El pinar y los acantilados de Barbate

El Rincón del Trotamundos. 21/4/2014

En la gaditana costa de Barbate, entre la playa de Hierbabuena y el histórico cabo de Trafalgar, surge un conjunto de acantilados de arenisca que sobrepasan los 100 metros de altura. De las paredes de estos acantilados brotan hermosos caños de agua dulce que vierten sobre la playa. La cima de los muros de arena fósil esculpidos por el mar, son un excelente mirador natural sobre la costa de Tarifa, las azules aguas del Atlántico y las montañas del Atlas. Por el filo de los acantilados asciende la brisa del mar que humedece los tupidos bosques de pino piñonero, de entre cuyas espesuras emerge la Torre Almenara del Tajo, señorial y majestuosa, cuya cilíndrica construcción desafía desde tiempos inmemoriales el  tiempo y la mirada de los hombres.

La franja costera de la provincia de Cádiz, es una de las zonas litorales más bella de la comunidad andaluza. En su recorrido podemos descubrir entre la tierra firme y el mar, hermosos y solitarios rincones, donde la naturaleza y la historia guardan con sumo celo valiosos tesoros naturales y arqueológicos.

Desde las almadrabas de Barbate a Los Caños de Meca y Conil de la Frontera, se suceden kilómetros y kilómetros de fantásticas playas de fina arena, sólo interrumpidas por el conjunto de los hermosos acantilados que se yerguen sobre el Atlántico y el promontorio rocoso del cabo de Trafalgar, en cuya cima se alza el torreón del faro que escudriña permanentemente la lejanía del mar.

Para conocer esta parte del litoral gaditano y disfrutar de sus cuantiosas maravillas, que mejor que acercarse a la pequeña población de Barbate, situada junto a las marismas que forma el río del mismo nombre en su desembocadura. Esta milenaria ciudad de gran vocación marinera, se alza frente al mar en medio de un hermoso paisaje esculpido entre la llanura y el mar, entre el pasado histórico y el incierto futuro.

Según confirman los yacimientos arqueológicos de la zona, los asentamientos en esta parte de la costa gaditana se remontan al menos a la época de los fenicios. Precisamente a ese periodo histórico se debe la tradición pesquera del atún, para lo cual se utilizaba el sistema de la almadraba y la industria de salazón, tradiciones que los romanos, al invadir la Península Ibérica, continuaron practicando.

RUTA POR LOS ACANTILADOS

Nos acercamos caminando al puerto de Barbate para ver la descarga del pescado y disfrutar desde su excepcional ubicación, de los grandes acantilados de arenisca que son batidos con fuerza por el oleaje del Atlántico. En las alturas de estos los verdes pinos y la Torre del Tajo se asoman con sumo cuidado como si tuviesen miedo de ser atraídos por el viento marino hacia el vacío, con sus esbeltas siluetas nos invitan a subir hasta lo alto del mirador natural, para contemplar desde esta privilegiado atalaya el gran espectáculo que se tiene de la costa y los bastos dominios interiores.

Dejamos el puerto y nos encaminamos en dirección a la Playa de la Yerbabuena, situada entre la lonja y los bloques de arenisca. Paseando por la arena podremos disfrutar de momentos inolvidables y de su excepcional belleza. A continuación comenzamos despacio la subida por el repecho, buscamos entre la maleza un pequeño sendero que asciende en zigzag hasta ganar la parte más elevada del terreno. Durante la subida, volviendo la vista atrás alguna que otra vez para contemplar el paisaje, descubriremos la Ensenada de Barbate, el pueblo de Zahara de los Atunes, la Playa de la Yerbabuena, y las Sierras del Retín y la Plata. Si el día es claro podremos distinguir a lo lejos la Cordillera del Atlas, en el continente africano. En la subida nos encontraremos con algunas construcciones. El molino del agua que antaño abastecía la Almadraba y la Cantera, de la que se extrajo la piedra para el puerto de Barbate.

