Una mirada viajera a los contrastes de Río de Janeiro

Jose Luis

Primer día y después de lujosos alojamientos, subida al monte Corcovado para ver las impresionantes vistas y al Cristo Redentor. Segundo día viaje en teleférico para subir al Pan de azúcar, con igualmente preciosas vistas.

 

Visita al sambódromo, que la verdad, nos desilusionó bastante, pues es una calle normal y corriente con gradas de cementazo (en carnaval, por estar sentados en estas gradas, cobran nada más y nada menos que 300 dólares; una pasada).

Los hoteles impresionantes (4 y 5 estrellas, todos ellos con buffet en las comidas y deliciosas frutas exóticas en los desayunos). Tercer día visitas a la ciudad con sus barriadas típicas y visita, de lejos, las favelas.

Después, viaje hasta la población de Búzios, en donde nos alojamos en un Resort con rocódromo, piscinas varias, tiro con arco, trapecio… Al día siguiente, paseo por las playas en barco de vela al ritmo del movimiento de las brasileñas.

 

 

 

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