un final feliz para la visita a una ciudad deliciosa. Después del largo viaje, y la buena comida, buscamos un Oh-Vienna para descansar y disfrutar de las vistas que ofrece al viajero la ciudad durante la noche desde nuestro confortable apartamento.

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