Una vez en la cima, el camino se introduce en el pinar y comienza a retorcerse como una serpiente siguiendo el mismo borde de los acantilados. La primera construcción que encontramos en lo alto es la histórica Torre del Tajo. Durante el siglo IX aparecen en nuestras costas los vikingos, cuyos ataques a las poblaciones asentadas en el litoral eran permanentes. Por ello, los árabes levantaron una cadena de torres almenaras a lo largo de toda la costa, hoy desaparecidas casi en su totalidad. A los vikingos los siguieron los Turco-berberiscos y ante la inseguridad que estos continuos ataques suponían para la población del lugar, se construyeron en el siglo XVI una nueva cadena de torres defensivas, a esa época pertenece la Torre del Tajo y la de Meca, situadas ambas en el interior del Parque Natural de Los Caños de Meca.

Estas torres, a pesar de estar artilladas cumplían una misión exclusivamente defensiva de prevención. Desde las mismas se avisaba con señales de humo o fuego, dependiendo si era de día o de noche, de la llegada del enemigo y se disparaban cañonazos. La torre del Tajo tiene forma de tronco, mide 13,5 metros de altura, un diámetro de 9,15 metros y un perímetro basal de 38,6 metros. Esta situada en lo más alto del acantilado. Desde su cima se abarcan grandes extensiones de tierra firme y un larguísimo trecho de las costas gaditanas, perdiéndose la mirada por el horizonte.

Pasada la torre continuamos camino por el pinar en dirección a la pequeña población de Los Caños de Meca. La masa de pinos piñoneros ya en el interior del Parque Natural, la mas extensa de la provincia de Cádiz, domina el paisaje, si bien suelen estar acompañados en muchas ocasiones por otras especies vegetales que se han adaptado a las condiciones climaticas del terreno, como son los palmitos, la única palmera autóctona de toda Europa, el acebuche, las sabinas, los madroños, los enebros y el roble, además de numerosas especies florales, que contribuyen, durante las estaciones más húmedas, a embellecer el ya de por si hermoso paisaje.

Al asomarnos a los bordes de los acantilados que separan la playa de los pinares, para contemplar el espectáculo que se produce al ser las paredes abatidas por el oleaje, descubrimos posados en las rocas de arenisca, en las grietas, o sobrevolando el precipicio, una numerosa colonia de aves, que han encontrado en estas paredes un refugio inexpugnable para la cría de sus polluelos. Entre estas aves destacan por lo extraño del lugar elegido para su morada, la garcilla bueyera con más de 3.000 parejas. Esta especie comparte territorio con la garceta común y la gaviota patiamarilla. En la roca también nidifica el halcón peregrino y el cernícalo común. Cuando estos millares de aves blancas sobrevuelan los acantilados, el paraje se llena de belleza y color y tiene lugar uno de los espectáculo naturales más maravillosos del Parque Natural de los Acantilados de Barbate.

Yoli Marín, Los Caños de Meca, Barbate

Tras recorrer por el filo los acantilados emprendemos el descenso hacia  la playa, a la vez que disfrutamos del bello paisaje que nos ofrecen los kilómetros y kilómetros de limpia arena y la silueta del faro de Trafalgar que se adentra en el mar. Bajamos hasta la ensenada de Los Caños de Meca, de larga tradición nudista y retrocedemos un poco hasta situarnos bajo los acantilados, para contemplar las laminas de agua dulce que vierten desde los altos paredones al mar y hacen las delicias de las aves y de los visitantes que saben de su existencia. Continuamos camino por la playa en dirección al Cabo de Trafalgar, un montículo rocoso que se adentra en el Atlántico. Frente a este cabo tuvo lugar, el 21 de octubre de 1805 una de las más memorables batallas en la que la armada inglesa derrotó a la coalición franco-española, en un duro combate naval que costó la vida a numerosos marinos.

Para los que gustan de disfrutar de los atardeceres silenciosos e idílicos, el cabo de Trafalgar es el lugar ideal. Aquí la luz suave y roja del astro solar, realza la belleza hasta limites sobre naturales y encandece la arenisca de los acantilados situados en sentido opuestos al sol. En esos minutos finales del día, el esqueleto humano que pisa descalzo sobre la arena humedecida por el agua salada, se deja llevar por el oleaje a través de los pensamientos, al tiempo que viaja sin temor hasta los fondos marinos y rememora la gran batalla que un lejano día tuvo lugar en este sitio.

