El Rincón del Trotamundos. Javi. David. Alberto. Andrés. 30/7/2013
¿Conocer una cultura sorprendente y diferente? ¿Escalar en un paraíso de roca? ¿Visitar Marrakech? ¿Dormir en el desierto después de un viaje en dromedario? Para hacer todo esto os facilito un pequeño resumen de lo que ha sido nuestro fabuloso viaje a Marruecos y disfrutar de este fantástico país y de las vías de escalada que encontramos en las paredes del Todra.
En Marruecos todo está sujeto al regateo, las cosas no son nunca lo que parecen. Una vez en el país, teníamos pensado alquilar un coche para movernos por las distintas zonas que pensábamos visitar, pero visto lo visto, decidimos compramos un coche de segunda mano en España y venderlo al final del viaje en Marruecos. El coche nos proporcionó mucha libertad y independencia y nos permitió recorrer sin problema, todas las zonas que teníamos pensado visitar, además el gasto del coche fue mínimo, prácticamente lo vendimos por el mismo precio que nos había costado, lo único el gasto que hicimos en el combustible.
Llegar a Tineghi (el pueblo más importante cercano a las gargantas ) no es fácil, hay que conducir unas 5 horas para conseguir atravesar todo el Atlas, pero las vistas están aseguradas: valles verdes, montañas nevadas, paisajes desérticos, pueblos de montaña construidos en arcilla, gente vendiendo todo tipo de cosas en la carretera… Como precaución indicar que conducir de noche es toda una aventura ya que casi no existen las farolas y la gente tiene costumbre de andar por la carretera con ropa muy oscura… Y como ejemplo de la dureza de los puertos os comento que vimos salirse un camión justo delante de nuestro coche, con la suerte de que no le pasó nada al conductor.
Una vez en Tineghi se coge una carretera hacia las gargantas, existen infinidad de posibilidades de alojamiento, desde «campings» (entre comillas porque sólo son sitios para poder aparcar la caravana) hasta hoteles de bastante calidad e incluso otros situados debajo mismo de las grandes paredes de la garganta. Nosotros paramos por casualidad en el hotel Zakar Charif, con gente muy amable y acogedora, buena comida y habitaciones decentes. Después de presionar un poco con el precio conseguimos media pensión por unos 15€ diarios.
En los alrededores de la garganta hay distintas cosas que hacer si no se quiere escalar, alguna ruta de senderismo, llegando incluso a las gargantas del Dades, pasear entre el gran oasis que comienza en la garganta, visitar algún que otro pueblo abandonado de arcilla recorriendo sus intrigantes y desérticas callejuelas, recorrer los caminos con una bicicleta de montaña, etc.
En cuanto a la escalada decir que es un paraíso de roca, con itinerarios de gran calidad en deportiva tipo bordillo, deportiva en rutas de muuuchos largos e incluso itinerarios sin equipar para las almas más aventureras. Todavía hay posibilidad de abrir gran cantidad de vías. La roca es caliza rojiza de una adherencia excepcional. El equipamiento es regular (aunque también los hay muy buenos en algunos sectores), los seguros suelen alejar (los hay de parabolt y también de spit) y las reuniones suelen tener dos seguros con un cordino uniéndolos… Los sectores pueden estar en la misma carretera o a media hora andando (para mi gusto los mejores y más impresionantes)
Tantos días de escalada dejan a uno «molido», por lo que decidimos tomarnos un día de descanso visitando el desierto Erg Chebbi situado casi en la frontera con Argelia. Es un desierto de arena rojiza con unas dimensiones de 9 km de ancho por unos 60 de largo. Desde las gargantas se puede tardar unas 3 horas en coche por carreteras un poco mejores que la que atraviesa el Atlas. En el camino se puede visitar un museo de fósiles muy recomendable, claramente identificable por tener el esqueleto de un dinosaurio a la entrada. Una vez en Merzouga, pueblecito situado en el comienzo de las dunas, las opciones de alojamiento son abundantes.
Para dormir se puede elegir dormir en una terraza de un hotel, en el comentado camping para caravanas, en un hotel normal o contratar una viaje a un oasis situado en el centro de las dunas. Nosotros nos decantamos por la última opción, un buen regateo nos dejó un saldo de 25€/persona por un viaje de ida y vuelta al oasis en dromedario de 2 horas (situado en la base de una de las dunas más altas), cena en el desierto y desayuno en el hotel contratado. De esta forma se puede disfrutar de una puesta de sol que dejará huella, si hay suerte, de una velada con el guía de los dromedarios (Hamid fue el nuestro, todo un artista tocando la armónica, el yembé, la flauta y animando el cotarro), una noche en una Jaima (tienda en el medio del desierto) y un bonito amanecer.
Abajo los integrantes de la aventura, de izquierda a derecha Javi, Ana, David y Andrés (el que narra está detrás de la cámara 😀 )
Para terminar con buen sabor boca el viaje (si es posible mejorar lo ya vivido), no hay que perderse Marrakech. Ésta es una ciudad con infinidad de zocos (la mayoría para turistas), callejas y la plaza Jemaa El Fna, donde uno se puede tomar un zumo recién exprimido por 0,5€, cenar una infinidad de cosas por un precio razonable y «disfrutar» de su ajetreada vida con los músicos, vendedores, chicas queriendo pintarte con Henna, cazadores de turistas con prisas por hacer compras, etc.
El tema del alojamiento va desde lujosísimos hoteles hasta hostales, nosotros tuvimos la suerte de alquilar un apartamento enorme por unos 80€ para dos días, lo cual está muy bien de precio para lo que se pide por la zona.
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Muy buen articulo.
Tan buena descripción que quedan ganas de ir.
Si queréis ayuda y/o consejos en vuestra excursión a la zona.
Somos nativos y con muchos años de experiencia.
Saludos y buen viaje.
Lahcen Ait Akki