Las Villuercas, escalada en el reino de los Apalaches

El Trotamundo. 23/11/2011

Esta parte de Extremadura es todavía hoy, en muchos sentidos, un rincón del mundo por descubrir. Su paisaje de sierras y grandes extensiones de encinares, salpicados por charcas, cursos fluviales repletos de flora y fauna, que desembocan en pequeños embalses. Rebaños de ovejas merinas, cabras y manadas de cerdos pastando en el campo, acompañados por garzas, grullas y buitres que sobrevuelan el cielo, algo así como una estampa bíblica en la que reina la armonía. Todo el territorio esta poblado por pequeños pueblos, y caseríos que conservan la cultura y las tradiciones del mundo rural, heredada de las pasadas generaciones.

Cabañas del Castillo cuyas casas se asientas en plena, junto al pico del Castillo y el Cancho del Buitre. Esta población esta rodeada de olivos, jara tomillo y brezo, que inundan con su aroma el pueblo. En lo alto del roquedo se alzan los restos del castillo del XIV que conserva parte de sus murallas y la torre del homenaje de planta cuadrada, que perteneció, al igual que la población, a la familia Álvarez de Toledo y después al duque de Frías. De la iglesia parte un sendero que rodea el Pico del Castillo para situarse en la vertiente norte de este por donde se accede hasta la torre, un mirador natural sobre el paisajes montano de la comarca, difícil de olvidar para el viajero.

En la plaza mayor de Cabañas se conserva, bajo las ramas de una vieja morera, el antiguo rollo o picota, donde se administraba la justicia y al lado de este, el edificio de la cárcel del pueblo. La plaza es como un balcón que se abre sobre los tejados del pueblo, las grandes extensiones adehesadas y las cuencas fluviales de los ríos Rueca y Almonte. Pegada al Pico del Castillo, se levanta la iglesia de Nuestra Señora de la Peña, construida en mampostería y ladrillo, cuenta con una portada de estilo mudéjar que recuerda al Monasterio de Guadalupe.