Como la distancia a recorrer por la costa no es mucha y nos sobra bastante tiempo, es aconsejable continuar camino por la playa en dirección a Conil de la Frontera. Tras caminar un kilómetro escaso tomamos por un camino carretero que sale a la derecha y se interna a través del denso pinar en el interior del parque. El camino cruza la carretera local y nos lleva hasta las abandonadas ruinas de la basílica visigoda de San Ambrosio, construida en el S. VI. Un lugar mágico, donde la luz suave que se filtra por entre los pinos y la siempre olvidada historia, se funden apasionadamente en las decrépitas paredes de este antiguo monumento levantado por el hombre sobre la tierra arenosa de la costa gaditana.

Durante el mes de mayo, en Barbate, Conil, Tarifa y Zahara de los Atunes, programan durante un mes distintas actividades para conmemorar la llegada del atún. La Ruta comienza el 9 de mayor en Conil, que alcanza ya su XVIII edición, día en el que se celebrará la VI Muestra de la tapa de Atún, en la Plaza de Santa Catalina y continua por las demás poblaciones costeras.

Pesca de Almadraba, TOÑI FLORES CEBRIÁN

Pesca de Almadraba, TOÑI FLORES CEBRIÁN

Guía práctica

Desde el puerto de Barbate, lugar de inicio de la ruta, hasta el Faro de Trafalgar, siguiendo la senda de los acantilados, se contabilizan unos 9 km. Desde el Faro hasta la basílica de San Ambrosio 3 k. y seis km. más de regreso al lugar de partida (Barbate).

La ruta descrita se pude realizar en unas 5 horas, durante la cual podremos disfrutar del paisaje, los monumentos del lugar y la rica flora y la fauna del parque, y si el tiempo lo permite darnos un buen baño y tomar el sol en las hermosas playas de los Caños de Mecha y Conil.

ACCESOS

La carretera N 340 Cádiz-Tarifa discurre al norte del espacio natural de Los Acantilados de Barbate. De Vejer de la Frontera parte una comarcal que accede a Barbate y una segunda que lo hace a Caños de Meca, estando unidas ambas poblaciones por otra carretera comarcal.

EPOCA

Cualquier estación del año es buena para recorrer este parajes natural, si bien durante el verano la vegetación esta más seca debido a la falta de humedad por contra es un periodo excelente para disfrutar de las bellas playas y de los sosegados baños.

EQUIPO

Botas de senderismo, o zapatillas de deporte, una mochila para llevar algo de ropa, cantimplora con agua, crema solar si es verano y gafas de sol. No estarán demás unos prismático.

FAUNA

En los acantilados del Parque se encuentra la única colonia de garcillas bueyeras que anida en el litoral. Al abrigo de estos verticales paredones calizos tienen su hábitat multitud de gaviotas y grajillas. En el pinar crían algunas rapaces como el cernícalo, el halcón y la lechuza. Por la situación del parque, es paso obligado de muchas aves migratorias en su desplazamiento entre Europa y Africa.

FLORA

El árbol característico de este Espacio Natural es el pino piñonero, que cubre la parte alta de los acantilados y constituye un buen ejemplo de bosque y matorral mediterráneo. Otras especies vegetales muy comunes son la sabina, el enebro, la jara, el romero, lavanda y el palmito. La variedad de especies se completa con la interesante flora que crece en las zonas húmedas de los manantiales formada por musgos y otras pequeñas plantas. Hay que destacar también la flora marina y en particular las praderas de posidonia que se extienden a lo largo de la costa.

DIFICULTAD

El recorrido por los Acantilados y el pinar de Barbate, no entraña ninguna dificultad. Sólo al principio del camino hay que subir desde el nivel del mar hasta una altitud de 160 metros. El resto del recorrido se hace por terreno llano con pequeñas bajadas.

DURACION

El tiempo empleado en el trayecto es relativo, todo depende de lo que dediquemos a contemplar el paisaje y a disfrutar de las riqueza natural y paisajista .

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One thought on “El pinar y los acantilados de Barbate

  1. Magnifica pagina, me he quedado de piedra.Mejor que todas las revista de turismo que he visto. Para completar os digo 3 sitios para comer o tapear: El Campero, nº 1 en la península en atún, La taberna de Abelardo, sus tapas sorprende, el sitio es una taberna familiar de primero de siglo XX. Y Bar el Camarón, tan pequeño como grande en la elaboración de sus guisos y tapas. Felicidades

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