Viaje Astur Galaico, entre Soto de Luiña y Luarca

 

RODANDO EN BTT POR LOS CAMINOS DEL NORTE (III)

El Rincón del Trotamundos. Alberto Vicioso, José Acera. 16/11/2012

Faro de San Agustín

Una mañana un poco movidita en el albergue de Soto de Luina, alguien se excedió con el vino o con otros vicios y el caso es que los servicios amanecieron, como dicen los asturianos, «totalmente potaos», y por ello hemos tenido una pequeña revuelta entre peregrinos y Pepe el hospitalero, pero nada, luego todos tan amigos. La verdad es que Pepe es un buen tipo que se preocupa por el funcionamiento del lugar y no le gustan ni a él ni al resto que haya gente en estos lugares que no muestre un poco más de respeto. Bien, nos despedimos de nuestros compañeros de cena, el amigo cocinero y su acompañante y nos disponemos a emprender un nuevo día. La verdad que esto de los albergues engancha, y se puede escribir un libro más que entretenido…

Arrancando otro día más, en Luarca

Arriba con la bici que viene el primer «arreon» y esto solo acaba de empezar. Vamos camino del CaboVidio, un lugar sorprendente con acantilados de los que imponen respeto y a su vez te quedas pasmado durante minutos y mas minutos, como nos pasa a nosotros extasiados por los lugares y la dedicación a la fotografía y al placer de mirar por mirar, que en el fondo es a lo que hemos venido.

Callejeamos por las cuestas del viejo Luarca

Desperezados del ensueño nos dirigimos a una playa insólita, singular; «El Silencio”, cantos rodados, roca sedimentaria, cortados vestidos de bosques que la ocultan, un placer para los sentidos.

Diferentes caminos, por el de hierro retornaríamos días más tarde de nuestro viaje

Nuevamente nos obligamos a salir de este lugar para continuar nuestro camino, ahora no es fácil acercarse al mar, y tenemos que mantenernos fieles a la N-642-A, pero no nos importa pues es una carretera poco o nada transitada, (por lo menos en esta época), y ello nos permite disfrutar de sus interminables curvas, rampas de subida, y sin solución de continuidad bajadas, que avivan nuestra ruta y máxime con el calor del día de hoy,     EXCESIVO, por ello habría que seguir el consejo que nos dio hoy un paisano astur, “vos bañáis, vos ducháis, un cantarín y a dormir»…a que gusta el consejo…

Los dos viajeros disfrutando de hacer fotos

Cabo Busto no ofrece vistas especialmente interesantes, aunque debe de ser visitado. Aun así  de inmediato nos dirigimos a «Playa Cuevas», una ensenada en la que podemos, además de comer, apreciar lo devastador que llega a ser el mar con su fuerza arrastrándolos cantos de la playa formando auténticos muros de piedra.

Parte de nuestro recorrido por el Cantrábrico… y las vueltas que da

Desde aquí y a través de insufribles rampas, llegamos a Luarca, su Puerto y Faro nos saludan en la llegada, al igual que un grupo de mujeres que preparan una ofrenda floral pero curiosamente no con flores, ¡con sales de baño! Este pueblo eminentemente pescador, se alza alrededor de su puerto y en su lonja aunque tarde, todavía llegamos a la subasta diaria.

Playa de Barayo, solitario y hermoso lugar

Nos dividimos, uno a buscar el albergue, el otro a una tienda de reparación de bicicletas, ya que la de Alberto lleva unos kilómetros con un fallo que no somos capaces de detectar y arreglar. Pues bien, sorpresas agradables en ambos casos, Suso que así llaman coloquialmente al mecánico de bicis, es un hombre ya jubilado, pero lleno de vitalidad y de ideas para encontrar soluciones a todo, reconocido y querido en su pueblo, un buen hombre sin duda.

Una bajada para recordar, playa de Barayo

La otra grata sorpresa la encontramos en el albergue, Fran y Milagros, muy cuidado dentro de lo humilde de sus posibilidades, y con mucho interés por ofrecer cariño y hospitalidad al peregrino. Sin duda este andaluz de Huelva acogido en Asturias merece tenerlo en cuenta y por ello, desde aquí nuestra sincera recomendación de visitar este albergue para todos los que peregrinen por estos lares.

Mapa de la etapa

Un total de sesenta y tres kilómetros en este día.

Entre Soto de Luiña y Luarca.

Desnivel positivo de seiscientos noventa y nueve metros.

La noche en el albergue de peregrinos de Soto.

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